Escogí la carrera de abogado porque pensaba que era bueno defender las causas justas.
Con el tiempo, hube de asimilar que nuestro sistema de justicia en México, no guardaba las condiciones necesarias para convivir en un perfecto estado de derecho. Pero como dice el dicho, “es lo que hay, y con eso se trabaja”.
A los que somos entendidos de la ley, nos apasiona el conocimiento de Justiniano, y su gran aportación a la humanidad. “Dar a cada quien lo que en justicia se merece”, es una máxima muy profunda, y vigente hasta nuestros días.
Viene al caso el día de hoy, por el escandaloso incidente que envuelve a la persona del afamado padre Aristeo Baca en Ciudad Juárez
Es acusado de violar a una pequeña de 11 años y según las declaraciones la menor, el problema para el padre Baca es mayúsculo.
La sociedad se vuelca en opiniones unos lo condenan anticipadamente, mientras que otros, la iglesia al menos, lo justifica y protege calificando su posible comportamiento delictuoso, como un pequeño error que es perdonable.
Mal y de malas
Apenas la semana pasada, el senado de la república aprobó en lo general y particular la reforma constitucional al artículo 19 en materia de prisión preventiva oficiosa.
Y de entre los principales delitos que serán sujetos a prisión preventiva, lo encabeza el abuso o violencia sexual contra menores.
El caso del padre Baca será una prueba de fuego para la justicia fronteriza.
Unos lo quieren quemar en leña verde, y otros desean que su pena sea benevolente, si fuese culpable.
No especulemos. Que sea juzgado como cualquier otro mortal, y si del juicio se desprende culpabilidad que pague su responsabilidad.
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