“Desfile de niños armados en comunidad indígena de Guerrero enciende preocupaciones sobre su participación en la violencia en México.”
Ciudad de México (ADN/Staff) – En la montaña de Guerrero, específicamente en la comunidad de Ayahualtempa, se encuentra uno de los 440 Semilleros Creativos que operan en México. Estos centros son una iniciativa para brindar acceso gratuito a clases de artes escénicas, visuales, música y literatura a niños y jóvenes en zonas vulnerables del país.
Recientemente, un grupo de menores del Semillero de Ayahualtempa participó en el evento “Tuve un Sueño” en el Auditorio Nacional, donde mostraron los frutos de su aprendizaje. Bajo la dirección de Angélica Barrera, Cecilia Sotres y Ariesna González, recitaron el poema coral “El Color del Corazón” ante miles de personas.
Para la maestra de literatura Angélica Barrera, estos centros han sido una luz en las comunidades olvidadas de la montaña de Guerrero. Además de brindarles un espacio para aprender y desarrollar sus habilidades artísticas, también han iluminado literal y metafóricamente a la comunidad.
Según Ximena Monterde, directora de vinculación con estados y municipios de la Secretaría de Cultura, los Semilleros Creativos se han instalado en comunidades con rezago social y altos índices de violencia y pobreza. El objetivo es crear grupos de formación artística con enfoque comunitario para niños y jóvenes en condiciones de vulnerabilidad.
Uno de los aspectos clave de estos centros es que los talleristas y maestros contratados son personas de la localidad, quienes conocen la cultura, las tradiciones y los usos y costumbres de la población. Además, los contenidos y proyectos son decididos en conjunto con la comunidad y los menores, evitando imponer un programa desde el centro del país.
Monterde destaca que los resultados del programa no se miden solo en la cantidad de niños atendidos, sino en el impacto que se genera en ellos, sus familias y la comunidad en general. Se busca sembrar una semilla que dé frutos a largo plazo y que provoque un cambio positivo en la vida de los participantes.
La maestra Angélica Barrera cuenta que en el Semillero de Ayahualtempa trabajó con sus alumnos el tema de la no discriminación, a través de la lectura del cuento “La Niña Bonita” de Ana María Machado. Esto los llevó a reflexionar sobre el color de piel y terminaron escribiendo juntos el poema “El Color del Corazón”, que presentaron en el Auditorio Nacional.
Para Barrera, este programa es sumamente necesario en comunidades donde no se habla de emociones y sentimientos, y donde no existen espacios para expresarlos. Además, destaca que vivir en paz y dignidad es una parte fundamental de la formación de los niños y jóvenes para ser mejores individuos en la sociedad.
En resumen, los Semilleros Creativos son una iniciativa que busca fomentar el arte y la cultura en zonas marginadas y afectadas por la violencia y la pobreza en México. A través de su enfoque comunitario y la participación de personas locales, se busca sembrar una semilla de cambio y dar herramientas a los niños y jóvenes para que puedan desarrollarse de manera integral.
[Con información de Sputnik]
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