“Podemos fracasar muchas veces pero no somos un fracaso hasta que empezamos a culpar a los demás”.
– John Burroughs
¿Cómo medir un ego? Observándolo ante la derrota. El ego ya sea individual o colectivo, no puede aceptar la derrota porque su existencia está basada en pensamientos y creencias con los cuales se identifica totalmente, y si esas ideas son rechazadas o simplemente cuestionadas, el ego lo interpreta como amenaza a su existencia y cualquier ego herido de muerte, es sumamente reactivo.
Un partido político ejemplifica perfectamente a un ego colectivo el cual permite a sus integrantes “perderse” en el grupo y adoptar conductas tan inaceptables que en un individuo podrían calificarse como esquizofrénicas, criminales. La historia está llena de ejemplos en los cuales un grupo de personas cobijadas bajo una ideología han infligido opresión, violencia y muerte a sus semejantes, simplemente porque pensaron que tenían razón. El deseo desmedido por el poder y el dinero les hace olvidar el derecho que tienen otros seres humanos a pensar diferente, a vivir decorosamente y en armonía
La anterior, y la joven, clase política y los actuales políticos locales muestran una mórbida incapacidad de ser empáticos con sus gobernados lo cual se refleja en su manera de abusar del poder. Han olvidado que ellos también forman parte del todo colectivo de la humanidad y han creado una separación tal entre pueblo y gobierno que se han vuelto ciegos y sordos ante las necesidades de la gente. Este sentido de separatividad los ha hecho olvidar su propia humanidad, tanto así que se sienten los dioses del Olimpo, miembros de una casta súper humana, dueños de la vida… y entonces llegan las elecciones.
Las últimas elecciones encierran una gran lección para todo aquel que esté dispuesto a aprenderla. El desacuerdo sincero y firme de los ciudadanos ante la actitud de sus gobernantes es una señal inequívoca de progreso. Significa que están dispuestos a hacerse responsables de su destino como comunidad, en lugar de dejar que los gobernantes hagan y deshagan con su destino para luego tener que contar las pérdidas llenos de indignación. Una ciudadanía consciente y decidida, unida bajo un estado de derecho es capaz de sacudir al gobierno más dictatorial y absurdo. Más esta nueva consciencia colectiva ha de basarse en el bienestar común, cuidando que la desesperanza y el cinismo no vuelvan a anidar en la sociedad. Para eso, es necesario vigilar responsable y constantemente tanto el desempeño de la autoridad como la intención y los objetivos del pueblo mismo. Los gobernantes a su vez, deben recordar siempre que su puesto de liderazgo y los privilegios que gozan traen consigo una responsabilidad, que cada una de sus decisiones repercute en la vida miles de seres humanos, por lo que la consecuencia kármica es enorme tanto para un partido como para cada uno de sus integrantes.
No significa que pertenecer a tal o cual partido sea bueno o malo. Simplemente, hay que entender que la ley espiritual del karma es tan infalible como la tercera ley de Newton, y en la medida que participemos en la armonía o el caos de nuestro entorno, en esa misma medida recibiremos la consecuencia ya sea como gobernantes o como gobernados.
Rosy Chumacero
Oriunda de Ciudad Juárez, es madre de tres hijas y abuela de cuatro nietos. Incursionó en la iniciativa privada, en la locución de noticieros, en la docencia de idiomas y en los bienes raíces en El Paso, Tx.
Empezó su búsqueda en el camino espiritual en el año 2002, estudiando Raja Yoga con la Maestra Hindú Didi Lavina Vaswani en El Paso Texas, donde vivió por 14 años, recibiendo Nombramiento de Maestra de Raja Yoga en el Centro de Retiros de Madhuban - Rajasthan, India, en 2002.
Es Miembro de la Universidad Espiritual Mundial Brahma Kumaris desde 2002 y Ministro Ordenada por la Hermandad Espiritual Mundial desde 2008.
Escribe la columna "El Rincón del Alma", en la revista semanal Weekend.
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