Explora el simbolismo esotérico de los solsticios y su profunda conexión con la masonería, donde el ciclo cósmico se refleja en rituales de sabiduría y trascendencia.
Ciudad Juárez, Chih. (ADN/La Cantera) – Los solsticios, esos momentos del año donde el sol parece detenerse para marcar el cambio de estaciones, no solo son fenómenos astronómicos, sino que también están cargados de un profundo simbolismo esotérico, especialmente dentro de la tradición masónica. En las Logias, el sol y la luna ocupan un lugar privilegiado, simbolizando la dualidad y los ciclos de tiempo, elementos fundamentales en el esoterismo y la masonería.
El Dios Jano, con un rostro mirando al pasado y otro al futuro, es otro símbolo poderoso relacionado con los solsticios. Este dios de las puertas y de la iniciación está vinculado a los solsticios de invierno y verano, representando los inicios y los finales, la muerte y el renacimiento. Las “dos llaves” de Jano, que abren las puertas solsticiales, simbolizan el paso de lo profano a lo sagrado, de lo terrenal a lo divino, reflejando la aspiración humana hacia la trascendencia.
Los solsticios también están asociados con los dos Juanes del cristianismo: San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Estos figuran en la masonería como patrones de los solsticios de verano e invierno, respectivamente. La conexión entre estos santos y los solsticios no solo es nominal, sino también simbólica, marcando puntos cruciales en el ciclo de la vida y la espiritualidad.
Además, en términos masónicos, el solsticio de invierno y el solsticio de verano delinean un período de introspección y revelación. El primero introduce una fase de renacimiento y crecimiento, mientras que el segundo inicia un tiempo de reflexión y consolidación. Este ciclo refleja la constante búsqueda del conocimiento y la iluminación, elementos esenciales en el camino masónico.
La representación de estos fenómenos en la logia, a través de símbolos como el círculo y las tangentes verticales, no solo muestra la estructura del cosmos sino también la del propio ser humano en su viaje espiritual. Estas simbologías ayudan a los masones a recordar y respetar los ritmos del universo, así como a sincronizar sus propios ciclos de vida con estos rituales cósmicos.
El estudio de los solsticios y su simbolismo es un recordatorio de que, en última instancia, cada ser humano está en un viaje hacia una consciencia más elevada, buscando unirse con lo divino. La naturaleza misma nos enseña que los solsticios no son solo cambios estacionales, sino momentos sagrados para reflexionar sobre nuestro lugar en el cosmos y nuestro camino espiritual.
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