En la gerencia, ser justo es una virtud. Numerosos estudios indican que los líderes más efectivos son generalmente aquellos que dan a sus empleados una voz, los tratan con dignidad y consistencia, y basan sus decisiones en información completa y exacta.
Pero ser justo tiene su precio. Aunque los líderes justos logran el respeto de su gente, son vistos como menos poderosos que los demás; se perciben como con menos control sobre los recursos, y menos capaces de premiar y castigar. Esto puede afectar sus probabilidades de obtener ciertos puestos clave de liderazgo.
Según un estudio reciente se encontró que es difícil tener respeto y poder a la vez. Luego de analizar casos de ejecutivos promovidos a posiciones de liderazgo en diversas industrias, se determinó que la decisión se centra en la percepción de poder y no en la justicia.
Los gerentes ven el respeto y el poder como dos avenidas mutuamente exclusivas para ganar influencia, y la mayoría escogen la segunda. Aunque esto puede parecer racional, no siempre es lo mejor. Las empresas deben darle mayor valor a la justicia. Los gerentes cuyo estilo está basado en el respeto pueden enfrentar un camino más difícil, pero ciertamente vale la pena.
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