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    diciembre 23, 2024 | 1:58

    DESDE EL PARALELO MAGNÍFICO: Nobleza diamantina contra un farsante (10-2)

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    << 10-1 Nobleza diamantina contra un farsante

    Dado el carácter pionero de este inmenso esfuerzo por poner un pie en otro planeta, naturalmente los primeros humanos en Marte serán científicos y técnicos. Estos hombres y mujeres llevarán sus especializados conocimientos a nuestro segundo vecino más cercano en el sistema solar para enfrentar los múltiples retos que éste presenta y sobrevivir en él; para estudiarlo, explorarlo y entenderlo desde todos los ángulos científicos posibles y para, paulatinamente, crear condiciones de vida para las futuras expediciones de exploradores, colonos y ciudadanos comunes al planeta rojo.

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    Las reglas, métodos y formas entre los primeros habitantes de Marte estarán fundamentalmente definidas por los criterios filosóficos, democráticos y de justicia prevalecientes entre hombres y mujeres de ciencia y de técnica, respaldados por sus respectivas agencias espaciales y países de origen.

    Con la llegada de más seres humanos, eventualmente la población marciana adquirirá la diversidad cultural característica de nuestra especie, convertida ya en biplanetaria. A Marte llegarán después, desde luego, artistas, comerciantes, periodistas, políticos, turistas y el ciudadano común. Pero también llegarán pseudocientíficos y charlatanes. En su momento, Marte no será tampoco inmune al irracionalismo, al mito, al esoterismo y a las ideas medievales en pleno siglo XXI.

    El utericismo, uterismo o también llamado la teoría del útero rector, es un movimiento cuyo origen puede rastrearse hasta el año 2021 en la Europa occidental, el cual según algunos especialistas cae dentro de las corrientes esotéricas prebiplanetarias de la tercera década del siglo XXI en la Tierra. Este movimiento, surgido entre ciertos académicos fundamentalistas de la comunidad médica, sostiene que el útero de las mujeres, particularmente de aquellas que han sido madres, determina la personalidad y el futuro de aquellos seres humanos nacidos de él.

    Como la astrología, en la que según sus seguidores los cuerpos celestes ejercen una influencia directa en el destino humano, el utericismo otorga al útero femenino un extraño poder “energético” no solo para determinar la suerte de todos los seres humanos, sino para ejercer una influencia permanente sobre ellos a lo largo de su existencia.

    De acuerdo al utericismo, nuestros destinos quedarán determinados por el diario acontecer en el útero de nuestras madres y por las sucesivas gestaciones de nuevos seres humanos en él. Así, el hijo o hija mayor de una familia verá modificado su destino ligeramente con el nacimiento de un segundo hermano o hermana, de un tercero, etc. Por otro lado, los hijos menores traen ya al nacer una “carga energética” adicional proporcionada por sus hermanos mayores y transferida a ellos al nacer a través del útero de la madre común. “Histerectomía” es un término prohibido en la corriente utericista, condenado en la práctica médica por sus seguidores.

    Convencido de toda esta serie de principios pseudocientíficos o decididamente falsos, en lo absoluto respaldados por experimentos controlados u otro tipo de pruebas reproducibles, Pierre Auguste Montplat arribó a Marte haciendo un estrepitoso derroche de su idioma natal, el francés, siendo fiel al conocido celo nacional que los hijos de De Gaulle muestran por su lengua. Arbitrariamente y desdeñando el inglés como la lengua internacional oficial en Marte, el psicólogo de facto imponía el francés en todas sus comunicaciones e interacciones personales con los colonos. Eran comunes también sus sarcasmos y críticas de corte nacionalista en contra de los miembros de esta comunidad, por ejemplo durante las misiones de exploración a las que de buena fé era invitado por colegas norteamericanos y chinos. Este fue solo el inicio de la creciente aversión de la colonia hacia Montplat, donde muchos no entendemos francés.

    Siendo su especialidad la psicología clínica, el Consejo envió a Pierre Auguste a este planeta para brindar apoyo psicológico a la comunidad de colonos en general, pero poco a poco fue siendo evidente la especial atención y el prolongado tiempo que este individuo dedicaba a la comunidad femenina de colegas aquí. Sus intenciones empezaron a ser claras: difundir a través de su consulta profesional la absurda filosofía utericista. Leneth Rittenhouse, la bióloga norteamericana, fue su primera víctima. En condiciones normales una mujer de extraordinario dinamismo y entereza, según Canis quien la conocía de algunos años de colaboración profesional en la Tierra, Leneth se vio severamente afectada por la trágica y prematura muerte de su hermano Draven justo al aterrizar ambos aquí en 2030.

    Al correr de los meses y años, motivada y fortalecida por los avances en sus investigaciones acerca de las correlaciones entre primitivos terrenos lacustres marcianos y condiciones para la vida, Leneth fue recuperándose de semejante trauma y penosamente dando sentido día a día a su estancia en este hostil ambiente planetario. El apoyo permanente del Dr. Barnard fue vital para Rittenhouse en este proceso. A partir de la llegada de Montplat a Marte, sin embargo, todo ese avance se vino a pique y Leneth empezó a caer en una inesperada depresión. La talentosa bióloga era aun vulnerable.

    Montplat comenzaba sutilmente a manipularla psicológicamente, sugiriéndole que ella “debería cumplir cabalmente la penitencia” asociada a la muerte de su hermano Draven, de acuerdo a los dictados de la corriente utericista. El francés sabía que en la Tierra la salud de la madre de los Rittenhouse no era buena, por lo que aconsejaba “profesionalmente” a Leneth “curar” el útero de su madre dañado según él a partir de la tragedia de Draven, pues de acuerdo al utericismo ciertos eventos ocurridos a la descendencia (Draven) podrían ser tan violentos o catastróficos como para afectar, en un “retroinflujo” al “útero raíz” (el de la madre de Draven y Leneth), el cual a su vez afectaría negativamente la psique, la salud y el bienestar del resto de la descendencia (Leneth misma) a través de un “postinflujo uterino”. En suma, Leneth debía romper este círculo vicioso de influjos y contrainflujos uterinos que involucraban a la familia Rittenhouse entera, según Montplat.

    Leneth rompió finalmente con los influjos… ¡ pero con los de Montplat mismo ! Fue el día en que el psicólogo sin escrúpulos le pidió en una consulta, como compensación por el “enorme apoyo profesional brindado”, la cesión de parte de sus derechos como investigadora para decidir el destino del 25% de las ganancias económicas resultado de investigaciones y hallazgos científicos en Marte. Leneth se retiró y jamás volvió a dirigirle la palabra. A partir de ese momento mágicamente su salud emocional volvió. El hecho llegó a los oídos de Canis, quien con su temperamental naturaleza abordó al francés reprendiéndolo enérgicamente. Encarar a un Canis enfurecido es una experiencia aterradora, muy poco común y nada recomendable. Pierre Montplat la vivió en carne propia.

    Este suceso venía relacionado con un desafortunado episodio anterior, durante el cual Montplat realizó una furtiva campaña premeditada entre colonos, convenciéndolos de manera personal de revocar la decisión de Brix Ramsey, apoyada por la colonia y el Consejo, de dirigir a México el 25% de las ganancias económicas resultado del reciente hallazgo en el Cráter Diamantino. Kayden Tremaine —irónicamente un canadiense de ascendencia francesa— paró en seco a Pierre Auguste cuando el utericista lo citó en el RECOM, una zona relativamente neutral de la Antoniadi. El Dr. Tremaine no lo dejó hablar y simplemente, muy a su estilo directo y firme le dijo a Montplat que todos aquí estaban muy orgullosos y satisfechos de que ese 25% beneficiara un programa de alimentación y educación de niños “en la tierra azteca de Gutiérrez Pedregal” y que no había marcha atrás. Dejó al francés con un palmo de narices, dio media vuelta y volvió a su laboratorio. El psicólogo francés se vería beneficiado por una transnacional en la Tierra si lograba redirigir ese 25% a la Guayana Francesa.

    null 7La nefasta influencia de Montplat alcanzó también a la muy joven Dra. Wen, a quien de manera sutil a través del distorsionado tema de la fertilidad propio del utericismo, mantuvo psicológicamente cautiva por un tiempo. Su experiencia con Daitana Turín fue de solo unos minutos: bastó para que el francés le sugiriera que su embarazo en Marte y el nacimiento de su hija parecían haber sido “dos eventos contrarios” a la “energía uterina” presente en el planeta. La argentina no sólo no volvió a tratarlo, sino que le perdió todo respeto profesional. Pero fue cuando Montplat mencionó públicamente que ese embarazo en Marte había sido “un error” cuando el mismo Robercht van der Blad, un hombre por naturaleza muy serio y callado, se manifestó en contra del pseudopsicólogo. No solo él, sino todos nosotros también como comunidad ante el Consejo, incluído el grupo de compatriotas de Montplat, los colegas científicos y técnicos franceses. El Dr. Barnard, médico titular de la Antoniadi, fue quizá quien tuvo las más grandes diferencias profesionales y personales con el psicólogo uterista, a quien siempre calificó de farsante.

    Pierre Auguste Montplat regresó a la Tierra antes de lo planeado, hasta el final envuelto en una nube de altanería y deshonestidad. Antes de ponerse el casco y salir de la estación a abordar el BFR que lo llevaría de vuelta a casa, en voz muy baja –pero aun registrada en el audio local de la Antoniadi— sus últimas palabras fueron “Mars, adieu et bon débarras” (Marte, adiós y hasta nunca), escupiendo el piso.

    En esta imagen, el modelo a escala de nave espacial ParMagnif III, construida y pintada a mano por los astrónomos del Parallelus Magnificus de UTEP. Vino a Marte en el 2030 y fue entregada, como un reconocimiento simbólico desde la Tierra, a los científicos y técnicos responsables de la exitosa instalación a pequeña escala en 2028 de los primeros WAVARs y MOXIEs en Marte, instrumentos para extraer agua y oxígeno de su atmósfera para el consumo humano.

    11-1 El llanto de un arquitecto>>

    Hector Noriega
    Héctor Noriega Mendoza

    Ponente. Investigador.

    Maestría en Astronomía (UNAM | NMSU) y Doctor en Astronomía por la Universidad Complutense de Madrid (UCM)

    Fundador de la Sociedad Astronómica Juarense, Cofundador del Proyecto Abel, Miembro de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, Miembro de la American Astronomical Society y Profesor de tiempo completo de Astronomía en UTEP.

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