Los manifestantes acudieron al llamado de partidos y sindicatos izquierdistas, en un intento por aumentar la presión sobre el gobierno del presidente Emmanuel Macron.
La manifestación surge en momentos en que huelgas en depósitos de combustibles han ocasionado escasez de gasolina, irritando a los automovilistas y dejando al gobierno de Macron a la defensiva.
El gobierno de Macron está también a la defensiva en el Parlamento, donde perdió su mayoría en las elecciones de junio. Ello le está haciendo difícil a su alianza centrista implementar las políticas nacionales, y las discusiones para el presupuesto del próximo año se están complicando.
En la protesta, el líder ultraizquierdista Jean-Luc Mélenchon denunció que Macron “está frito” y que su liderazgo está hundiendo a Francia en el “caos”.
Predijo que los ministros de Macron tendrán que imponer el presupuesto por la cámara baja del Parlamento sin darle el voto a los legisladores, una medida controversial que atrajo abucheos de la multitud.
Junto con Mélenchon estaba Annie Ernaux, la autora francesa que acaba de ganar el Nobel de literatura. Mélenchon — quien dos veces ha sido derrotado por Macron en elecciones nacionales — declaró la protesta “un éxito enorme”.
Los organizadores convocaron a una “marcha contra el alto costo de la vida y la inacción en el campo climático”, exigiendo mayores inversiones en medidas para combatir el cambio climático.
Las protestas exigen además congelar los precios de los energéticos, los productos esenciales y los alquileres. También se oponen a recientes reformas en el sistema de pensiones.
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