Rusia atacó Ucrania el miércoles con misiles balísticos y de crucero, así como con aviones no tripulados, según informó Ucrania. Los ataques hirieron al menos a seis personas en la ciudad nororiental de Járkov y mataron a una en la región de Dnipropetrovsk, según informaron sus gobernadores.

Tras casi tres años de guerra, Washington ha comprometido 175.000 millones de dólares en ayuda a Ucrania, pero no está claro si la ayuda continuará a ese ritmo bajo el mandato del presidente electo republicano Donald Trump, que sustituye a Biden el 20 de enero. Trump ha dicho que quiere poner fin rápidamente a la guerra.

“El propósito de este atroz ataque era cortar el acceso del pueblo ucraniano a la calefacción y la electricidad durante el invierno y poner en peligro la seguridad de su red”, dijo Biden en un comunicado.

Keith Kellogg, elegido por Trump como enviado especial para Ucrania y Rusia, también criticó el ataque del miércoles.

“La Navidad debería ser un tiempo de paz, sin embargo Ucrania fue brutalmente atacada el día de Navidad”, señaló Kellogg. “Estados Unidos está más decidido que nunca a llevar la paz a la región”, agregó.

Durante la campaña para las elecciones presidenciales, Trump cuestionó el nivel de implicación de Estados Unidos en el conflicto, sugiriendo que los aliados europeos deberían soportar una mayor carga financiera. Algunos de sus compañeros republicanos -que controlarán tanto la Cámara de Representantes como el Senado a partir del mes que viene- también se han mostrado reticentes a enviar más ayuda a Kiev.

Esta postura -a pesar del fuerte apoyo previo en el Congreso estadounidense a un apoyo sostenido o ampliado a Ucrania- ha suscitado preocupación entre los partidarios de Ucrania sobre el futuro de la ayuda estadounidense bajo el mandato de Trump.