El pueblo chihuahuense reclama de su gobernante mayor atención para la solución de la problemática que nos aqueja.
Sin embargo, el reto para Javier Corral Jurado, es ya imposible de solventar.
Nació para ser un gran orador, dueño de la elocuencia y el manejo de la palabra.
Pero de la palabra hueca.
Embaucador, y amigo de la mentira.
Confieso que hubo un tiempo en que le creí.
En aquella época cuando trabajé para mi amigo el ingeniero Andrés Carvajal, quien a la sazón era el subsecretario de obras públicas en la zona norte.
Aunque pensándolo bien, nunca le creí. Más bien quise creerle, por sugerencia de Andrés, a quien se le llenaba la boca en halagos hacia él.
Pues lo consideraba además de su amigo, el hombre con la capacidad creativa suficiente, para postular las condiciones propicias en aras de la entidad; que según nos explicaba el gobernante, se encontraba en las profundidades de la ignominia merced al atraco de César Duarte Jáquez y su equipo de ladrones.
Más tarde se convencería el mismísimo Carabajal, que no había madera de gobernante en ese cascarón de ornatus y elocuencia.
Ah, y que tampoco era su amigo.
Montado en su corcel de la soberbia, Javier Corral, ha descabezado a sus mejores amigos, compañeros de lucha, y compadres, con tal de llegar al poder.
De ello dan testimonio, quienes le han creído y posteriormente sucumbido al engaño y la traición.
Ahora le toca al pueblo de Chihuahua sufrir el engaño y la ineficiencia.
Casi tres años ya del arranque de su administración y la cantaleta es la misma… ¡No hay dinero y háganle como quieran!
Escamotea el salario de los trabajadores de ICHISAL, los maestros, y muchos miembros de su gabinete.
Ha despedido de manera irracional al 35% del equipo de gobierno.
Muchos de ellos sin las indemnizaciones a las cuales tienen derecho.
¡Pésimo administrador!
Y entre que pasea a sus mascotas, juega golf, y organiza sus carreras pedestres, se inventa actividades en el interior del país para ganar reflectores en proyectos que nada tienen que ver con el gobierno de Chihuahua.
Conforme pasa el tiempo se le van agotando imaginación y posibilidades.
Se la pasa entre reclamos y pataletas.
Su más reciente espectáculo, fue la ridícula presentación de una insustancial controversia constitucional para solicitar la entrega de los recursos del fondo minero.
Dinero que no pasará por sus manos, pues por mandato presidencial, será entregado directamente a los beneficiarios.
Enganchó a una veintena de presidentes municipales igualmente sin quehacer, y se fueron a pasear a la Ciudad de México. Porque no tendrán resultados favorables a su causa.
Me he preguntado; como quizás usted lo ha hecho también, estimado lector… ¿Por qué lo hace?
¿Por qué abandona su trabajo para dedicarle tiempo a lo insulso?
La única respuesta que nos queda es… Lo hace ¡SÓLO POR JODER!
Raúl Ruiz
Abogado. Analista Político. Amante de las letras.
CARTAPACIO, su sello distintivo, es un concepto de comunicación que nace en 1986 en televisión hasta expanderse a formatos como revista, programa de radio y redes sociales.
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