Los metales pesados son aquellas sustancias químicas que necesitamos como micronutrientes todos los días. Nuestro organismo requiere de metales en pequeñísimas cantidades, de los más importantes para la salud tenemos al fierro que es un componente sanguíneo, el cobalto que es parte de la vitamina B12, el zinc, el aluminio y el manganeso quienes funcionan como catalizadores enzimáticos y reguladores para que se realicen de forma correcta todas funciones en el organismo humano.
Cuando relacionamos los metales pesados con enfermedad nos viene a la mente un envenamiento, sin embargo, para que esto pueda suceder tenemos que estar en contacto con grandes cantidades de estos elementos produciendo síntomas como convulsiones, vómitos, debilidad, dificultad respiratoria, arritmia, taquicardia, entre otros. No obstante, la contaminación ambiental sobre todo aquella de origen antropogénico nos hace estar más expuestos y absorbemos más metales que los que necesitamos. Día a día estas sustancias tienen la peculiaridad de que se pueden acumular en el organismo. Los síntomas tempranos de exposición crónica a metales son: decoloración en la piel, alergias, alopecia, halitosis, dolor de cabeza, somnolencia. Incluso se ha probado que otras enfermedades como cáncer, problemas renales, retrasos en el desarrollo, autismo, alergias, trastornos alimenticios, alergias deben a exposición constante y por muchos años a metales pesados.
La mayoría tenemos el conocimiento de que podemos “intoxicarnos” con metales pesados en alimentos como el pescado, sin embargo, no es la única fuente a la estamos expuestos también los metales los podemos encontrar en el suelo ya que todos consumimos cantidades de mínimo 0.02 mg por día y este valor se triplica en niños. En aire podemos encontrar metales debido a plomo que contiene la gasolina y los plaguicidas que son aplicados en los campos agrícolas, en el agua también podemos encontrar niveles altos de metales pesados sobre todo en lugares donde se practique la minería debido a infiltraciones de jales mineros a las aguas subterráneas y en los animales que consumen agua, suelo y aire contaminado también absorberán metales y se acumularán en su tejido el cual nos sirve como alimento.
No es posible vivir con miedo y pensando que siempre estamos en contacto con metales pesados y nos podremos enfermar. Lo que si podemos hacer es concientizar a la población de algunas prácticas que dañan al medio ambiente. Darnos cuenta que las acciones que sirven para mejorar nuestra calidad de vida nos pueden perjudicar también, vivir de una forma saludable y armonía con nuestro medio ambiente.
Ana Paola Balderrama-Carmona
Actualmente Catedrático e Investigador del Departamento de Ciencias Químico-Biológicas y Agropecuarias.Miembro de la Academia de Análisis Clínicos. Candidata a investigadora Nacional. Organization for Woman in Science for the Developing Countries (OWSD) member.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.