Aunque se han logrado avances, los expertos en salud y los defensores de la inmunización todavía tienen un largo camino por recorrer para convencer a los escépticos restantes para que se vacunen.
Washington, D.C. (VOA) – Janelle Witten vive en Gastonia, Carolina del Norte, con su esposo y su hijo de seis años. Durante la pandemia de coronavirus, ella y su familia se han adherido de manera responsable a las pautas de las organizaciones de salud como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Siguiendo las recomendaciones se han mantenido socialmente distantes a personas ajenas a su familia, se lavan las manos y usan sus máscaras.
Pero a pesar de que Witten cree que el COVID-19 es una amenaza real, dijo que no recibirá la vacuna cuando esté disponible para el público.
“No estoy en contra de las vacunas y le doy a mi hijo todas las vacunas sugeridas”, le dijo a la VOA, “pero no vamos a recibir esta vacuna COVID en el corto plazo. Es demasiado nuevo”.
Witten no está sola. Una encuesta de octubre realizada por la Kaiser Family Foundation encontró que el 62% de los adultos estadounidenses estaban preocupados porque la administración Trump presionó a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para aprobar una vacuna contra el coronavirus antes de las elecciones presidenciales.
Varios grupos contrarios a las vacunas sospechan del gobierno y algunas sectas religiosas que se oponen a este tipo de medicamentos seguramente rechazarán las vacunas contra el coronavirus cuando se distribuyan a finales de este mes.
Pero constituyen un porcentaje relativamente pequeño de aquellos que dudan en recibir la vacuna contra el coronavirus. Por el contrario, los escépticos, un grupo mucho más grande, simplemente quieren esperar los datos antes de tomar una decisión sobre la inoculación.
Esa información llegará este mes cuando tres de los principales paneles de seguridad de vacunas del país publiquen sus hallazgos sobre los estudios de prueba más recientes de Pfizer y Moderna. Offit explicó que si bien los ensayos han sido mucho más cortos que para las vacunas anteriores, los estadounidenses deben sentirse seguros de seguir las recomendaciones de los grupos.
“Decenas de miles de personas recibirían la vacuna en un ensayo de fase III normal”, dijo. “Eso es exactamente lo que tenemos aquí. Treinta mil personas han recibido la vacuna Moderna mientras queotras 40.000 han recibido la de Pfizer”.
Si bien confía en el tamaño de la muestra, Offit admitió que la duración de estos ensayos es más corta en comparación con otros, una diferencia necesaria durante estos tiempos únicos.
“A principios de este siglo, la vacuna contra el virus de la pavlova humana estuvo en ensayos de Fase 3 durante siete años”, dijo Offit, “pero, en el caso de COVID-19, ya han muerto más de 270.600 estadounidenses. ¿Realmente queremos esperar siete años para recibir una vacuna?”.
¿Es segura una vacuna rápida?
Pero los estadounidenses que dudan en recibir la vacuna dicen que son los posibles efectos secundarios los que más les preocupan.
Christy Cusimano vive en St. Bernard, en Luisiana, y no planea vacunarse hasta que haya más datos que la hagan sentir cómoda y segura. “Confío en la ciencia (…) pero prefiero un enfoque de esperar y ver”.
Offit insiste en que si se aprueba la vacuna, no hay necesidad de esperar. Dijo que una vacuna recomendada significará que habrá demostrado ser eficaz para prevenir el COVID-19 durante al menos unos meses. Si ese es el caso, dijo, es probable que también sea eficaz durante más tiempo, sin efectos secundarios importantes.
Pfizer y su socio alemán, BioNTech, informaron que su vacuna tenía una efectividad superior al 90%, mientras que Moderna anunció que su vacuna experimental contra el coronavirus tiene una efectividad cercana al 95%.
“Si se aprueba la vacuna, sabrá que se administró de manera segura a decenas de miles de personas sin ningún efecto adverso grave”, dijo Offit. “¿Se revelará un efecto adverso, si se administra a decenas de millones de personas? ¿Causará un problema dentro de tres décadas? Probablemente no, pero ningún ensayo puede decirnos eso con seguridad”.
Offit dijo que es necesario sopesar los riesgos potenciales con los beneficios potenciales. Suponiendo que se apruebe la vacuna, los beneficios pueden ser sustanciales.
“Si un número significativo de personas recibe una vacuna aprobada, podemos salvar cientos de miles de vidas. Potencialmente incluso más que eso”, dijo.
Responsabilidad social
Los expertos en salud han dicho que la Junta de Monitoreo de Datos y Seguridad (DSMB), el Comité Asesor de Vacunas y Productos Biológicos Relacionados de la Administración de Alimentos y Medicamentos (VRBPAC) y el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización de los Centros para el Control de Enfermedades son paneles confiables, integrados por científicos y expertos en estadística con poder para detener un ensayo clínico o acelerarlo.
“Las personas en estos paneles no recomendarían la vacuna al público si no la recomendarían también a sus propias familias”, dijo Offit. “Si respaldan una vacuna, puede confiar en ella”.
Moncef Slaoui, el principal asesor científico de “Operación Velocidad de la luz”, dijo recientemente en una entrevista con The Washington Post que “existe una responsabilidad social aquí para que todos piensen bien antes de decidir no tomar la vacuna”.
A medida que la vacuna se acerca a la realidad, más estadounidenses parecen estar asumiendo esa responsabilidad. Una encuesta de Gallup publicada el mes pasado mostró que el 58% de los adultos encuestados ahora estaban dispuestos a vacunarse, frente al 50% en la encuesta de septiembre de Gallup.
“Al principio dudé sobre la vacuna para COVID-19 porque simplemente no hay mucha información digerible sobre ella”, dijo Kat Schweitzer, quien vive en Nueva Orleans. “Creo que es la razón por la que mucha gente no está segura de si se va a vacunar. Pero tan pronto como lo leí, entendí que si los científicos y los médicos dicen que es seguro, es importante que lo entienda”.
Aunque se han logrado avances, los expertos en salud y los defensores de la inmunización todavía tienen un largo camino por recorrer para convencer a los escépticos restantes para que se vacunen.
“Incluso si se aprueba, no confío en la FDA y estas otras organizaciones de salud”, dijo Witten. “Aprueban tantas cosas que encuentro cuestionables. Quiero datos a largo plazo que todavía no tienen”, concluyó.
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