El reciente accidente ocurrido en Ciudad Juárez, donde un menor de 14 años perdió la vida tras volcar en un cuatrimoto, si bien las notas periodísticas así lo han manejado, en las fotografías se puede observar un vehículo mas grande y sofisticado de los llamados racers. Esto no es solo un hecho trágico, sino un reflejo de varios factores que en la actualidad ocasionan este tipo de desgracias, como lo son la falta de regulación efectiva, así como de la necesidad de mayor conciencia sobre la seguridad en el uso de estos vehículos recreativos todoterreno.
¿Que es un vehículo tipo racer?
Los vehículos recreativos tipo racers, también conocidos como UTV (Utility Task Vehicle) deportivos o Side-by-Side (SxS), son vehículos todoterreno diseñados para la aventura extrema, la velocidad y la resistencia en terrenos difíciles. Son populares para actividades como el off-road, el rally y expediciones en dunas, montañas y caminos de tierra.
Los fabricantes de vehículos recreativos tipo racers (UTV o SxS) establecen restricciones para menores de edad debido a varios factores relacionados con seguridad, capacidad de manejo y regulaciones legales. Algunas de las razones principales son:
- Falta de Madurez y Experiencia
Conducir un racers requiere habilidades avanzadas de manejo en terrenos irregulares, control de aceleración, frenado y maniobras en alta velocidad.
Los menores, especialmente los más jóvenes, pueden carecer de la capacidad de reacción y juicio necesarios para evitar accidentes.
- Potencia y Riesgo de Pérdida de Control
Muchos racers tienen motores de 900 cc a 2000 cc y más de 200 HP, lo que los hace extremadamente rápidos y potentes.
Aceleraciones bruscas o giros mal ejecutados pueden hacer que el vehículo vuelque o derrape sin control.
- Protección Insuficiente en Caso de Accidente
Aunque los racers cuentan con jaulas antivuelco, cinturones de seguridad de 4-5 puntos y suspensión avanzada, un menor de edad puede no ajustarse correctamente al asiento ni sujetarse bien en caso de impacto.
La falta de fuerza y tamaño adecuados puede hacer que no alcance los pedales o el volante con la precisión necesaria para reaccionar ante obstáculos.
- Riesgo de Vuelco y Accidentes Graves
El centro de gravedad alto y la tracción potente pueden hacer que los racers sean propensos a volcarse si no se manejan correctamente.
En terrenos complicados, un menor podría sobrecorregir la dirección o frenar de manera incorrecta, causando una pérdida de control.
- Recomendaciones de Seguridad del Fabricante
Los principales fabricantes como Polaris, Can-Am, Yamaha y Honda establecen restricciones de edad mínima, que suelen ser 16 años o más para modelos de tamaño completo.
En modelos juveniles más pequeños (como el Polaris RZR 200 o el Can-Am DS 250), pueden permitir el uso a partir de los 10-12 años, pero siempre con supervisión adulta.
El marco normativo y sus deficiencias
En el Estado de Chihuahua, la regulación sobre el uso de cuatrimotos se encuentra dispersa en varias disposiciones legales. El Código Municipal para el Estado de Chihuahua establece la facultad de los ayuntamientos para reglamentar y supervisar el tránsito y la seguridad vial dentro de sus jurisdicciones. Por su parte, la Ley de Vialidad y Tránsito para el Estado de Chihuahua, con la reforma del Decreto LXVII/RFLEY/0726/2023, establece un marco más detallado para la regulación de los vehículos todoterreno, incluyendo las cuatrimotos. El artículo 47 Bis prohíbe su circulación en zonas urbanas y limita su uso a brechas, terracerías y zonas específicamente autorizadas. Además, se establecen requisitos específicos para su operación, como la obligatoriedad de registro ante la Secretaría de Vialidad, el uso de luces delanteras y traseras, cinturones de seguridad y extintores. El artículo 47 Quater, por su parte, establece que solo pueden conducir estos vehículos las personas mayores de edad o, en su caso, mayores de 16 años acompañadas de un adulto. También se impone el uso obligatorio de casco, gafas protectoras y seguro de daños a tercero.
No obstante, a pesar de la existencia de estas normativas, su aplicación y supervisión han sido deficientes, permitiendo que menores de edad sigan conduciendo estos vehículos sin las medidas de seguridad adecuadas, como se evidenció en el lamentable accidente de Ciudad Juárez; la pregunta obligada: ¿Quién de los que gozan de tener estos vehículos, sus familiares, amigos, cercanos o sus invitados conocen de estas medidas?
El caso del menor fallecido evidencia un problema recurrente: la permisividad y falta de supervisión en el uso de estos vehículos. A pesar de que en algunos municipios se han establecido restricciones para la circulación de cuatrimotos en la vía pública, o bien ya hay quienes se encuentran trabajando en reglamentos internos como es el municipio de Casas Grandes, aunado aun programa de difusión del mismo, tomando conciencia de que el turismo en su área depende de los entusiastas a estos vehículos; lo que en esta región no ha habido la intención de prevenir accidentes y como consecuencia es que la mayoría de las personas desconocen o ignoran estas disposiciones. A esto se suma el hecho de que las cuatrimotos o los tipo racers, aunque populares como vehículos recreativos, diseñadas para terrenos accidentados, lo que las hace extremadamente peligrosas si no se utilizan con la debida precaución y el equipo adecuado. La ausencia de casco, protecciones y experiencia en la conducción pueden convertir un simple paseo en una tragedia y de responsabilidad que no es para tomarlo a la ligera.
Una omisión gubernamental que cuesta vidas y frena el desarrollo turístico
La falta de atención por parte de las autoridades a la regulación y supervisión de los vehículos todoterreno no solo ha cobrado vidas, sino que también impide el aprovechamiento de estos como una herramienta de desarrollo económico y turístico. Un caso paradigmático es Samalayuca y sus alrededores, una zona con un enorme potencial para el turismo de aventura, pero que carece de una infraestructura y normatividad clara que permita la operación segura de cuatrimotos y otros vehículos recreativos. En lugar de aprovechar este atractivo con rutas bien delimitadas, servicios de seguridad y promoción turística regulada, se mantiene un descontrol donde menores de edad y conductores sin experiencia usan estos vehículos en condiciones de riesgo, y quien haya ido un fin de semana por la noche puede coincidir con este imberbe, que se convierte en tierra de nadie. Es imperativo que las autoridades estatales y municipales vean más allá de la prohibición y trabajen en la implementación de normas claras, emitir permisos con bandas de seguridad en las muñecas para llevar un control de quien conduce y que este se comprometa a no ingerir bebidas embriagantes o bajo los influjos de algún estupefaciente… Si, lo se, esto es todo un tema, y hago una pausa porque si bien no es en lo general si hay quien es entusiasta de este tipo de actividades y al leer esto va a desgarrarse sus ropas o bien su jersey rotulado alusivo a marcas de suspensiones o bebidas energéticas y gritará mirando al cielo: – ¡ESO NO ES POSIBLE! ¡VENIMOS A DIVERTIRNOS EN FAMILIA!- Y bueno, puedo decir en su defensa que lo que se la ha permitido siempre, ha hecho que sea costumbre y algo visto de manera correcta o normalizada, aunque no lo sea, por lo que está demás abundar en por qué se debe conducir en sus cinco sentidos.
Ciudad Juárez y Samalayuca tienen una gran oportunidad de explotar esta oportunidad geográfica, son muchísimas opciones para que sea un centro turístico de talla internacional y no caer como siempre en un lugar sin ley, donde las oportunidades del sector privado solo son inmobiliarias y no recreativas de primer nivel, en cambio es un lugar donde el estado de derecho es laxo en el que no solo con esta por demás triste historia, sino que con muchísimas mas, las que han quedado en la historia pero que a través de redes sociales se puede ser testigo de ello.
EL ALTO COSTO POLÍTICO Y FINANCIERO DE LA INACCIÓN.
La falta de respuesta de las autoridades ante tragedias como esta genera un alto costo político, ya que la omisión en la aplicación de la normativa existente afecta directamente la percepción ciudadana sobre la capacidad del gobierno para garantizar la seguridad pública. Cada accidente que involucra menores de edad y vehículos todoterreno refuerza la impresión de negligencia gubernamental, erosionando la confianza en las instituciones y generando presión sobre los funcionarios encargados de regular estas actividades.
Aunado a esto, la inacción gubernamental también representa un costo a la cuenta pública, pues los servicios de emergencia, hospitales y el sistema judicial deben destinar recursos para atender las consecuencias de estos accidentes. Además, el incumplimiento de la normatividad implica que las auditorías estatales y la fiscalización superior podrían derivar en sanciones y responsabilidades administrativas para los servidores públicos que han fallado en la aplicación de estas regulaciones. Es imperativo que el gobierno actúe con firmeza para evitar que la falta de prevención siga traduciéndose en un doble costo: vidas humanas y un mayor desgaste financiero para el estado.
¿Hacia Dónde Vamos?
Chihuahua debe replantearse su manejo de la cuenta pública y la forma en que prioriza sus inversiones. No es suficiente contar con regulaciones en papel si no hay un presupuesto que garantice su cumplimiento. Urge que se implementen:
Programas de concienciación sobre el uso de cuatrimotos.
Reglas claras sobre la edad mínima y el equipamiento obligatorio.
Supervisión efectiva en zonas de alto riesgo.
Sanciones para quienes incumplan las normativas de seguridad.
Urgencia de establecer zonas seguras y supervisadas.
Y a mediano y largo plazo: Implementación de programas y proyectos de nivel sobre estas áreas de oportunidad que puedan traer derrama económica, misma que se destine a que se refuerce la seguridad en todas las áreas que se deba.
Cada peso invertido en prevención es una vida potencialmente salvada. La ciudadanía exige respuestas y acciones concretas. Las autoridades deben decidir si asumirán su responsabilidad o seguirán apostando a la negligencia política y administrativa.
El dolor de una familia que pierde a un hijo en un accidente prevenible es un recordatorio de que la seguridad no es opcional. La falta de regulación específica y la poca conciencia sobre los peligros de las cuatrimotos han sido factores determinantes en esta tragedia. Es momento de que Chihuahua tome medidas concretas para evitar que más familias sufran una pérdida similar.
El equilibrio entre el disfrute de estos vehículos y la seguridad debe ser una prioridad. Solo así se podrá garantizar que la recreación no se convierta en una sentencia de muerte.

Alfonso Becerra Allen
Abogado corporativo y observador político, experto en estrategias legales y asesoría a liderazgos con visión de futuro. Defensor de la razón y la estrategia, impulsa la exigencia ciudadana como clave para el desarrollo y la transformación social.