Disminuye el flujo de repatriados en Chihuahua, mientras se implementan estrategias para enfrentar deportaciones y combatir la criminalidad en la región.
Chihuahua, Chih. (ADN/Staff) – La reciente reunión de la Mesa Estatal de Construcción de Paz, encabezada por la gobernadora Maru Campos, resaltó un tema que ha sido recurrente en la agenda política y social de Chihuahua: la seguridad y los flujos migratorios. Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, las políticas migratorias se han visto transformadas, generando un impacto significativo en la dinámica fronteriza de la entidad.
En esta oportunidad, se reportó una disminución en el número de connacionales repatriados, alcanzando un total de 1,891 personas que han regresado a México, de las cuales 1,617 cruzaron por Ciudad Juárez y 274 por Ojinaga. Este cambio de tendencia sugiere un reacomodo en las políticas migratorias y sus aplicaciones prácticas, así como en la situación socioeconómica de los migrantes mexicanos en el país vecino.
El impacto de estas repatriaciones en Chihuahua es considerable. Históricamente, Ciudad Juárez ha sido un punto neurálgico para la migración mexicana. Durante años, la ciudad ha funcionado como la principal puerta de entrada y salida hacia Estados Unidos, lo que ha conformado no solo su economía, sino también su cultura.
Sin embargo, la actual administración de Trump y su enfoque en las deportaciones masivas han alterado esta realidad, evidenciando la urgencia de establecer estrategias efectivas en la gestión del regreso de estos ciudadanos. En este contexto, la coordinación entre las distintas instancias de gobierno se vuelve esencial para afrontar los desafíos que surgen del regreso de estas personas.
En la misma reunión, se abordaron los operativos de seguridad implementados en la Sierra Tarahumara, destacando la reciente destrucción de plantíos y la incautación de armamento en Uruachi. Estos operativos son parte de un esfuerzo más amplio por combatir la criminalidad en una región que ha enfrentado serios problemas derivados del narcotráfico y la violencia.
La colaboración entre diferentes niveles de gobierno se ha vuelto una de las estrategias prioritarias para mejorar la seguridad en el estado, siendo el papel del fiscal general, César Jáuregui, fundamental en este contexto. Así, la articulación de fuerzas policiales y militares busca atender no solo la criminalidad, sino también las causas subyacentes de la misma.
El secretario de Seguridad Pública, Gilberto Loya, reportó recientemente 62 detenciones, lo que refleja un enfoque proactivo ante un fenómeno que ha marcado la pauta en la política de seguridad del estado. A medida que los gobiernos federal y estatal enfrentan el desafío de la violencia y el crimen organizado, la rendición de cuentas sobre las acciones realizadas se vuelve un tema crítico. Este enfoque permite también observar cómo los aspectos de seguridad se integran a la política fiscal y al bienestar de los chihuahuenses, donde la percepción de seguridad se convierte en un factor determinante para la confianza en las autoridades.
La gobernadora Maru Campos enfatizó la necesidad de trabajar en unidad para garantizar el bienestar de la población chihuahuense. Este llamado refleja una realidad política y social que exige colaboración entre distintos actores en un momento donde los retos son multifacéticos. En Chihuahua, la política de seguridad no solo abarca la represión del delito a través de detenciones y operativos, sino que también involucra la creación de un entorno donde la comunidad se sienta segura y respaldada por sus autoridades.
Durante el desarrollo de la reunión, la presencia de figuras clave como el general Rubén Zamudio, de la 5/a Zona Militar, así como la representación del Instituto Nacional de Migración, pone de manifiesto la importancia de la coordinación intergubernamental ante un panorama crítico y en constante evolución.
La lucha contra la delincuencia y las políticas de migración no son temas aislados; por el contrario, están interrelacionados en un contexto donde la historia, la cultura y la dinámica económica de Chihuahua juegan un papel preponderante.
La evolución de estas estrategias dependerá de la capacidad de las autoridades para adaptarse a los cambios constantes y responder de manera efectiva a las necesidades de la población.
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