<<Nobleza diamantina contra un farsante (10-2)

En 2017 un ingeniero estructural de la Universidad de California en San Diego anunció que, una vez en Marte, podríamos construir nuestras casas a partir de ladrillos hechos con regolito marciano, es decir, con materia prima directamente obtenible del suelo como es el caso de los adobes hechos de arcilla y arena en la Tierra. La condición es que, para cumplir su objetivo, los materiales del suelo marciano tienen que someterse a una alta presión durante la elaboración de tales ladrillos.

Por otro lado, la empresa norteamericana The Martian Garden ya produce hoy comercialmente mezclas simuladas de regolito (suelo) marciano que son requeridas con fines de investigación y divulgación científica alrededor del mundo. Estas mezclas se logran a partir del material basáltico obtenido de la montaña Saddleback, un volcán antiguo del desierto de Mojave en los Estados Unidos.

Cómo y de qué materiales construir los futuros hábitats, casas y estructuras en Marte es motivo de intensa investigación hoy en día. La NASA tiene abierto un concurso actualmente para elegir a los grupos de investigación y empresas con los mejores proyectos de construcción en el planeta rojo. Las propuestas son tan interesantes como variadas: desde el despliegue de hábitats ligeros, inflables y móviles hasta el uso de robots e impresoras 3D para edificar estructuras permanentes de diversos tamaños hechas con materiales propios del planeta, pasando por diseños compactos y modulares.

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De niño era bien conocido en la escuela por su invencibilidad en el juego del Jenga, es decir, por el dominio innato que poseía para mantener en equilibrio el centro de masa de una estructura vertical. De manera natural y para algunos mágica, por no decir imposible, el pequeño Walexander Bright lograba aún sostener en frágil equilibrio las enormes torres de bloques de madera que, todavía tambaleantes se resistían a colapsar y estrellarse estrepitosamente contra la mesa de la cafetería escolar.

Algunos envidiosos, fingiendo ocurrencia y rompiendo la expectación del momento y el asombro del resto de sus compañeros, sólo tenían que meter una mano entre la multitud para apenas tocar la torre de bloques creada por Walexander y desequilibrarla. El espectáculo terminaba, después del cual Bright era irremediablemente objeto de palmadas en cara, hombros y espalda, así como ocasionalmente del abrazo emocionado de alguna admiradora o de la felicitación personal de algún maestro o maestra que se encontrara presente.

Además de las delicias del Jenga, la niñez de Walexander P. Bright estuvo marcada por la vivencia de dramáticos tornados en su natal Missouri y por aquellos largos y espléndidos recorridos en barco por el río Mississippi, con toda su familia. Años más adelante y siguiendo apasionadamente su vocación, se formó como arquitecto en la Universidad Washington de San Luis, iniciando inmediatamente después su maestría en ingeniería estructural en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Missouri (Missouri S&T), motivado principalmente por dos descubrimientos independientes discutidos entre sus profesores y colegas en aquellos años: 1) el anuncio hecho en 2017 por el profesor Yu Qiao de la Universidad de California en San Diego de la posibilidad de elaborar fuertes ladrillos para construcción en Marte a partir de suelo (regolito) comprimido y 2) la noticia de que un ingeniero irlandés, Oisin Molony, había logrado integrar un microsistema de supervivencia compacto y modular tipo WAVAR-MOXIE a un hábitat de diseño básico (el propio departamento donde Molony vivía).

Decidido a llevar a cabo una demostración experimental completa de las ideas de Qiao, Bright se propuso como tesis de maestría construir un hábitat funcional básico que fuera estructuralmente resistente a las extremas condiciones en el planeta rojo, particularmente a sus fuertes vientos, y confirmar así la solidez de los llamados “ladrillos marcianos”. Walexander consiguió hacer tratos con una empresa constructora local y, elaborando él mismo la cantidad suficiente de regolito marciano recreado con la combinación más realista posible de componentes basálticos como óxido de hierro, aluminio y potasio, siempre con un porcentaje mínimo de agua, logró que en un convenio de investigación tal empresa produjera los mencionados ladrillos sometiendo su suelo “marciano” a fuertes presiones.

El motivado investigador, apoyado por sus propios compañeros de posgrado, construyó e instaló después tres modelos sencillos de hábitats portátiles —aunque indudablemente pesados— en tres locaciones distintas del estado de Missouri, uno de los cuales probó ser resistente a un intenso tornado que azotó aquellas latitudes. Se dice que el audaz Bright estaba tan seguro de la solidez de la pequeña casa móvil de ladrillos marcianos diseñada, construida y reforzada por él, que decidió permanecer dentro de la misma él solo mientras el tornado golpeaba con toda su fuerza a la población. Esta exitosa experiencia rápidamente se difundió por las redes sociales y por los noticiarios locales y nacionales simultáneamente a las inmensas pérdidas resultado del fenómeno natural. El proyecto de investigación en materiales con aplicación a superficies planetarias llegó en este caso muy bien recomendado a la NASA, la cual hasta ese momento no había prestado suficiente atención a la propuesta de Yu Qiao, confirmada rotundamente por Walexander con su modelo Bright en el contexto de una auténtica tragedia estatal.

Después de la obtención de su maestría, Bright se enfocó en brindar apoyo experimental a varias de las propuestas individuales de proyectos de construcción en Marte, por lo menos aquellas a las cuales pudo tener acceso como colaborador externo y que le parecían más prometedoras desde el punto de vista técnico y funcional. Particularmente trabajó en la propuesta de estructuras inflables como el Bigelow Bungalow y la Ice Home (Casa de Hielo) de la NASA, así como en la autodesplegable SHEE de la Agencia Espacial Europea (acrónimo en inglés de Self-Deployable Habitat for Extreme Environments: Hábitat Autodesplegable para Ambientes Extremos). Walexander se volvió un experto internacional en hábitats planetarios en muy poco tiempo, y meses antes de que regresara a la academia y se involucrara en un proyecto doctoral ya en puerta, el Consejo de Exploración Marciana lo convocó a ser parte de la primera expedición de humanos a Marte en 2028.

Su diseño personal de hábitat basado en ladrillos marcianos fue revisado, mínimamente modificado y aprobado por el Consejo para ser implementado en Marte una vez que las estructuras inflables autodesplegables, nuestro recurso inmediato de supervivencia, quedarán completamente instaladas y aseguradas por el propio Bright y el resto del equipo después de nuestro aterrizaje en este mundo de intensos vientos aquel glorioso año.

Pero así como su diseño de casa de ladrillos fue su mayor orgullo como estudiante de posgrado en Missouri, en Marte sería la razón de una de sus más amargas tristezas…

La imagen presenta el modelo a escala de la nave espacial ParMagnif IV, construida y pintada a mano por los astrónomos del Parallelus Magnificus de UTEP. Llegó a Marte en el 2030 y fue entregada, como un reconocimiento simbólico desde la Tierra, al equipo de genetistas que cultivaron exitosamente los primeros vegetales comestibles y verduras en Marte en 2028, base de la alimentación en este planeta.

El llanto de un arquitecto (11-2)>>

Héctor Noriega Mendoza

Ponente. Investigador.

Maestría en Astronomía (UNAM | NMSU) y Doctor en Astronomía por la Universidad Complutense de Madrid (UCM)

Fundador de la Sociedad Astronómica Juarense, Cofundador del Proyecto Abel, Miembro de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, Miembro de la American Astronomical Society y Profesor de tiempo completo de Astronomía en UTEP.