Hipólito Mora, uno de los últimos líderes supervivientes del movimiento armado de autodefensa de Michoacán, fue asesinado en un ataque armado en su pueblo natal.
Ciudad de México (VOA) – El exlíder comunitario mexicano Hipólito Mora, que expulsó a un cártel de la droga del estado occidental de Michoacán, murió en un ataque armado, indicaron el jueves autoridades estatales.
Mora era uno de los últimos líderes supervivientes del movimiento armado de autodefensa de Michoacán en el que agricultores y ganaderos se unieron para expulsar al cártel de los Caballeros Templarios del estado entre 2013 y 2014.
El activista fue uno de los pocos combatientes que permaneció en su pueblo natal después de la lucha cuidando de sus cultivos de lima. En los últimos años, Mora se quejó de que muchas fuerzas de seguridad fueron infiltradas por los cárteles y de que la violencia de las pandillas estaba peor que nunca. En el 2014, un hijo de Mora fue asesinado por una banda de narcotraficantes.
Gregorio López, un sacerdote católico que acompañó y participó en el movimiento de autodefensas de aquella época, recordó a Mora como “un hombre corruptible una voz auténtica, un líder nato”.
Todos los dirigentes del movimiento estaban en peligro constante y López era conocido por llevar un chaleco antibalas mientras celebraba misa.
Mora viajaba habitualmente en un todoterreno blindado acompañado de un grupo de guardaespaldas, algunos de ellos antiguos vigilantes que habían sido contratados como policías.
Cerca del mediodía del jueves, cuando el activista regresaba junto a su escolta de trabajar en su finca y se dirigía a su casa en una camioneta Tahoe, fueron interceptados en la calle Hiquíngare de su poblado natal de La Ruana por un grupo de personas armadas que les cerraron el paso con dos camionetas. Comenzaron a dispararle e incendiaron una de las unidades antes de huir del lugar, indicó en un comunicado la Fiscalía General de Michoacán.
Iba custodiado por elementos de seguridad en otro vehículo.
Poco después, las fuerzas de seguridad llegaron al lugar y encontraron en las inmediaciones de una camioneta incendiada el cuerpo de Mora que presentaba quemaduras en la mayor parte del cuerpo. Dentro de otra camioneta fueron hallados los cuerpos baleados de dos personas uniformadas y otra víctima, también uniformada, fue localizada en la calle.
El dirigente del Partido Revolucionario Institucional en Michoacán, Guillermo Valencia, dijo a la AP que familiares de Mora le confirmaron que el activista fue asesinado junto a sus escoltas. “Siempre estuvo amenazado”. Valencia aseguró que Mora “era un estorbo para los delincuentes… Alguien que no tenía miedo para denunciar lo que estaba pasando”.
Falko Ernst, analista del International Crisis Group, afirmó que las críticas que hizo Mora a las estrategias de seguridad fueron acertadas y que las políticas que han seguido sucesivas administraciones estatales y federales no han traído la paz a Michoacán. El asesinato del activista, indicó, es una muestra de ello.
La primera vez que los periodistas de AP entrevistaron a Mora en 2013, él y sus seguidores en La Ruana habían sido aislados del mundo exterior por pistoleros de los Caballeros Templarios.
Cansados de los secuestros, las amenazas y las exigencias de pagos de los delincuentes, que además decretaban cuándo los agricultores podían cosechar sus limones, a quién podían venderlos y qué precio obtendrían, los habitantes del pueblo se levantaron en armas.
Mora lideró un movimiento que levantó improvisadas barricadas de piedra y colgó pancartas en las carreteras de acceso al pueblo con la leyenda “S.O.S., ¡Mujeres y niños en peligro!”.
Después de que las autodefensas resistieran solas al cártel durante meses, los militares mexicanos llegaron finalmente para rescatarlos.
Mora fue incluso encarcelado brevemente por el gobierno y más tarde se presentó sin éxito como candidato a diputado y a gobernador de su estado. A menudo hablaba de la sensación de que sabía que podía morir, pero nunca traicionó su movimiento.
En 2022, Mora dijo a la AP que la situación en Michoacán era peor que cuando lideró a los campesinos de su pueblo natal en la lucha para expulsar al cártel de Los Caballeros Templarios en 2013. Ese cártel fue desarticulado en gran medida, pero fue reemplazado por el cártel de los Viagras que desde entonces ha seguido secuestrando, matando y extorsionando a agricultores y empresas.
“En términos de seguridad, estamos peor que nunca”, dijo Mora en 2022, tras una reunión con altos funcionarios del gobierno en Ciudad de México para exigir más protección para Michoacán.
Se quejó de que el gobierno federal había estado luchando contra una incursión del cártel de Jalisco Nueva Generación en Michoacán, pero había hecho poco para combatir a los cárteles locales como los Viagras.
“Se tienen que combatir a todos los cárteles, no se debe combatir a uno”, dijo Mora entonces.
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