El Congreso de Chihuahua aprueba reformas a la Ley del Agua para fomentar la cultura hídrica, crucial ante la creciente crisis y el cambio climático.
Chihuahua, Chih. (ADN/Staff) – El Congreso del Estado de Chihuahua aprobó una reforma a la Ley del Agua, marcando un hito significativo en la gestión hídrica de la entidad. Esta reforma no solo busca impulsar la concienciación sobre el uso eficiente y sustentable del agua entre la población, sino que también se enmarca en un contexto más amplio: la creciente crisis hídrica que afecta a diversas regiones del mundo, incluida Chihuahua.
Este estado ha sido históricamente susceptible a sequías, lo que lo convierte en un terreno fértil para discusiones sobre el manejo de sus recursos hídricos, tanto en el ámbito social como económico.
El diputado Ismael Pérez Pavía, miembro de la Comisión de Agua, destacó la importancia de un esfuerzo colectivo para implementar una cultura del agua que incorpore a todas las autoridades y sectores de la sociedad. La reforma no es meramente un cambio legal, sino un llamado a transformar la conciencia social respecto al agua. Durante años, las comunidades chihuahuenses han enfrentado condiciones climáticas adversas que exacerbaban la escasez de agua; un fenómeno que se ha intensificado con el cambio climático y que demanda acciones más agresivas y coordinadas.
Chihuahua, con su peculiar geografía y clima árido, presenta desafíos únicos. La media anual de 349 milímetros de lluvia, que típicamente se concentra en muy pocos días, resalta la urgencia de implementar estrategias de captación y almacenamiento del agua. Las condiciones de sequía han hecho que los ciudadanos sean más conscientes de la necesidad de gestionar los recursos hídricos de manera efectiva. La reciente reforma se alinea con esta necesidad, subrayando que la cultura del agua debe ser entendida y aplicada desde la base de la comunidad hasta las esferas gubernamentales.
La participación de sectores social y privado se convierte en un pilar fundamental en esta nueva política pública. La Junta Central de Agua y Saneamiento será la encargada de liderar este esfuerzo, promoviendo la educación y concientización sobre los efectos del cambio climático en el ciclo del agua. Este enfoque colaborativo no solo tiene el objetivo de asegurar el agua para el presente, sino también para las futuras generaciones, un reto que requiere tanto innovación en las técnicas de conservación como una sólida voluntad política.
Es relevante señalar que la reforma fue presentada por el Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional (PAN) y aprobada por unanimidad, lo que refleja una posible alineación en la preocupación por la crisis hídrica, a pesar de las divisiones que frecuentemente caracterizan el ámbito político. Esto sugiere un reconocimiento general de la gravedad del problema y la necesidad de unir esfuerzos para abordarlo.
Finalmente, esta reforma a la Ley del Agua no solo implica una serie de cambios en la legislación de Chihuahua, sino que también representa un cambio en la forma de entender y gestionar este recurso vital. A medida que la población y las autoridades se adaptan a nuevos paradigmas en la administración del agua, será crucial observar cómo evoluciona la implementación de esta reforma en la vida cotidiana de los chihuahuenses. La historia de la región está íntimamente ligada a su recurso hídrico, y la percepción social de este recurso podría estar en la antesala de una profunda transformación cultural y práctica que, de ser bien gestionada, podría garantizar un futuro más sustentable y resiliente frente a los retos del cambio climático.
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