Ahí está en el fondo el color matinal en San Rafael, municipio de Urique, con el tono vivo de las razas, las vestimentas floridas y encendidas, las sonrisas desbordantes y las miradas determinadas; fluye, como elemento fundido al sol, la mezcla de las estirpes: indígena, mestiza; y se desborda al unísono el sentimiento, “Corral, estamos contigo, ahora es cuándo”.
Es una gran y plural concentración, secuencia del movimiento amplio que se ha constituido en torno a la candidatura de Javier Corral, bautizado como Alianza Ciudadana por Chihuahua, en el que se se unen muchos en el estado grande del norte de México; los hay de diversos partidos, los del PAN en grado oficioso, los hay también sin partido; la esencia es la unidad en torno al cambio, los motivos del hartazgo ante un gobierno sectario y cubierto de podredumbre; y esta amalgama de humanos en la plaza de San Rafael es botón de muestra, es modelo.
La nota estridente la pone Feliciano Villalobos, autóctono de la región, popular entre los habitantes, célebre por su otrora camisa roja, su filia tricolor; por aquella bandera priista y con el apoyo de los rarámuris, ha tiempo tomó el bastón de mando, llegó a la presidencia municipal de Urique. Su atronadora voz y llana autoridad espeta: Somos los mismos priistas de siempre, pero ahora en el PAN, porque ya estamos hartos del abandono, porque ya es hora del cambio.
La expresión que en San Rafael suena como una orden, tiene dejo de eco; rebota lo que una y otra vez le dicen al candidato Corral por los aires del estado: hartazgo, cambio, ya basta…
La nota autóctona la dio una maestra bilingüe, nacida en estas tierras tarahumaras; habló en castilla para los chabochis y en su lengua nativa para los rarámuris. Unos no entendieron lo otro, y los otros no entendieron lo uno. Todos comprendieron, con luminosidad intensa, el respaldo para Javier Corral, de ello no quedó duda alguna.
Toca el turno al altoparlante para el Viejo Moreno, tan natural como simpático; explaya sus mandas e intenciones de mejora con la potestad del liderazgo; no importa si su expresión pierde de momento el rumbo, al Viejo todo se le festeja, y con respeto. En ese entramado expele Moreno la idea del soporte incondicional para el candidato a gobernador. Lanza la señal: todos vamos con Javier Corral. Ahora es cuando chile verde le has de da sabor al caldo, deja chispa en el ambiente.
Y Corral no elude el compromiso. Se acerca a los asistentes, saluda a todos, menciona a los amigos y a los líderes. Lanza la promesa: habrá un consejo de turismo para dar provecho a la potencialidad de esta preciosa zona serrana. Es justo que muchos la puedan conocer y que de ello salga beneficio para los de Urique, por siempre engañados, despojados y relegados desde hace siglos.
Empleos bien pagados, apoyos para crear y crecer negocios. Educación y salud son prioridad, son los postulados del próximo gobernador de Chihuahua.
La elipse se conforma con indígenas en las sillas colocadas en la parte central. Los mestizos se acomodan de pie en los 180 grados. Es el escenario para cosechar la más sonora ovación. Duarte a la cárcel, anuncia Corral. El ruido desde las palmas de las manos abajo. El ruido desde las nubes que ya amenazan con descargas eléctricas desde arriba, todo al unísono.
El sol cede. Es 15 de mayo, día de San Isidro Labrador, quien ya muestra su presencia en el presagio del vital líquido que cae del cielo; hay específica reverberación en las zonas agrícolas de esta parte alta de la Sierra Madre Occidental. Muchas cosas dependen de la lluvia y hay buen presagio.
El escenario es agradable, pero ya el tiempo apremia. El candidato sale con prisa hacia el siguiente municipio. Lleva el equipaje de la energía de rarámuris y chabochis de San Rafael. Ahora es cuando, esto ya no lo para nadie, viene un nuevo amanecer, ¡hasta la victoria siempre!
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