El Gobierno del Estado entrega 24 toneladas de alimento a 1,600 familias en Balleza, enfrentando la inseguridad alimentaria en zonas vulnerables.
Chihuahua, Chih. (ADN/Staff) – En un esfuerzo por mitigar la inseguridad alimentaria y elevar las condiciones de vida en la región serrana de Chihuahua, el Gobierno del Estado llevó a cabo la distribución de 24 toneladas de alimento, específicamente maíz y frijol, a 1,600 familias en el municipio de Balleza.
Este acto, que tuvo lugar en la comunidad de Pichique, es parte del programa interinstitucional “Juntos por la Sierra Tarahumara”, el cual busca abordar las problemáticas sociales que enfrenta esta extensa región, caracterizada por su diversidad étnica y cultural.
La entrega de alimentos se dirigió a diversas localidades del municipio, incluyendo ejidos y comunidades como Tecorichi, San Juan, y El Durazno, que a menudo se encuentran en un estado de desventaja económica y social. Este tipo de iniciativas no solo se limitan a la acción humanitaria inmediata, sino que también son un reflejo de las realidades más amplias que afectan a las comunidades rurales e indígenas, donde la pobreza y la desnutrición infantil son problemas persistentes.
Los datos más recientes del Coneval indican que, en los últimas mediciones, un significativo porcentaje de la población en Balleza vive en condiciones de pobreza multidimensional, lo que subraya la necesidad de acciones concertadas como esta.
La jornada de entrega también incluyó la distribución de 600 despensas, así como dulces y regalos para los niños, lo cual resalta una estrategia de inclusión que busca no solo atender lo inmediato, sino también generar una conexión social más sólida entre las entidades gubernamentales y las comunidades.
La intervención de figuras clave, como la presidenta del DIF Estatal, María Eugenia Galván Antillón, y el secretario de la SPyCI, Enrique Rascón Carrillo, indica un esfuerzo coordinado, que trasciende las diferencias de jerarquía institucional y políticas partidistas.
El gobernador indígena de Pichique, Hermilo Bustillos, y el comisario ejidal de Tecorichi, Francisco Ontiveros, también estuvieron presentes, lo que demuestra la inclusión de líderes locales en este proceso.
La participación de autoridades locales en la ejecución de políticas públicas es esencial para brindar respuestas efectivas a las necesidades de las comunidades, una práctica que se espera continúe en el futuro, a fin de lograr un desarrollo sostenible en la Sierra Tarahumara.
Con el trasfondo histórico de la marginalización de estas regiones, donde la cultura tarahumara es rica y ancestral, pero a menudo relegada, la intervención del gobierno estatal podría ser vista como un intento por revertir años de desatención.
La historia de Balleza y sus pueblos a menudo ha estado marcada por la falta de infraestructura, oportunidades económicas y programas de salud adecuados, lo que hace que estas iniciativas sean aún más significativas en el contexto actual.
Por último, la importancia de crear un modelo de desarrollo que no solo atienda los problemas inmediatos como la desnutrición, sino que también promueva el desarrollo integral y sostenible en la Sierra Tarahumara es crucial.
El compromiso del Gobierno Estatal, como se expresó en las declaraciones de Galván Antillón y Rascón Carrillo, sugiere una voluntad de implementar cambios a largo plazo, lo cual será fundamental para afrontar los retos que enfrentan las comunidades más necesitadas de la región. En el contexto actual de desafíos globales, las acciones locales como la de Balleza brillan como ejemplos de esperanza y colectivo.
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