Algunos están satisfechos con ver los servicios religiosos por internet. Pero otros necesitan la experiencia en persona, especialmente los que tienen problemas de adicción a drogas, alcohol, pensamientos suicidas. Ellos creen que asistir a la iglesia es “esencial” en sus vidas. Y critican que algunos estados consideren que las iglesias deben seguir cerradas, pero las licorería abiertas por ser “esenciales”.
Estados Unidos (VOA/Matt Haines) – Algunas personas en el estado de Luisiana tienen opiniones muy fuertes sobre la asistencia en persona a servicios religiosos durante el confinamiento por el coronavirus.
“Me importa un rábano lo que piense (el gobernador de Luisiana) John Bel Edwards sobre lo que es esencial y lo que no lo es”, dice Tricia Slaughter, miembro de la congregación Life Tabernacle Church, en Baton Rouge.
Edwards emitió el 23 de marzo una orden para Luisiana de permanecer en casa que continúa vigente. La orden limita la operación de negocios que el gobierno y los funcionarios de salud consideran “no esenciales”.
De las categorías de actividades restringidas, los servicios religiosos han sido de lo más controversiales.
Luisiana y más de dos terceras partes de los estados norteamericanos han prohibido o restringido sustancialmente la asistencia a los servicios religiosos para tratar de frenar al coronavirus. Se limitó a 10 el número de personas que pueden orar a la vez.
Iglesias en todo el país han recurrido temporalmente a servicios por internet para ajustarse a las restricciones, pero algunos consideran que la orden representa una violación a la libertad de culto.
Uno de los más sonados desafíos a las medidas fue del pastor Tony Spell, de la Life Tabernacle Church, quien continúa celebrando servicios en su templo cada semana con cientos de feligreses, a pesar de haber sido puesto bajo arresto domiciliario por violar la ordenanza.
Muchos estadounidenses religiosos simpatizan con el deseo de reunirse y orar juntos durante estos tiempos difíciles, pero a la vez preocupan de que iglesias como la de Spell estén poniendo en riesgo a sus miembros.
“Seguramente hay alguna forma de culto sin sacrificar el bienestar del mundo”, dijo Amanda Pitts, quien ha participado en servicios virtuales desde que empezó la pandemia.
Pero Slaughter insiste en que han sido los servicios en su iglesia los que le han permitido mantener su bienestar, así como el bienestar de muchos otros miembros de su congregación religiosa.
¿Quién es esencial?
La defensa que hace Slaughter de su iglesia es más personal que un debate sobre la Primera Enmienda a la Constitución, que protege la libertad de culto.
“Yo soy alcohólica”, explicó. “Cuando encontré Life Tabernacle, bebía vodka con jugo de arándano todas las mañanas. Abusaba de medicamentos controlados. Tenía una relación con un hombre casado. Mi vida era un desastre”.
Slaughter dice que probó Alcohólicos Anónimos, pero que su programa de 12 pasos, nunca le funcionó.
“Le dije todo esto al pastor Spell”. dijo. “Le conté sobre mis adicciones y abusos, y él me dijo: “eres bienvenida aquí”.
Eso es en parte lo que hace de Life Tabernacle algo tan especial para Slaughter. Dice que no es como las mega iglesias que con frecuencia salen en los noticieros. Sus compañeros de congregación son en promedio personas de menos recursos y muchos luchan con problemas como los suyos.
Por tres años, Slaughter fue a la Iglesia solo los domingos, pero dice que la incertidumbre del coronavirus la pone ansiosa. Para asegurarse de no recaer en el alcohol, recientemente empezó a asistir a grupos de estudios bíblicos los domingos por la noche.
“Nunca me imaginé que podría vivir un día sin vodka, pero ahora mi familia en Life Tabernacle me está ayudando a mantenerme sobria durante un momento muy difícil”, agregó.
Slaughter, sin embargo, no tiene nada contra los que disfrutan de los servicios religiosos por internet. Simplemente le preocupa que no puedan abordar con efectividad las necesidades de los más vulnerables.
Riesgos sanitarios
Muchos consideran sin embargo que los riesgos de salud pública deberían tener más peso que los beneficios individuales.
Yuria Orihuela asiste a la iglesia en Miami. La Florida ha levantado las principales restricciones a los servicios religiosos, pero la iglesia de Orihuela, al igual que muchas en el estado y el país, han decidido continuar sólo con servicios virtuales.
Dice que no asistiría a un servicio si su iglesia lo ofreciera.
“Ponerse a sí mismo y a su familia en peligro, cuando los científicos están diciendo que no es prudente, es ser descuidado y egoísta, o simplemente ignorante”, afirmó. “Creo que sería una opción irresponsable”.
Desde el inicio del brote de coronavirus, se han dado varios casos en que Iglesias han sido foco de contagio. Por ejemplo, más de 40 asistentes a un servicio religioso el 15 de marzo en Illinois desarrollaron síntomas del coronavirus.
Un muy querido obispo de Virginia falleció por el virus después de celebrar servicios con público a finales de marzo.
Slaughter dice que Life Tabernacle no está ignorando los riesgos del COVID19. Ella sabe de nueve compañeros de la iglesia que han contraído la enfermedad. El médico forense de Baton Rouge Este confirmó que un miembro de la congregación, Harold Orillion, murió de complicaciones debido al virus.
“Los medios están creando esta historia de que somos descuidados o rebeldes”, dijo otro miembro de Life Tabernacle Church, Courtney Tobias, “pero eso no es cierto”. Tobias dijo que los miembros de la iglesia son sometidos a pruebas de temperatura, a lavarse las manos y a sentarse sólo junto a su familia inmediata.
Dice que el pastor dijo a los miembros de la iglesia que el virus era algo para preocuparse y que si alguien no se sentía seguro al asistir a los servicios, serían bienvenidos calurosamente cuando decidieran regresar.
“Muchos de los ancianos de la iglesia han decidido no asistir por ahora”, dijo Tobias, “y eso incluye a la tía del pastor. Esto es algo que estamos tomando con mucha seriedad”.
Prioridades
“Creo que algunas personas no entienden cuán importante es la iglesia en algunas comunidades”, dijo Tobias. Ella reconoce que hay personas que pueden pasar hasta tres meses sin participar en un servicio presencial y no tienen ningún problema.
“Pero mucha de nuestra congregación no puede”, dijo. “Tenemos miembros que son víctimas de adicción a las drogas, alcoholismo, pensamientos suicidas y abuso sexual. Tenemos niños de hogares rotos o tóxicos, y para ellos la iglesia es su lugar confiable libre de violencia y drogas y armas”.
Tobias dice que la iglesia virtual puede funcionar para algunos, pero muchos en la congregación no tienen los medios para participar.
“Yo no tengo internet de alta velocidad ni un celular inteligente”, dijo Slaughter, “y esa es la situación de muchos en nuestra congregación”.
Muchos miembros de la iglesia tampoco tienen vehículos. Life Tabernacle opera 27 autobuses que recorren la región recogiendo a sus miembros cada domingo. Los miembros dicen que esto hace imposible organizar servicios con un máximo de 10 personas.
Jen Olano disfruta los servicios virtuales de su iglesia en Nueva Orleans y dice que su grupo de estudio bíblico se reúne regularmente por la aplicación Zoom. Dice que le molesta ver a personas que no acatan el mandato de quedarse en casa, pero siente que el asunto puede ser complicado.
“Tu no le negarías a un paciente de cáncer el tratamiento durante el coronavirus”, dijo. “Entonces ¿por qué podríamos negarle a los que luchan contra adicciones y problemas mentales el apoyo que necesitan?”.
Tobias dice que entiende que el gobierno está tratando de alcanzar un balance entre el bienestar de todos sus ciudadanos, pero está de acuerdo con Slaughter que algunas de sus prioridades son cuestionables.
“Ellos me están dificultando mucho poder asistir al lugar que necesito para luchar contra mi alcoholismo”, dijo Slaughter. “¿Pero sabes dónde sí me hacen fácil ir? A la licorería. La licorería es considerada como “esencial”.
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