Según su pronóstico, el crecimiento se desacelerará del 3,5 % del año pasado al 3 % este año y el próximo, de una mejora de 0,2 puntos porcentuales para 2023 con respecto a las proyecciones de abril.
También prevé una disminución de la inflación mundial del 8,7 % el año pasado, al 6,8 %, este año.
“La desaceleración se concentra en las economías avanzadas, donde el crecimiento caerá del 2,7 por ciento en 2022 al 1,5 por ciento este año y se mantendrá moderado en el 1,4 por ciento el próximo año”, agrega el informe.
Por otro lado, el FMI dice que se espera que el crecimiento en los mercados emergentes y las economías en desarrollo “se recupere con un crecimiento interanual que se acelere del 3,1 por ciento en 2022 al 4,1 por ciento”.
Para el fondo,”a corto plazo, las señales de progreso son innegables”, teniendo en cuenta la terminación de la pandemia generada por el COVID-19 y la recuperación en la cadena de suministros a niveles previos a esta.
El FMI describió la actividad económica en el primer trimestre como” resistente”, en medio de “mercados laborales sorprendentemente sólidos”.
Otro punto ha favor fue la disminución en los precios de la energía y los alimentos, desde su incremento ocasionados por la guerra, “lo que ha permitido que las presiones inflacionarias mundiales se reduzcan más rápido de lo esperado”. El informe también resalta la contención de la inestabilidad financiera, “gracias a la acción enérgica de las autoridades estadounidenses y suizas”.
Los desafíos
El FMI también enfatiza en los retos y riesgos económicos para el mundo. En principio, señala que “cada vez hay más señales de que la actividad mundial está perdiendo impulso”.
“El endurecimiento global de la política monetaria ha llevado las tasas oficiales a territorio contractivo. Esto ha comenzado a pesar sobre la actividad, ralentizando el crecimiento del crédito al sector no financiero, aumentando el pago de intereses de familias y empresas, y ejerciendo presión sobre los mercados inmobiliarios”, agrega el texto.
En Estados Unidos, dice el informe, los ahorros excedentes de las transferencias que ayudaron a los hogares a sobrellevar la crisis en medio de la pandemia, se agotaron. Y, en China, tras la reapertura de su economía, son visibles los “signos de pérdida de fuerza en medio de las continuas preocupaciones sobre el sector inmobiliario”, generando efectos a nivel mundial.
Por otro lado, la inflación subyacente (o inflación básica) está por encima de los objetivos de los bancos centrales y, según el FMI, se espera que disminuya gradualmente del 6 % este año al 4,7 % en 2024, una revisión al alza de 0,4 puntos porcentuales.
Pero lo que más preocupa, agrega el texto, es que, en las economías avanzadas, esta se mantenga sin cambios “en una tasa promedio anual de 5,1 % este año, antes de disminuir a 3,1 % en 2024”.
Para el FMI, el mercado laboral y la dinámica de ganancias y salarios son “la clave para la persistencia de la inflación”, pues resalta que los mercados laborales siguen siendo positivos, “con tasas de desempleo por debajo y niveles de empleo por encima de los niveles anteriores a la COVID-19 en muchas economías”.
Por otro lado, aunque se ha incrementado la inflación general de salarios, permanece por detrás de la inflación de precios en la mayoría de los países.
Otro punto que destaca el FMI es que el deterioro de las condiciones económicas pueda afectar, a corto plazo, el rumbo de las empresas y generar desempleo. A mediano plazo, agrega el informe, sería muy negativo para el crecimiento, si persiste la disminución de la producción por hora trabajada, debido a un “fuerte recuperación del empleo”, pero con “modestos aumentos en la producción”.
Final del ciclo inflacionario
Según el FMI, con el retroceso de la inflación comienza la etapa final del ciclo inflacionario que comenzó en 2021.
Pero, señala que “el aterrizaje puede resultar bastante difícil de ejecutar”, pues aunque existen menores y más equilibrados riesgos para la inflación, con menos probabilidades del aumento en las tasas de política, “es fundamental evitar la relajación prematura de las tasas, es decir, hasta que la inflación subyacente muestre señales claras y sostenidas de enfriamiento”.
El FMI también hace un llamado a “la austeridad generalizada”. Es decir, que “el ritmo y la composición de esta consolidación fiscal deben tener en cuenta la fortaleza de la demanda privada, al tiempo que protegen a los más vulnerables”.
Incluso, señala que “el espacio fiscal” es importante para que las economías emergentes y en desarrollo implementen reformas estructurales, debido a que las perspectivas de crecimiento a mediano plazo del ingreso per cápita se han debilitado en los últimos diez años, así como la desaceleración es más pronunciada en las economías de ingresos bajos y medianos que en las de ingresos altos.
Es decir, que han disminuido las perspectivas de alcanzar niveles de vida más altos y lo elevados niveles de deuda impiden que economías fronterizas y de bajos ingresos realicen las inversiones que necesitan para crecer más rápido, con el riesgos de sobreendeudarse. Por eso, el FMI hace un llamado a “la cooperación multilateral” para “garantizar una economía segura y próspera para todos”.
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