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    noviembre 20, 2024 | 20:47

    A todos los de mi Logia Madre, ¡cómo querría volver a verlos!

    Publicado el

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    ¿Puede haber algo más duro para un masón que no poder abrazarse con sus hermanos?


    Ciudad Juárez, Chih. –  Durante el confinamiento por la pandemia, mal llamado cuarentena que refiere a la observancia de un periodo de cuarenta días, a menos que sea por cuarenta meses, los trabajos presenciales en las logias jurisdiccionadas a la Gran Logia Cosmos del Estado de Chihuahua, suspendimos por decreto toda actividad presencial.

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    En La Cantera, hemos buscado acompañar al hermano masón con publicaciones frecuentes de su interés y actualidad, en un formato ligero, recomendando lecturas, recordando la vida y obra de distinguidos miembros de la orden, para mantener viva la cadena de unión fraternal.

    Así, llegamos al mes diecinueve mayormente confinados, y en el estado de Chihuahua ya con un mes en Semáforo Epidemiológico en Verde, pero con las logias aún con trabajos suspendidos esperando con ansías locas que de un momento a otro podamos regresar, con una nueva realidad, a nuestros trabajos ordinarios.

    Mientras ese día llega, y más allá, continuaremos juntos, leyendo, disfrutando y saboreando de estas líneas, juntos, aunque sea virtualmente.

    Hoy traemos este poema maravilloso del Q∴H∴ Rudyard Kipling, Mi Logia Madre, que seguramente alguno conocerá, pero que para esta cantera ha sido un disfrute conocerlo recién.

    Kipling es recordado como uno de los más destacados narradores de la lengua inglesa, quien dejó un amplio legado literario, en el que destacan obras como “El libro de la selva” y “El hombre que pudo ser rey” del que ya hablamos con anterioridad. Su ingenio fue reconocido en 1907 con un Premio Nobel de Literatura a los 42 años de edad, siendo entonces el escritor más joven en recibirlo.

    El poema se compone de versos llenos de nostalgia por el tiempo en que Kipling vivió junto a sus Hermanos en la India, seguramente la misma nostalgia que todos hoy sentimos al no poder compartir en los talleres.

    Disfrútalo.

    SFU.
    Sobre todo, mucha Salud, donde quiera que estén.


    A todos los de mi Logia Madre, ¡cómo querría volver a verlos!
    Q∴H∴ Rudyard Kipling

    Allí estaba: Rudle, el jefe de estación,
    Peazley, de la Sección de Vías y Trabajos,
    Ackman, de Intendencia,
    Donkin, funcionario de prisiones,
    y Blake, el sargento instructor
    que fue dos veces nuestro Venerable,
    también, estaba el viejo Franjee Eduljee
    dueño del almacén Artículos Europeos…

    Fuera nos decíamos: Sargento o Señor,
    Salud o Salam;
    dentro, en cambio, Hermano, y así estaba bien.
    Nos encontrábamos en el Nivel,
    y nos despedíamos en la Escuadra.
    Yo era el segundo Diácono.

    Estaba también, Bola Nath, el contable,
    Saul, el judío de Aden,
    Din Mohamed, delineante en la oficina del Catastro,
    el señor Chuckerbutty,
    Amir Singh el sikh,
    y Castro, del taller de reparaciones,
    que era católico romano.

    Nuestros ornamentos no eran ricos
    y nuestro Templo era viejo y desguarnecido,
    pero conocíamos los antiguos landmarks
    y los observábamos escrupulosamente.
    A veces, cuando miro atrás,
    me viene a la cabeza este pensamiento:
    En el fondo, no había incrédulos
    al margen, quizás de nosotros mismos.

    Cada mes, después de la Tenida,
    nos reuníamos para fumar.
    (No nos atrevíamos a hacer banquetes
    por miedo a forzar la norma de cualquier Hermano).
    Y hablábamos a fondo, de religión y de otras cosas.
    Cada uno de nosotros se refería
    al Dios que conocía mejor.

    Los Hermanos tomaban la palabra uno tras otro
    y nadie se inquietaba.
    Nos separábamos con el alba,
    cuando se despertaban las cacatúas
    y los malditos mosquitos portadores de fiebre.
    Después de tantas palabras
    volvíamos a caballo
    mientras Dios, Mahoma y Shiva
    jugaban al escondite dentro de nuestras cabezas.

    Muy a menudo, desde entonces,
    mis pasos errantes al servicio del Gobierno
    han llevado mi saludo fraternal
    desde Oriente a Occidente
    desde Kohat a Singapur.
    ¡Cómo querría volver a verlos!
    A todos los de mi Logia Madre,

    ¡Cómo querría volver a verlos!
    A mis Hermanos, negros o morenos,
    y sentir el aroma de los cigarrillos indígenas
    mientras deambulaba por allí el que encendía la luz,
    y el viejo de la limonada roncaba en la cocina.
    ¡Y volverme a sentir un Masón perfecto.
    en mi Logia Madre una vez más!

    la cantera
    La Cantera

    La Cantera.Es un espacio de difusión pública sobre el librepensamiento, las buenas costumbres y para la preservación del pensamiento masónico moderno, bien sea masonería simbólica o filosófica; escocesa, yorkina o mexicana; o la obra filantrópica de Shriners o de Widow Sons; todo en este lugar.

    Cualquier contribución editorial o comentario puede enviarla a nuestro correo electrónico.


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