Hace unos días AMLO anunció ante el Consejo Nacional de Seguridad Pública y en presencia de la mayoría de los gobernadores de los estados y de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, diez puntos para enfrentar la violencia que se vive en el país, que pomposamente se le ha llamado como el “Decálogo del Presidente en Contra la Inseguridad”.
A continuación, los enumeraré con unos breves comentarios en cada punto. Pero antes quiero hacer un comentario general al respecto.
Considero que los susodichos puntos son, simplemente, una verdad de Perogrullo. Me explico con esta remembranza histórica de este personaje.
Perogrullo o Pedro Grillo o Pero Grillo o Pedro Grullo o Pero Grullo, es un personaje que no se sabe si realmente existió. Las teorías más probables son las enunciadas por el escritor mexicano, Arturo Ortega Morán, quien señala que este personaje fue descrito por un escritor satírico del Siglo XV, que se le conoce por su seudónimo como el Evangelista, que describe a Perogrullo como un ermitaño profeta.
Al gran autor Francisco de Quevedo, se le atribuye la invención de la palabra “perogrullada”, en donde se describen verdades evidentes, como “serán seis dos veces tres por muy mal que hagas las sumas” o “el primero día de enero que vendrá será primero día del año” o “este día amanecerá al alba”.
Así, considero como meras perogrulladas lo enunciado en el famoso decálogo de AMLO en contra la inseguridad, que enseguida enumero:
- No permitir la corrupción en las instituciones encargadas de la seguridad pública.
Obvio. ¿Cómo se puede concebir un gobierno que intencionalmente lo permita?
- Marcar una línea divisoria entre autoridades y delincuencia.
Obvio. Estas son dos cosas distintas, aunque muchas veces parece que son lo mismo.
- Trabajar de manera coordinada en municipios de los estados.
Obvio, debe de haber siempre una coordinación entre las autoridades.
- Mejorar el desempeño de las policías estatales y municipales, además de tener más elementos policiales.
Esto es indispensable, aunque no se ha visto que existan los recursos dedicados para ello.
- Garantizar los Derechos Humanos.
Esto está inmerso en nuestra Constitución. Simplemente, se debe de acatar.
- No olvidar las causas que originan la violencia.
Estas son muchas, no únicamente la desigualdad y la pobreza, si esto fuera así, los países africanos serían los más inseguros del mundo y no es así.
- Poner en el centro de la atención la demanda de seguridad, atender el problema todos los días.
Obvio, si es el problema principal del país, se tiene que atender cotidianamente.
- Consolidar la Guardia Nacional.
Y yo añadiría, ponerla al servicio de la seguridad nacional, no como policía migratoria.
- Mejorar las condiciones salariales de los cuerpos policiacos.
Esto lo hemos dicho en reiteradas ocasiones, pero no vemos que haya políticas públicas ni movimientos presupuestales que indiquen que se esté haciendo algo al respecto.
- Tomar las iniciativas que crean los organismos autónomos como FGR.
La coordinación con todas las agencias del Estado es esencial.
Todos estos enunciados son tan obvios como decir, que “todos los ciudadanos se porten bien” o decir que “se cumplan los 10 mandamientos” o “que se respete cabalmente el Estado de Derecho”.
El problema de la seguridad en México es sumamente grave, no se va a solucionar con muchas buenas intenciones ni con echarle la culpa de todo a “quien le dio de golpes al avispero” o que todo fue por culpa de García Luna. El problema de la inseguridad se debe de resolver con acciones concretas, con aplicación del presupuesto en serio, con el fortalecimiento de las instituciones de seguridad y de justicia, con la realización de un gran consenso nacional con acciones y responsabilidades concretas, con fechas de cumplimiento, con seguimientos y rendición de cuentas, no enunciado de perogrulladas.
Carlos Angulo Parra
Analista político. Abogado corporativo. Fue Diputado Federal en la LXII Legislatura del Congreso de la Unión.
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