El expresidente ha emprendido una cruzada contra los estamentos de su formación. Voces moderadas que se han opuesto a Trump en el pasado, ven peligrar su futuro político.
Washington, D.C. (VOA/) – El expresidente Donald Trump regresa a la agenda política estadounidense, después de que a lo largo de las últimas semanas haya escalado el tono de sus mensajes dirigidos al Partido Republicano, una estrategia que desembocó el miércoles en un llamamiento a apartar a la congresista Liz Cheney, la tercera persona en el escalafón de la formación y una acérrima crítica del exmandatario.
Trump, que en apenas 48 horas ha lanzado su propia página web y visto cómo Facebook decidía mantener la suspensión de su cuenta, ha propuesto ahora a Elise Stefanik para sustituir a Cheney como líder de los republicanos en la Cámara Baja.
“Liz Cheney es una boba belicosa que no pinta nada en la dirección del Partido Republicano”, señala Trump en un comunicado divulgado por su oficina, en el que sostiene, además, que las bases quieren a líderes que “crean” en su movimiento –el famoso Make America Great Again– y “den prioridad” a su agenda proteccionista. “Elise Stefanik es una opción mucho mejor”.
Este no es el primer enfrentamiento público que mantiene Trump con la hija del exvicepresidente Dick Cheney (2001-2009), quien el pasado mes de enero fue la republicana de mayor rango en votar a favor de someter al entonces jefe de Estado a un nuevo juicio político, en esta ocasión acusado de incitación a la insurrección.
Por contra, durante el primero, por las presuntas maniobras de Trump para presionar al Gobierno de Ucrania con fines puramente políticos, Stefanik se destacó como una de las más vocales defensoras el entonces presidente.
Dos históricos en apuros
Esta misma semana, Trump y Cheney ya airearon públicamente sus diferencias después de que la oficina del presidente número 45 de Estados Unidos emitiera un comunicado señalando que de ahora en adelante se referiría con la expresión “la gran mentira” a las elecciones del año pasado, las cuales –alega, falsamente- le fueron robadas.
Ese mismo término, históricamente relacionado con el nazismo, es el mismo que demócratas, medios e incluso algunos republicanos vienen utilizando desde hace meses para referirse a la campaña de desinformación del expresidente Trump, que le llevó a ser vetado por algunas plataformas sociales y que culminó con el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero.
“La elección presidencial de 2020 no fue robada. Cualquiera que afirme que lo fue está difundiendo LA GRAN MENTIRA, dándole la espalda al cumplimiento de las leyes y envenenando nuestro sistema democrático”, insistió Cheney en un tuit en respuesta al exmandatario.
Trump ya anunció hace semanas que, a nivel de las primarias de la formación, apoyaría a quiénes se presentaran contra aquellos correligionarios que no le fueron fieles en su proceso de juicio político, es decir, siete senadores y un puñado de congresistas.
Bien lo sabe el senador Mitt Romney, una figura histórica del partido y único republicano que votó por condenar a Trump en los dos juicios políticos a los que se enfrentó. El legislador por el estado de Utah fue abucheado este pasado fin de semana durante un acto del partido a nivel estatal.
“¿No les da vergüenza? Pueden abuchear tanto como quieran”, lamentó. “He sido republicano toda mi vida; mi padre fue gobernador de Michigan y yo fui el candidato republicano a la presidencia en 2012”.
Romney, que en última instancia logró evitar una moción de censura en su contra -precisamente, por votar contra el expresidente- cerró su intervención haciendo un llamado a la tolerancia y a la unidad de un partido que amenaza con romperse, dejando a los más moderados atrás.
La reacción de Trump llegó el lunes, a través de un breve comunicado: “Tan bueno ver al RINO [acrónimo en inglés de la expresión: Republicano Solo De Nombre] siendo abucheado cuando estaba en el estrado de la convención del Partido Republicano de Utah. Son de los primeros en darse cuenta de que este tipo ¡es un auténtico perdedor!”.
Los ataques a estos dos representantes del gran estamento del partido se suman a los que ya asestó al hasta hace poco líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, quien trató de encontrar un equilibrio imposible al votar a favor de la absolución de Trump en la Cámara Alta, para acto seguido señalarle como responsable del ataque al Capitolio. En febrero, el expresidente se despachó con su antiguo aliado: “Es un político de pacotilla, adusto, taciturno y sin sonrisa”.
¿Cisma a la vista? “Probablemente”
El pasado fin de semana, el líder de la minoría en la Cámara Baja, Kevin McCarthy, reconoció que existen diferencias dentro del Partido Republicano y argumentó que todos deben trabajar “como uno solo”, una tarea para la cual, según dijo, Cheney podría no ser la persona adecuada.
“He escuchado a representantes preocupados por su capacidad para realizar el trabajo como líder de la formación, para difundir el mensaje”, dijo McCarthy, el martes en entrevista con la cadena Fox. “Necesitamos a todos trabajando como uno solo si somos capaces de recuperar la mayoría”.
Poco después de emitirse el programa, salió a la luz una grabación en la que, minutos antes de la entrevista, McCarthy decía estar harto de la otrora modélica republicana.
“Creo que tiene problemas realmente grandes”, comentó Steve Doocy estando fuera de cámara. “Ya estoy harto de… ya estoy harto de ella. He perdido la confianza, ¿sabes? Alguien tendrá que presentar una moción, imagino que sucederá, probablemente”.
Bien lo sabe el senador Mitt Romney, una figura histórica del partido y único republicano que votó por condenar a Trump en los dos juicios políticos a los que se enfrentó. El legislador por el estado de Utah fue abucheado este pasado fin de semana durante un acto del partido a nivel estatal.
“¿No les da vergüenza? Pueden abuchear tanto como quieran”, lamentó. “He sido republicano toda mi vida; mi padre fue gobernador de Michigan y yo fui el candidato republicano a la presidencia en 2012”.
Romney, que en última instancia logró evitar una moción de censura en su contra -precisamente, por votar contra el expresidente- cerró su intervención haciendo un llamado a la tolerancia y a la unidad de un partido que amenaza con romperse, dejando a los más moderados atrás.
La reacción de Trump llegó el lunes, a través de un breve comunicado: “Tan bueno ver al RINO [acrónimo en inglés de la expresión: Republicano Solo De Nombre] siendo abucheado cuando estaba en el estrado de la convención del Partido Republicano de Utah. Son de los primeros en darse cuenta de que este tipo ¡es un auténtico perdedor!”.
Los ataques a estos dos representantes del gran estamento del partido se suman a los que ya asestó al hasta hace poco líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, quien trató de encontrar un equilibrio imposible al votar a favor de la absolución de Trump en la Cámara Alta, para acto seguido señalarle como responsable del ataque al Capitolio. En febrero, el expresidente se despachó con su antiguo aliado: “Es un político de pacotilla, adusto, taciturno y sin sonrisa”.
¿Cisma a la vista? “Probablemente”
El pasado fin de semana, el líder de la minoría en la Cámara Baja, Kevin McCarthy, reconoció que existen diferencias dentro del Partido Republicano y argumentó que todos deben trabajar “como uno solo”, una tarea para la cual, según dijo, Cheney podría no ser la persona adecuada.
Necesitamos a todos trabajando como uno solo si somos capaces de recuperar la mayoría”
Kevin McCarthy, líder de la minoría de la Cámara de Representantes de EE. UU.
“He escuchado a representantes preocupados por su capacidad para realizar el trabajo como líder de la formación, para difundir el mensaje”, dijo McCarthy, el martes en entrevista con la cadena Fox. “Necesitamos a todos trabajando como uno solo si somos capaces de recuperar la mayoría”.
Poco después de emitirse el programa, salió a la luz una grabación en la que, minutos antes de la entrevista, McCarthy decía estar harto de la otrora modélica republicana.
“Creo que tiene problemas realmente grandes”, comentó Steve Doocy estando fuera de cámara. “Ya estoy harto de… ya estoy harto de ella. He perdido la confianza, ¿sabes? Alguien tendrá que presentar una moción, imagino que sucederá, probablemente”.
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