Quienes hemos vivido en Ciudad Juárez hemos sido testigos del crecimiento sostenido de El Diario de Juárez, desde su fundación en 1976; hace ya 44 años.
Vimos cómo se encumbró, llegando a ser el preferido de los asiduos lectores de noticias en la prensa escrita. Rápido se convirtió en una escuela para cientos de reconocidos profesionales de la noticia.
Fuimos testigos de cómo construyó su liderazgo y hegemonía, no solo en la plaza, en la región; sobre cualquier otro periódico local.
En los primeros años del nuevo milenio dio el salto a la carretera de la información, con los tumbos y desaciertos que la curva de aprendizaje que las nuevas tecnologías le trajeron, para llegar a su primera década en digital frágil y sin estrategia, pero con la fuerza y la reputación que forzaron su crecimiento a una nueva categoría de lectores globales.
Hoy, como resultado de malas decisiones financieras y editoriales, el escenario le pinta adverso a su propietario, Osvaldo Rodríguez Borunda.
Todo hombre de negocios debe tomar, de tiempo en tiempo, decisiones coyunturales y quizá la peor decisión que haya tomado, en tiempos recientes, fue relevar a Rocío Gallegos como Directora Editorial en favor de Manuel Aguirre Ochoa.
Una contratación impulsada más por la víscera que por la inteligencia del hombre de negocios distanciado del presupuesto público del estado, de los dineros de los contribuyentes que hoy brillan por su ausencia en las arcas personales y del periódico.
A sabiendas de conocer perfectamente bien la templanza de Javier Corral, le apostó a la guerra sin cuartel para continuar obteniendo recursos públicos del estado, disfrazados de publicidad para su periódico.
Acostumbrado a ganar, se enfrentó rápidamente a la realidad; subestimando a un Javier Corral como Gobernador del Estado.
Tras el cierre de Periódico Norte, llegó la contratación de Aguirre Ochoa, a quien en alguna ocasión en esta columna lo llame“sicario editorialista”, porque efectivamente para eso fue contratado, para ejercer el sicariato editorial en contra de Javier Corral y del Gobierno del Estado.
Les está sucediendo lo que le pasa a todos los grandes medios de comunicación que alguna vez disfrutaron de los dineros públicos en abundancia e ilegalmente destinados en disimulo de publicidad.
Hoy están quebrando y así lo vaticinó hace algún tiempo, en la mencionada columna, su seguro escribidor, Don Q. Chillito; mencionaba entonces que sólo era cuestión de tiempo y al parecer los tiempos llegaron…
Manuel Aguirre Ochoa, Director Editorial de El Diario, ha confundido su misión editorial al intentar hacerle “manita de puerco” al Gobernador distorsionando una y mil historias para opacar o destruir la imagen del Gobierno Estatal.
Embustes, que lo único que hicieron fue cerrar definitivamente cualquier puerta para llegar a convenios comerciales legítimos con el Gobierno del Estado.
Cometió un sin fin de errores, algunos infantiles, como muchos medios nacionales; porque no midieron el tamaño de la seriedad de las posturas de los agredidos y poco a poco fueron perdiendo credibilidad, prestigio, circulación, ventas gubernamentales y comerciales hasta llegar al piso; todo por la visceral decisión de golpear sistemáticamente, en este caso, al Gobernador para obtener prebendas económicas, cual vil extorsionador.
Hoy, no se ven caminos de regreso que den oportunidad de reconstruir las relaciones con el Gobierno del Estado.
Estoy seguro que Javier Corral conoce la situación actual de Rodríguez Borunda y por supuesto que no moverá un dedo por ayudarle a salir del precipicio económico donde se encuentra.
Grande es el conflicto, por un lado, la lentitud en tomar la decisión de invitar a separarse de su encargo a Aguirre Ochoa allana más el camino del distanciamiento y, por otro, cambiar la línea editorial burdamente implicaría enterrar aún más la poca credibilidad que le pudiera quedar, y eso no lo digo yo, basta ver la gran cantidad de comentarios en ese sentido en las redes sociales…
Se equivocó Rodríguez Borunda, no entendió la firmeza del Gobernador a tiempo y, para colmo de males, hoy es el único que podría ayudarlo a no caer en bancarrota.
El periódico, me comparten desde dentro, ya tiene problemas para cumplir con sus compromisos bancarios, y el único ingreso de importancia que les queda es el que les da Armando Cabada a través de un contrato por publicidad con el municipio, recurso que por cierto se diluye en manos non santas, mientras el dueño se queda con los centavos y busca desesperadamente recursos en tierras regiomontanas al amparo de algunas propiedades, entre ellas su preciado rancho…
Por si fuera poco, con solo observar al periódico desde afuera me llevó una vez comentar, que había problemas con los voceadores y algunos puntos importantes de venta, llevando como consecuencia a la caída en los ingresos.
Será interesante ver como salvarán esta situación, ante la inminente salida de Manuel Aguirre, y no lo digo con morbo ni mala leche, sino porque pasará a la historia del periódico como el paladín de su destrucción y quiebre. Tremenda empinada le dio a ORB.
Lástima Margarito, tremenda herida mortal te has dado.
Don Q. Chillito
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