Los fiscales todavía planeaban llamar a un experto en drogas y a un químico del FBI, lo que pondría fin a una semana que se ha dedicado en gran medida a destacar la gravedad de su problema de drogas a través de testimonios muy personales y, a veces, escabrosos.

Los jurados escucharon a su exesposa y a una exnovia que testificaron sobre su consumo habitual de crack y sus esfuerzos fallidos por ayudarlo a desintoxicarse. Vieron imágenes del hijo del presidente con el torso desnudo y desaliñado en una habitación sucia, y semidesnudo sosteniendo pipas de crack, y vieron un video de su cocaína crack pesada en una báscula.

Los fiscales dicen que la evidencia es necesaria para demostrar que Hunter, de 54 años, estaba en medio de la adicción cuando compró el arma y, por lo tanto, mintió cuando marcó “no” en el formulario. Su abogado, Abbe Lowell, ha argumentado que Hunter no se consideraba un “adicto” cuando compró el arma y que no tenía la intención de engañar a nadie.

Mientras tanto, el presidente Joe Biden trabajó para mantener la línea entre presidente y padre, y le dijo a ABC News en una entrevista que aceptaría el veredicto del jurado y descartaría un indulto para su hijo. A principios de esta semana, emitió un comunicado en el que decía: “Soy el presidente, pero también soy un padre. Jill y yo amamos a nuestro hijo y estamos muy orgullosos del hombre que es hoy”.

Biden está en Francia esta semana para los eventos del aniversario del Día D. La primera dama Jill Biden, que asistió al tribunal la mayor parte de la semana, voló desde Francia el jueves y se esperaba que estuviera nuevamente en el juicio el viernes antes de regresar a Francia para una cena de estado.