La jueza Margarita Kotova anunció el veredicto y el castigo el martes en la colonia penal en las afueras de Moscú donde Navalny permanece detenido en relación con una sentencia anterior. Agregó que también estaba siendo multado con 11.400 dólares.
Los abogados de Navalny, Olga Mikhailova y Vadim Kobzev, dijeron a los periodistas en el juicio que la sentencia actual que cumple por corrupción se incorporará a la nueva, y que apelarán el fallo del 22 de marzo.
Antes de que pudieran terminar de hablar con la prensa, los dos letrados fueron detenidos por la policía y sacados de la colonia penal donde se llevó a cabo el juicio. Fueron puestos en libertad poco tiempo después, según Kobzev.
El nuevo caso contra Navalny se inició en diciembre de 2020 por acusaciones de que el activista anticorrupción de 45 años malversó dinero de su ahora desaparecida y prohibida Fundación Anticorrupción (FBK) y por desacato a un tribunal de Moscú.
Los investigadores acusaron a Navalny de tomar alrededor de 33.770 dólares en donaciones para su uso personal.
Navalny y sus partidarios rechazan todos los cargos, calificándolos de maniobras políticas.
El cargo de desacato se deriva de un caso separado en el que estuvo involucrado el año pasado.
A las pocas semanas de regresar de su convalecencia en Alemania en enero de 2021, Navalny fue encarcelado por violar los términos de una libertad condicional anterior. Su condena es ampliamente considerada como el resultado de un caso falso y con motivaciones políticas.
El Kremlin ha negado cualquier papel en el envenenamiento, lo que junto con su arresto, provocó una condena y sanciones generalizadas de Occidente.
EE. UU. rechaza el veredicto
Tal como ha venido haciendo por mucho tiempo, el gobierno de Estados Unidos rechazó de plano la sentencia contra el opositor, calificó de falsos los cargos que se le imputan y exhortó a Moscú a liberar al reconocido activista.
“El verdadero crimen de Navalny a los ojos del Kremlin es su trabajo como activista anticorrupción y político de la oposición, por lo que él y sus asociados han sido tildados de ‘extremistas’ por las autoridades rusas”, explicó el Departamento de Estado en un comunicado de prensa.
La cancillería estadounidense elogió el empeño del disidente, de quien dijo que a pesar de “su envenenamiento casi fatal con un agente nervioso en 2020”, éste continúa trabajando por denunciar la falta de libertades en Rusia, incluida la libertad de expresión.
“Ahora más que nunca, el pueblo de Rusia debe poder escuchar voces de coraje e integridad que digan la verdad sobre las fechorías del Kremlin en el país y en el extranjero”, concluye el comunicado.
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