El Paso, Tx. (VOA/Celia Mendoza) – Gloria Chávez, la primera mujer asignada como Jefa del sector de El Paso, Texas -en la frontera sur estadounidense-, viste con orgullo su uniforme de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés).
Muchas son las satisfacciones en su larga -y a veces difícil carrera de 25 años-, donde predominan los hombres. Inspirar a otras mujeres es su mayor alegría, dice, cuando se refiere a jóvenes en las que ha influido y hoy son parte de CBP: “Siendo muy jóvenes me han dicho ‘quiero ser como tú'”.
Explica que lidera en un territorio que abarca casi 264 millas de frontera. “Más de 2.200 oficiales están bajo mi comando, entonces para mí como mujer, que soy la única mujer a nivel nacional como jefe de la patrulla fonteriza en un sector, para mí es un gran honor”, dijo Chávez en entrevista con la Voz de América.
Habla con soltura sobre su vida, alegrías y también los retos, en la sala de conferencias de la oficina central de CBP, donde cuelgan las fotografías de sus predecesores, todos hombres, que han asumido previamente esta responsabilidad ligada a la seguridad nacional.
Cuenta que sus logros son el resultado de una carrera de más de dos décadas, que empezó en su estado natal, Texas, donde creció, fue a la escuela y descubrió su llamado al servicio público en el Condado de Nueces. Allí se graduó como Alguacil, explica.
“Fuí al colegio (…) tenían un academia de ocho meses, casi nueve meses, porque era de noche, entonces yo trabajaba de día e iba a la escuela de noche, para poder graduarme de Alguacil”, dijó Chávez.
Con emoción recuerda, por ejemplo, la ceremonia de su graduación.
“Era (un momento) muy especial para mí porque yo solamente tenía 22 años”, dice. De manos de su padre recibió su primera placa para servir como agente. Ella era una de tres mujeres en un curso de formación de CBP donde el resto de la clase eran hombres.
“Las mujeres batallamos un poco con lo del entrenamiento físico”, admite.
A pesar de los temores naturales de su familia, en especial de su padre, en relación con la seguridad de su hija, esta mujer siguió sin detenerse con su sueño. Con dedicación, sacrificio y entrenamiento avanzó en su carrera. En 1995 se integró a las filas de la Patrulla Fronteriza cuando solamente tenía 25 años de edad.
“La patrulla fronteriza no tiene muchas mujeres en su organización, es una academia muy difícil, es muy rígida (…) no es para todos”, reconoce.
“En clase éramos 53 que llegamos al estado de Georgia como clase unida para empezar el entrenamiento, de esos 53, solamente cinco eran mujeres”.
Gloria Chávez, líder de CBP en El Paso, Texas.
“Sólo 38 nos graduamos y de esas nada más dos mujeres, las dos latinas”, afirma.
Una vida inspiradora
Desde el inicio de su carrera, dice, tuvo a bien darle la mano a otras mujeres interesadas en esa vital posición que es resguardar las fronteras.
“Es un gran orgullo para una persona como yo, haber influenciado a muchas mujeres a entrar a la Patrulla Fronteriza”, dice. “Les digo que sí, que sí pueden logar lo que ellas quieran”.
No pocos han sido los retos, dice.
“Es una carrera de 25 años me he mudado a muchos lugares a través del país y hemos tenido oportunidades que se han presentado (…) yo he avanzado porque he tomado esas oportunidades”.
Gloria Chávez.
Sus raíces latinas -explica- la han ayudado en el proceso.
“(Los latinos) siempre tenemos ese esfuerzo, que vamos nosotros a avanzar y vamos a poder sacrificarnos para poder tener lo que queremos en la vida”, afirma.
Rompiendo esquemas
Chávez, quien reiteró que su entrenamiento no varió ni tuvo privilegios por ser mujer, recuerda con emoción cómo fue construyendo su propio modelo y el papel de sus seres queridos en este propósito de vida.
“Yo tengo mi padres me han ayudado muchísimo, yo hace muchos años tome la decisión de no tener niños (…) para mí me ha ayudado muchísimo, estoy muy contenta de haber tomado esa decisión porque realmente a veces digo: ‘mis niños son los 2.200 agentes que yo tengo aquí en la región de El Paso y Nuevo México'”.
Su nombre es reconocido dentro y fuera de la Patrulla Fronteriza. Ejemplo de ello es la carta de Navidad que recibió de parte de una pequeña de siete años que vive en su vecindario.
“Los padres me dijeron que su hija había decidido ser agente de la Patrulla Fronteriza después que me vió hablando de mi labor en televisión”, dice riendo porque justo eso es lo que quiere despertar en esa población de la frontera que le han encargado proteger.
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