La distribución de las vacunas contra el COVID-19, destacan expertos, ha servido para el posicionamiento global por parte de las potencias mundiales.
Nueva York (VOA) – Mientras los casos positivos de coronavirus en el mundo siguen aumentando, naciones como Brasil se han visto obligadas a pedir ayuda a los países que, por su poder económico y avances en materia de salud, han desarrollado sus propias vacunas.
Rusia y China tomaron la delantera en materia diplomática, apoyándose en las vacunas producidas en sus países y distribuyéndolas a naciones con menos recursos. Así lo concluyó un análisis presentado por The Economist sobre el tema.
“Volvemos a hacer un llamado a quienes tienen excedente de vacunas para que las compartan con Brasil lo antes posible para que podamos avanzar y ampliar nuestra campaña de vacunación y contener la pandemia en este momento crítico y así evitar la proliferación de nuevas variantes”, ha declarado Marcelo Queiroga, ministro de Salud de Brasil.
Mientras los países occidentales “han reservado más de la mitad del suministro mundial de vacunas este año y están priorizando la inmunización de sus propias poblaciones”, señala un análisis de la Unidad Investigativa de The Economist. Rusia y China tomaron el liderazgo con sus vacunas para ejercer influencias diplomáticas, señaló Agathe Demarais, directora de previsión Global de la organización.
“Es algo que han estado tratando de hacer durante mucho tiempo y lo que piensan es que las vacunas son otra oportunidad para agregar otro ladrillo en la pared de la estrategia para cimentar su influencia global, construir mejores relaciones, relaciones más profundas con el mundo emergente”, señaló Demarais.
La investigadora agrega que han tratado de implementar este propósito con otras iniciativas de interés global y con nombre propio, mientras otras potencias occidentales, como Estados Unidos y la Unión Europea, lo han hecho de manera genérica con la iniciativa COVAX, a través de la Organización Mundial de la Salud.
“La iniciativa COVAX es un triunfo multilateral, así que mientras los países en desarrollo en África o en Asia reciben algunas vacunas de patrocinadores de Covax que han sido pagadas en parte por Estados Unidos, el Reino Unido, países europeos, estas vacunas no tienen una gran bandera estadounidense o europea, y en realidad esto significa que Rusia y China ganan la batalla de los medios, la batalla de las relaciones públicas”, zanjó.
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