Estados Unidos (VOA) – La pandemia de COVID-19, que ya dejó de ser una emergencia global este viernes, representó un duro periodo de prueba para miles de profesionales de la salud, quienes aseguran haber aprendido lecciones de resiliencia y empatía, además de reunir conocimientos para enfrentar futuras situaciones difíciles.
“Aprendimos a estar muy unidos, enfermeras, médicos y otras personas del hospital”, aseguró a la Voz de América el doctor Alejandro Cárdenas.
Médico de emergencias “por vocación”, Cárdenas hizo su residencia durante lo peor de la enfermedad en dos hospitales de Nueva York, considerada uno de los epicentros de la epidemia en Estados Unidos.
El joven profesional recordó las dificultades de los primeros momentos de propagación del virus, declarado pandemia global en marzo de 2020. “Había cierto nivel de incertidumbre, muchos compañeros estaban nerviosos, con mucho temor a estar enfermos”, recordó Cárdenas, quien a pesar de eso insiste en que nunca se cuestionó su papel en la emergencia: ayudar a sanar.
“Una de las cosas que más me impactó fue la soledad de los pacientes. La familia no podía estar, tener la sensación de que muchos de los pacientes que nosotros veíamos iban a morir solos en una habitación de hospital, rodeado de máquinas y sin poder ver la familia, fue de lo más difícil. No me puedo imaginar la soledad que sintieron los pacientes”, indicó.
A pesar de los momentos “durísimos”, Cárdenas insiste en que aprendieron mucho, y que a pesar de no tener todas las herramientas al inicio para combatir la enfermedad, hicieron “lo mejor para los pacientes”.
“Tratamos de aprender para generar respuestas a nuevas situaciones que puedan ayudar a tratar a los pacientes. Es difícil, porque murieron muchas personas, pero aprendimos muchísimo, no sólo sobre el COVID-19, sino para otras posibles enfermedades que lleguen”, dijo el profesional, aunque añadió que espera que “no sea otra posible pandemia”.
Esperanza con cautela
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró este viernes que el COVID-19 ya no representa una emergencia de salud global, un paso importante hacia el final de la pandemia que ha matado a más de 6,9 millones de personas e influido negativamente en la economía global y devastado comunidades.
El anuncio llega un día después de que expertos médicos de la OMS se reunieran a puertas cerradas, algo que venían haciendo cada tres meses, para determinar si continuaba o no la emergencia sanitaria vigente desde el 2020.
“Es con gran esperanza que declaro el fin de COVID-19 como un emergencia sanitaria mundial”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, tras una reunión a puerta cerrada con autoridades y expertos de la organización.
Actualmente la gran mayoría de los países han levantado las restricciones impuestas para controlar el avance de la enfermedad, incluido Estados Unidos, que pondrá fin a su declaración de Emergencia Sanitaria Pública el próximo 11 de mayo.
Sin embargo, virólogos e investigadores insisten en que no se debe bajar la guardia por completo. El COVID-19 es provocado por un virus con una alta capacidad de mutación, del que continúan apareciendo variantes aún hoy.
“Celebrar, yo lo haría con mucho cuidado, con mucha cautela”, advirtió en conversación con la VOA el patólogo Manuel Elkin Patarroyo, médico especializado en inmunologías e investigación para el desarrollo de vacunas.
El creador de la primera inmunización contra la malaria subrayó que “estos microbios son de una versatilidad increíble”, por lo tanto conviene su seguimiento.
El eminente doctor colombiano reconoció que durante la pandemia se avanzó en el desarrollo de vacunas, aunque hay que mantenerse extremadamente vigilantes.
Elkin Patarroyo no descartó la aparición de “una pandemia de las mismas características que se origine en la selva Amazónica”, porque cada vez más los humanos “estamos penetrando los territorios de una serie de animales que portan estos virus en una forma natural”.
Luz al final del túnel
Para muchos, el fin oficial de la emergencia global por coronavirus significa un paso adelante. Para otros optimistas como Alejandro Cárdenas, fue una manera de probar cuán fuertes pueden ser los seres humanos en una situación extremadamente difícil.
“La unidad que teníamos, los que pudimos aprender, cómo compartimos información a través de todos los canales para poder tener una idea de cómo manejar este tipo situaciones, yo creo que nos acercó muchísimo”, destacó.
Cárdenas recordó que no solo fue a nivel cercano, sino que la cooperación fluyó de ciudades a ciudades, de países a otros. También, demostró la valía de muchas personas que realizan trabajos esenciales, ahora mucho más apreciados.
“Incluso cuando no teníamos trajes de protección, mascarillas, la gente ayudó. Aprendimos que la gente importa, la gente puede ayudar de muchas formas”, concluyó.
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