Desde la caída de Evo Morales, en Bolivia, y la muestra de hospitalidad del gobierno mexicano, al ofrecerle asilo político, la opinión pública hierve; ha estado cubierta por radicalismos extremos.
Opiniones salidas desde lo más nauseabundo de las vísceras. No de la cordura. Ni del análisis de la historia.
Por un lado, un ejército de intelectuales orgánicos al servicio del capitalismo financiero, que se pronuncian en los medios corporativos, se dan gusto desinformando. Desacreditando todo el ejercicio del gobierno mexicano.
Ya lo hemos expuesto aquí, es parte del plan de descarrilamiento al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Hablo de, El Golpe Blando.
Un sistemático martilleo, intentando imponer su visión del mundo.
Portadores de la ‘verdad divina’, manipuladores de los que carecen la facultad natural de pensamiento. Mucho menos del pensamiento crítico.
Y por el otro, los defensores a ultranza de los sistemas contrarios al status quo norteamericano.
Unos y otros, trabados entre sí, en un cuadrilátero vicioso de descalificaciones mutuas y fake news.
El tema es: Evo Morales y un séquito de ex funcionarios bolivianos en peligro de muerte, víctimas del golpe de estado, que luego descalifica la ONU como tal, para condescender con la ola de opiniones afines a los Estados Unidos.
Antes de comentar el justificado ofrecimiento de asilo que hizo el gobierno mexicano, razonaré sobre el quid del estruendoso final de su actuación como presidente de Bolivia.
Nadie discute su enorme trabajo de estadista, los números se los restriega en el rostro al club de los oligarcas que desearon siempre su fracaso.
El resbalón se dio merced tal vez a su ambición de poder; su presencia llenó sobradamente catorce años de gobierno constitucional, y cuando le preguntó al pueblo si deseaban alargar el mandato, recibió un NO dividido.
El, NO, fue suficiente para “sugerirle” por medio de la fuerza militar, que renunciara anticipadamente. Que no concluyera, su gobierno.
El Golpe se dio. Su dimisión fue forzada. La vida estaba de por medio. La suya. La de su familia, la de sus funcionarios cercanos.
El pretexto para dominar la región y apoderarse del enorme caudal de Litio que posee Bolivia, llegó sin forzar las chapas.
Porque según los especialistas, en el mundo puede haber tal vez unas 30 mil toneladas de Litio, y Bolivia concentra 21. Esa es la proporción.
El Litio es un componente muy valioso que sirve para la fabricación de baterías eléctricas recargables. El mayor potencial de esta industria viene por el uso de estas baterías en vehículos a propulsión eléctrica y sistemas de almacenamiento energético. El futuro, en la riqueza boliviana.
Motivo suficiente para imponer un títere que entregue la abundancia del país a los amos del mundo.
No lo digo yo. Lo han dicho los críticos más conocedores de estos temas como Bernie Sanders, aspirante demócrata a la Presidencia de Estados Unidos. Y Noam Chomsky, filósofo, filólogo, politólogo norteamericano.
Dice Sanders: “Evo Morales, expresidente de Bolivia, trabajó para combatir la pobreza en su país y dio a los indígenas “una voz que no habían tenido antes”.
Cuando se le preguntó si consideraba que Evo pretendía quedarse como dictador luego de estar por 14 años en el poder, respondió:
“No, no estoy de acuerdo con esa afirmación. Pienso que Morales hizo un muy buen trabajo aliviando la pobreza y dando a los indígenas de Bolivia una voz que no habían tenido antes en el mundo. Podemos discutir acerca de si iba por su cuarto periodo, y sobre si eso era una cosa acertada o no”.
Chomsky por su parte, ha declarado: “El golpe es promovido por la oligarquía boliviana (…) y cuenta con el total apoyo del Gobierno de Estados Unidos, que desde hace mucho tiempo está ansioso por expulsar a Evo Morales y a su movimiento del poder”.
No sólo eso, en un comunicado emitido el sábado posterior al incidente, Chosmky alertó que el centro de operaciones de la embajada de Estados Unidos en La Paz (capital boliviana) ha dejado entrever dos planes en el país suramericano: “el ‘plan A’, un golpe de Estado, y el ‘plan B’, el asesinato de Morales”, indicó.
Haiga sido, como haiga sido, (diría el clásico), Evo Morales está fuera del poder. Y ante la circunstancia. México le ofrece asilo politico.
Los enemigos de AMLO, se dan vuelo cuestionando el ofrecimiento diplomático. Desvirtuando la intención y el posicionamiento histórico de la autodeterminación de los pueblos y las razones humanitarias que el país ha tenido tradicionalmente en la protección de los perseguidos políticos.
Desde su primer acuerdo de este tipo con otros países, que data de 1853, México ha sido el destino de miles de exiliados de diferentes puntos del mundo, incluidos España, Cuba, Perú, Chile y Argentina entre otros.
Cuestionar la protección diplomática de Evo Morales, a través del asilo político es una objeción que se infiere… ¡Sólo por joder! Diría un español.
Pretenden ubicar la imagen de Andrés Manuel, como símbolo de un imaginario EJE LATINOAMERICANO DEL MAL. Para que se vaya “en paquete” al sótano de los dictadores.
Pero a mi juicio, AMLO le regresa un poco de dignidad al gobierno mexicano. Dignidad perdida en el gobierno peñista. Que entregó la honra a los que pretenden apoderarse de todo.
Raúl Ruiz
Abogado. Analista Político. Amante de las letras.
CARTAPACIO, su sello distintivo, es un concepto de comunicación que nace en 1986 en televisión hasta expanderse a formatos como revista, programa de radio y redes sociales.
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