Algunas veces hemos leído términos muy rebuscados en la ciencia, pero también hemos escuchado términos interesantes, que nos motivan a indagar mas sobre ello.
Por otro lado, la ciencia cada vez logra muchos beneficios a la salud humana incluso, cada día se busca la manera tratar los padecimientos humanos con terapias naturales.
Hace algún tiempo cuando estaba indagando por el ciberespacio buscando alternativas naturales para el tratamiento de enfermedades ocasionadas por las bacterias, encontré el termino fagoterapia, el cual fue planteado por primera vez por Félix d’Herelle en 1917, como un posible tratamiento de enfermos de difteria, y es una práctica que se ha utilizado tradicionalmente desde principios del siglo XX en los países de Europa del este. Sin embargo, en los países occidentales su uso no progresó.
La fagoterapia utiliza a los bacteriófagos; pero se ha de preguntar, ¿que es eso?, pues bien un bacteriófago es un virus que elimina bacterias, que interesante ¿no?.
Los bacteriófagos naturales, o también llamados fagos, son virus y abundan en el planeta, además son los enemigos naturales de las bacterias y están presentes en grandes cantidades en agua, suelo y alimentos de varios orígenes. Los fagos son específicos para una bacteria en particular y no puede atacar a otra bacteria. Son inofensivos para los humanos, animales y plantas. Esto los convierte aún más interesantes.
Durante varios milenios, los humanos se han expuesto rutinariamente a niveles altos de fagos a través de alimentos, agua y el medio ambiente, sin efectos adversos. En ciertos alimentos, los podemos encontrar hasta por 100 millones de fagos/g; y en el agua, hasta 1000 millones de fagos/mL. En este sentido, la utilización de fagos con el fin de reducir patógenos que son transmitidos, a través, del agua o alimentos, también pueden convertirse en una excelente alternativa para ser utilizados contra algunas bacterias que han generado resistencia a los fármacos.
Hoy en día la investigación clínica se enfrenta con rigurosos controles en protocolos y cuestionamientos éticos, además solo se están permitiendo estudios de fagos en infecciones en la piel y musculo, mas no en las vías intravenosas, por el temor de comprometer los sistemas inmunológicos.
Sin embargo, aspectos importantes que se pueden considerar es el hecho de que desde el 2006 los fagos ya son aprobados como GRAS (Generalmente Reconocidos como Seguros, por sus siglas en inglés), y por la FDA (Food and drug Administration), para ser utilizados en los alimentos y esto ha sido punta de lanza, ya que un año después ya se ofrecen otros productos aprobados, que han sido generados por OmniLytics Inc., y algunos son formulados que evitan la presencia de bacterias en productos cárnicos.
Por lo que la brillante idea de d’Herelle de utilizar fagos para controlar bacterias, y la gran movilidad que han tenido las compañías para el desarrollo de productos biotecnológicos a base de bacteriófagos, nos ha motivado al equipo de investigación del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad de Sonora a trabajar en esta línea y actualmente estamos aislando y caracterizando bacteriófagos que se están obteniendo del medio ambiente del Sur de Sonora, con la intención de generar formulados que puedan ser aplicados en el área biomédica.
Norma Patricia Silva Beltrán
Ingeniero en Biotecnología con maestría en Ciencias Ambientales y Doctorado en Ciencias con especialización en Biotecnología.
Actualmente catedrático del Departamento de Ciencias de la Salud en la Universidad Sonora.
Miembro de la academia Atención Integral de la Salud y responsable de proyectos de Investigación en la línea Biomédica.
Miembro vigente del Sistema Nacional de Investigadores.
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