Autoridades estatales ligan los asesinatos a enfrentamientos entre cárteles; ya se despliegan operativos en la zona.
Ciudad Juárez, Chih. (ADN/Staff) – Las autoridades del estado de Chihuahua confirmaron el hallazgo de 11 cuerpos en el municipio fronterizo de Ojinaga, en lo que representa otro episodio sangriento en la creciente ola de violencia que azota la región.
De acuerdo con el fiscal general del estado, César Jáuregui, dos de las víctimas fueron decapitadas y una narco manta fue dejada en el lugar, lo que refuerza la hipótesis de que el crimen está vinculado a la disputa territorial entre grupos del crimen organizado.
El macabro hallazgo tuvo lugar en un predio cercano a las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad, una ubicación que ha sido utilizada por los grupos criminales en anteriores ocasiones para dejar cuerpos como advertencia.
La narco manta, atribuida al grupo delictivo La Línea, deja entrever una intensificación de los enfrentamientos entre cárteles que buscan controlar el tráfico de drogas en esta región clave, que conecta el estado de Chihuahua con los Estados Unidos.
Este suceso se suma a una serie de eventos violentos que han sacudido a la zona en las últimas semanas. Apenas el pasado 10 de septiembre, seis personas fueron asesinadas en circunstancias similares en Ojinaga, lo que ha puesto en alerta a las fuerzas de seguridad.
Durante ese evento, las autoridades también lograron asegurar dos vehículos y otro más que había sido quemado, dejando claro que las acciones criminales responden a ajustes de cuentas entre cárteles.
César Jáuregui, al referirse a los recientes actos de violencia, mencionó que los enfrentamientos entre estos grupos delictivos han escalado, y que las autoridades están trabajando en operativos intensivos para dar con los responsables.
Sin embargo, reconoció que la región es un punto crítico debido a su ubicación geográfica, lo que complica el control territorial y la prevención de estos crímenes.
Los operativos de seguridad en la zona incluyen el despliegue de elementos estatales y federales que buscan contener la violencia y capturar a los cabecillas detrás de estas ejecuciones.
Sin embargo, la constante pugna entre La Línea y otros grupos delictivos que operan en la región ha mantenido a los ciudadanos en un estado de incertidumbre y temor, con un incremento notable en los actos de violencia en los últimos meses.
La situación en Ojinaga refleja un patrón que se ha venido observando en varias regiones del estado de Chihuahua, donde los cárteles libran batallas por el control de rutas clave para el tráfico de drogas, armas y personas.
Las autoridades locales siguen insistiendo en la necesidad de mayor apoyo federal para enfrentar esta crisis de violencia que parece no tener fin.
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