Suu Kyi, de 76 años y ganadora del Premio Nobel de la Paz, fue depuesta en febrero pasado por un golpe militar antes que su partido, la Liga Nacional para la Democracia, iniciara un segundo mandato de cinco años tras ganar las elecciones de finales de 2020.
La exlíder birmana enfrenta también otros procesos que podrían aumentar la condena. La semana que viene se espera el veredicto de otro caso en su contra.
El expresidente Win Myint también recibió una sentencia de cuatro años por los mismos cargos.
Los militares birmanos tomaron el poder el 1 de febrero bajo un estado de emergencia por un año, alegando la falta de acción del gobierno civil a denuncias del ejército de fraude electoral en las elecciones de noviembre.
El ejército detuvo a Su Kyi y otros miembros de su el mismo día en que se suponía que se inauguraría un nuevo parlamento. Suu Kyi ya pasó 15 años en arresto domiciliario desde 1989 en su larga lucha por la democracia en Myanmar.
La situación en el país ha sido tumultuosa desde el golpe de febrero, con protestas, manifestaciones y una dura respuesta de los militares a manifestantes y opositores. Los activistas internacionales calculan que han muerto alrededor de 1.300 personas y un número mayor han sido arrestadas.
Amnistía Internacional reaccionó al fallo contra Suu Kyi diciendo que es “un nuevo ejemplo de la determinación del ejército de eliminar toda la oposición y sofocar las libertades en Myanmar”.
La alta representante para los derechos humanos de la ONU, Michelle Bachelet, denunció la sentencia y describió el juicio como una “farsa” que “solo profundizará el rechazo al golpe”.
“Los militares están tratando de instrumentalizar las cortes para remover toda la oposición política”, dijo Bachelet en un comunicado.
[Con información de AP, AFP y Reuters]
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