Un mecanismo desconocido hasta ahora para inactivar genes que suprimen la formación de tumores contribuye a aclarar por qué el riesgo de cáncer se asocia a una dieta poco saludable o a trastornos metabólicos no controlados, como la diabetes.
Rusia (Sputnik) .- Investigadores de Singapur y el Reino Unido utilizaron modelos de ratones, tejidos humanos y organoides de mama humana cultivados en el laboratorio, para descubrir que los cambios en el metabolismo de la glucosa podrían favorecer el crecimiento del cáncer al desactivar temporalmente un gen que nos protege de los tumores llamado BRCA2.
“Empezamos el estudio con el objetivo de entender qué factores elevan el riesgo en las familias susceptibles de padecer cáncer, pero acabamos descubriendo un mecanismo más profundo que vincula una vía esencial de consumo de energía con el desarrollo del cáncer”, manifiesta el autor principal del estudio, el farmacólogo oncológico Li Ren Kong, del Instituto de Ciencias Oncológicas de Singapur, citado por el servicio de prensa de la Universidad Nacional de Singapur.
Estudios recientes han descubierto que una mutación en uno de los dos genes BRCA2 de una célula está implicada en varios tipos de cáncer. Curiosamente, los ratones y las células humanas con esta mutación no muestran los signos habituales de inestabilidad genética que se observan en las células con ambas copias del gen mutadas.
El equipo examinó primero a personas que habían heredado una copia defectuosa del BRCA2. Descubrieron que las células de estas personas eran más sensibles al metilglioxal (MGO), que se produce cuando las células descomponen la glucosa para obtener energía en el proceso de glucólisis.
La glucólisis genera más del 90% del MGO en las células, que un par de enzimas suelen mantener en niveles mínimos. En caso de que no puedan mantenerlos, unos niveles elevados de MGO pueden conducir a la formación de compuestos nocivos que dañan el ADN y las proteínas. En afecciones como la diabetes, en las que los niveles de MGO son elevados debido al alto nivel de azúcar en sangre, estos compuestos nocivos contribuyen a las complicaciones de la enfermedad.
Los investigadores descubrieron que el MGO puede desactivar temporalmente las funciones supresoras de tumores de la proteína BRCA2, dando lugar a mutaciones relacionadas con el desarrollo del cáncer. Este efecto pudo observarse en células no cancerosas, así como en muestras de tejido derivadas de pacientes, en algunos casos de cáncer de mama humano y en modelos de ratón de cáncer de páncreas.
Como el MGO puede privar temporalmente a la proteína BRCA2 de su capacidad de reparar el ADN, tiene sentido que una dieta deficiente o una diabetes descontrolada puedan contribuir a un mayor riesgo de cáncer con el tiempo, incluso en personas con dos copias funcionales del gen BRCA2. Esta nueva información podría conducir a estrategias de prevención o detección precoz del cáncer.
“El metilglioxal puede detectarse fácilmente mediante un análisis de sangre para HbA1C, que potencialmente podría utilizarse como marcador”, concluye oncólogo e investigador del cáncer de Singapur Ashok Venkitaraman.
La investigación fue publicada en Cell.
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