“Cuando yo estaba en la escuela, ser gay era pecado; después crecí y ser gay era tolerado, actualmente, es aplaudido; lo que me asusta es que con el paso de unos años, sea obligatorio”, comentaba un comediante mexicano, cuya identidad no recuerdo, hace ya varios años a través de la televisión.
Al decir esto último, el público del programa transmitido a principios del siglo reía sin parar, dando como cierta una aseveración que está tristemente lejos de la verdad. Esas palabras no las he podido olvidar con los años y salieron a colación en estos renglones con motivo de que el pasado 17 de mayo se conmemoró el Día Nacional Contra la Homofobia.
Las personas con preferencias sexuales distintas están lejos de ser aceptadas por la sociedad, de ser toleradas, o aplaudidas; y aunque los espacios de expresión se han abierto y las voces de homosexuales, bisexuales y transexuales se escuchan cada vez más fuerte, no se debe a un cambio de mentalidad en el colectivo, sino al grito desesperado de quienes está cansados de oír cosas como…
Es que eso no es normal!
Para empezar, la normalidad no existe. Para mi es normal dormir sin pijama, fumar antes de desayunar en las mañanas, y decir “te quiero” en la primera cita. Y sin embargo, eso puede ser absurdo e incomprensible para muchos. Una sola persona no es igual a otra y todos somos tan diferentes que somos iguales. A veces, cuando alguien se atreve a admitir que es gay, a menos de que por alguna razón sea muy obvio, lo primero es una respuesta de desconcierto, para después, con más calma, hacer preguntas como ¿por qué no lo habías dicho antes?
Parece inocente, pero, hay un trasfondo ahí que nadie toma en cuenta. Yo no estoy de acuerdo con eso del orgullo gay, porque en realidad, no creo que sea algo de lo que deba uno sentirse orgulloso o avergonzado; es algo tan propio y personal como lo es el color de cabello, o de ojos, la CURP (un poco más divertida, tal vez), como ser zurdo o ser ambidiestro; como preferir dormir del lado derecho o izquierdo de la cama.
La sexualidad es parte del individuo, y como individuo cada quien tiene miles de preferencias. No es algo que eliges, es algo con lo que naces, algo que descubres con el tiempo y a su tiempo. ¿Por qué no te había dicho?, bueno, porque es algo que simplemente no te importa. Y si te lo está diciendo ahora, es porque ahora importa, viene al caso que lo sepas. Verás, tengo muchos amigos y ninguno de ellos se sabe mi CURP, porqué no es algo que tengan que saber.
Quizá es que somos más morbosos de lo que deberíamos, como lo que precisamente justifica que alguien termine preguntando…
¿Quién es el hombre y quien es la mujer?
Déjenme les explico algo: la palabra homosexual, por su etimología, refiere a las personas que son atraídas por otras personas que son de su mismo sexo. Por lo tanto, en las relaciones así, no hay hombre-mujer, existe hombre-hombre o mujer-mujer. Total, que es un hombre al que le gusta otro hombre, o una mujer a la que le gusta una mujer, y ellos se arreglen como pueden o prefieren.
A las chicas les va peor. Existe la absurda ideología masculina de que las mujeres con tendencias lésbicas son extremadamente sensuales y provocativas. Esto al grado de que muchas mujeres juegan con eso para “prender” al género contrario. Lo que nos lleva al escenario en donde una lesbiana, o una bisexual, admite su preferencia y en general, lo primero que comenzará a escuchar es…
¿Te gustan los tríos?
Hay una idea generalizada de que la homosexualidad es sinónimo de promiscuidad, de que aquellos quienes tienen la preferencia se la pasan de cama en cama y de bar en bar. De que organizan orgías y “todos contra todos”. No, nada de eso es verdad. Una persona homosexual tiene un comportamiento sexual como pudiera tenerlo cualquiera. No necesariamente es alguien promiscuo o abstemio.
Es un cliché, como el de que las rubias son estúpidas, o el de que las personas con anteojos son listas. Y bueno, los ignorantes tienden a creer que los gays son promiscuos y acosadores y como tal, nunca faltará el listillo que deducirá que…
Entonces, ¿te gusta fulano de tal?
Ese fulano siempre resulta ser algún amigo o amiga cercana del mismo sexo. ¿Un gay no puede tener amigos hombres, o una lesbiana no puede tener amigas mujeres, porque entonces significa que hay un interés sexual de por medio?
Las abuelas dicen: “Como vives, juzgas”, las amistades son una cosa totalmente distinta. Yo tengo amigos hombres a quienes adoro, pero que sería incapaz de verlos como otra cosa que no fueran mis amigos. Y no, el hecho de que una amistad tuya sea homosexual, no significa que estará esperando la menor oportunidad para acosarte, o que hay un interés de por medio.
Esos mismos listillos son los que aplican a su pareja bisexual la de…
No me vayas a dejar por otro hombre/mujer; eso no lo soportaría
Ser bisexual no significa tener sexo con ambos sexos, tampoco significa que una temporada te gusten los hombres y otra las mujeres. Además, que la fidelidad y esos conceptos son cosas propias y exclusivas de la pareja, en mi humilde opinión, si ella te va a ser fiel con los vatos, pues también con las morras.
Para defender los derechos de la homosexualidad, es necesario conocer y no sólo aceptar lo que se dice. Es necesario un cambio de enfoque, librarnos de todos esos prejuicios que hemos aprendido con el paso de los años, y entendernos como seres individuales y diferentes todos. Leer, escuchar, investigar, pero sobretodo, analizar lo que hay en la cabeza propia, nos libra del riesgo de proyectar nuestros propios complejos.
Karen Cano también ha hablado de las tonterías que todo el mundo viene a contarte cuando cortas y ha defendido heróicamente a Burritoland.
Originalmente publicado en MéxicoKafkiano.com el 30 de Mayo de 2014
Karen Cano
Escritora, feminista y periodista de Ciudad Juárez, sobreviviente de la guerra contra el narco, egresada de la Universidad Autónoma de Chihuahua, reportera desde el 2009; ha trabajado para distintos medios de comunicación y su trabajo literario ha sido publicado en Ecuador, en Perú y en distintas partes de México.