Francisco fue recibido por una multitud entusiasta en el salón Pablo VI con gritos de “¡Viva el Papa!” o “Larga vida al Papa” a su llegada a su catequesis semanal con los fieles.
La audiencia de esta semana atrajo a un número inusualmente alto de asistentes, considerando a las más de 130.000 personas que han pasado por la Santa Sede desde el deceso de Benedicto XVI el sábado e hicieron fila para despedirse del papa alemán.
El pontífice argentino presidirá el funeral de Benedicto el jueves, que congregará a jefes de Estado y miembros de la realeza a pesar de que él había pedido un acto sencillo y de los esfuerzos del Vaticano por hacer que el primer entierro de un papa emérito en la era moderna fuese un evento de perfil bajo.
Francisco fue aplaudido al inicio de su intervención al mencionar a quienes esperaban en el exterior para ver a Benedicto, de quien dijo que era un “gran maestro de la catequesis”.
“Su pensamiento sagaz y amable no era autorreferencial sino eclesiástico, porque siempre quiso acompañarnos en el encuentro con Jesús”, explicó.
Más tarde en el día, los funcionarios vaticanos colocarán el cuerpo de Benedicto en tres féretros — uno de madera ciprés, otro de zinc y otro más también de madera — junto al relato de su papado, las monedas acuñadas durante su pontificado y sus estolas de palio.
Los ataúdes se sellarán antes del funeral y de su posterior sepelio en la cripta que en su día ocupó la tumba de San Pablo II en las grutas bajo la basílica.
Benedicto, quien fue elegido en 2005 tras la muerte de Juan Pablo, fue el primer papa en renunciar al cargo en seis siglos cuando en 2013 anunció que no tenía fuerzas para dirigir la Iglesia católica. Tras el nombramiento de Francisco, pasó casi una década retirado en un convento en los jardines del Vaticano.
“No podemos olvidar el ejemplo que dio con su renuncia, en la que más o menos que dijo ‘Miren, no estoy aquí por el prestigio, por el poder del cargo, estoy por el servicio, como enseñó Jesús”, recordó el cardenal Timothy Dolan, a quien Benedicto ordenó arzobispo de Nueva York en 2009 y cardenal en 2012. Dolan viajó a Roma para el funeral.
Aunque el funeral será novedoso, tiene precedentes: en 1802, el papa Pío VII celebró en San Pedro el funeral por su predecesor, Pío VI, quien había fallecido en el exilio en Francia en 1799 como prisionero de Napoleón, según informó el Vaticano este miércoles.
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