México incrementará su producción de petróleo crudo en poco más de 100.000 barriles diarios (b/d), y cerrará el año 2022 con un promedio de 1,87 millones de toneles al día, dijo el director general de la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero.
Ciudad de México (Sputnik) – “Hemos alcanzado en lo que va del año 1,77 millones de barriles de aceite por día y proyectamos cerrar el año 2022 con un promedio diario de 1,87 millones barriles” cada día, es decir más de 100.000 b/d más que el promedio de 2021, dijo Romero en un discurso durante la ceremonia por el aniversario de la nacionalización petrolera de 1938.
En la ceremonia celebrada en la planta de refinación de crudo en Minatitlán, Veracruz (sureste), junto al presidente Andrés Manuel López Obrador, el timonel de Pemex informó que la producción de barriles de petróleo cerrará este año cerca de los 1,9 millones de toneles al día.
Después de 15 años de caídas anuales consecutivas, desde el pico histórico de 3,4 millones b/d alcanzado en 2004, México tocó fondo en enero de 2019, cuando extrajo su mínimo histórico de 1,64 millones de b/d.
Autosuficiencia en gasolinas
El compromiso de “lograr la autosuficiencia en combustibles está cada vez más cerca señor Presidente, y quedará cumplido en su totalidad una vez que se concluya con la rehabilitación del sistema nacional de refinación”, prosiguió Romero.
Ese plan para dejar de importar el 60% de gasolinas del consumo interno nacional consiste en la construcción de una nueva refinería en el puerto petrolero Dos Bocas (sureste), por unos 10.000 millones de dólares.
Contempla además modernizar las seis plantas refinadoras del país, y concluir una planta coquizadora en Tula (centro), “que permitirá convertir el combustóleo (fuel oil) de las refinerías de Tula y Salamanca en productos de alto valor”, dijo el titular de Pemex.
La actual administración canceló las exploraciones de yacimientos en aguas profundas, con prometedores campos de crudo ligero, que requieren elevadas inversiones de muy largo plazo (lustros) y costosa tecnología de punta, que comenzaron cuando llegó a su fin el monopolio estatal de Pemex de casi ocho décadas.
El Estado mexicano firmó 120 contratos de exploración y producción compartida con grandes petroleras de todo el mundo entre 2015 y 2017, que el actual Gobierno hizo a un lado, sin anularlos.
Pemex, cuya deuda cerró 2021 con más de 110.000 millones de dólares ha recibido, en cambio, “un apoyo sin precedentes y ha quedado de manifiesto con el desarrollo del derecho de la utilidad compartida, que pasó de 65% al inicio de esta administración (diciembre 2018) a 40% este año”, dijo Romero.
Con aportaciones del Estado mexicano a la amortización de deuda de la empresa petrolera fundada en 1938, “se fortalece su viabilidad financiera, a diferencia de gobiernos anteriores, que de manera irresponsable buscaban la extinción de esta empresa pública del Estado”, afirmó el director general.
Con estas acciones, el Gobierno “garantiza que Pemex siga siendo la palanca de desarrollo de la nación por muchos años más”, subrayó Romero.
“El resultado ha sido el desarrollo acelerado de los campos nuevos, los cuales han pasado de 7.000 barriles diarios en 2019, a 354.000 barriles a marzo de 2022”, puntualizó.
En ese mismo sentido, López Obrador planteó: “limpiemos por completo, terminemos de limpiar la corrupción en Pemex, lo mismo en la Comisión Federal de Electricidad (CFE, estatal)”.
El jefe de Estado plantó que “los conservadores”, como llama a sus adversarios políticos de toda laya, no deben tener “ninguna excusa porque estas empresas del pueblo tienen que ser ejemplo en administración honesta de los bienes del pueblo, de la nación”.
Finalmente, enumeró los retos por encarar: “cuidemos el medio ambiente, extraigamos del subsuelo solo el petróleo que necesitamos para abastecer el mercado interno; no sigamos vendiendo petróleo crudo y comprando combustibles en el extranjero (EEUU); refinemos toda nuestra materia prima, evitemos la quema del gas y cuidemos estos recursos no renovables que entregaremos a las futuras generaciones”.
La nacionalización petrolera de 1938 fue impulsada por el entonces presidente, general Lázaro Cárdenas.
Aquel militar expresidente fue padre de Cuauhtémoc Cárdenas (87 años), quien fue tres veces candidato presidencial por las izquierdas, y abuelo de Lázaro Cárdenas Batel, actual coordinador de asesores de López Obrador.
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