El huracán Otis ha causado la desconexión de la red de sensores sísmicos REDSkyAlert en Guerrero, México. Este incidente pone en riesgo la capacidad de alertar a la población ante sismos en áreas como Acapulco y San Marcos.
Ciudad de México, Chih. (ADN/Staff) – El reciente paso del huracán Otis por Guerrero ha dejado más que destrucción en su trayectoria. La red de sensores sísmicos conocida como REDSkyAlert se encuentra temporalmente inoperativa en la región, lo que significa que la capacidad de alertar a la población ante un evento sísmico se encuentra comprometida. Localidades como San Marcos, Ayutla, Cuajinicuilapa, Acapulco y Coyuca de Benítez son algunas de las más afectadas por esta desconexión.
Este huracán ha marcado un antes y un después en la historia meteorológica del Pacífico mexicano. Además de ser el primer huracán de categoría 5 en tocar tierra en la costa del Pacífico Nororiental, el fenómeno climático ha dejado una devastación generalizada. Su rápida intensificación lo convierte en un caso sin precedentes, y su impacto ha superado incluso los daños causados por el huracán Pauline en 1997. Carreteras, servicios de telecomunicaciones y el Aeropuerto Internacional de Acapulco también se han visto afectados.
La infraestructura crítica como la Red de Sensores Sísmicos no ha sido la excepción. El equipo técnico de REDSkyAlert está trabajando para restablecer la operación, pero aún no hay una fecha clara para la reactivación del sistema. Esto pone a la población en una situación de vulnerabilidad añadida, ya que Guerrero es una zona de alta actividad sísmica.
El huracán Otis se formó y fortaleció en un periodo de tiempo extremadamente corto, pasando de tormenta tropical a huracán de categoría 5 en menos de 48 horas. Este rápido desarrollo y su intensificación explosiva sorprendieron tanto a los expertos como a las autoridades, y dejaron poco margen para preparativos y evacuaciones efectivas.
Al mismo tiempo, una nueva zona de baja presión se está formando en el Pacífico, cerca de las costas de Centroamérica. Aunque aún existe mucha incertidumbre sobre su trayectoria e intensidad, este posible nuevo ciclón tropical podría dirigirse hacia el sur del Golfo de Tehuantepec, lo que añade una capa de riesgo a la situación ya complicada en Guerrero.
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