Aprovechando el foco que la controversia le ha dado recientemente al tema del horario de verano, le pregunto: ¿Sabe Usted de dónde proviene tal medida? Vámonos mucho tiempo atrás, al año de 1916 cuando Alemania y las zonas ocupadas por sus aliados durante la Primera Guerra Mundial implementan un cambio de horario, seguido posteriormente por otros países y que llevaron a Estados Unidos dos años después a implementar el horario de verano.
Actualmente, a pesar de no ser reconocido como uno de los husos horarios oficialmente reconocidos, es más bien una modalidad que se sigue implementando en algunos países de Europa y regiones de Asia, además de Canadá, Estados Unidos, Chile, Paraguay y México.
Al respecto, hace unos días el presidente dio cuenta de un informe respecto a las afectaciones del cambio del horario de verano, que tras poco más de tres décadas de haber sido aplicado, se han hecho evidentes mostrando sobre todo menoscabo en la salud cardiovascular traducido en una mayor incidencia en infartos agudos además de problemas metabólicos e incluso emocionales con los que diversos expertos han coincidido, además del evidente detrimento en el reloj biológico que afecta en mayor medida a adultos mayores, niñas y niños.
Podremos debatir ampliamente al respecto de lo que hasta ahora ha leído… lo que no se puede debatir es el abordaje que se da para una decisión de tal magnitud al bienestar de la población, cuestiones que suelen estar en último lugar al momento de tomar decisiones trascendentales.
Sin afán de imponer opinión pero siempre manteniendo el enfoque en informar, le comparto que lo que se formalizó mediante un decreto en 2001 como un método que persigue el ahorro en consumo de energía, se encuentra ya sobrepasado desde 2013 sobre todo por la aceleración de la eficiencia energética a través de los avances tecnológicos que se han dado no solo en la industria sino en general en los comercios y al interior de los hogares mexicanos.
Además del debatible beneficio, el llamado horario de verano desde su origen hace poco más de 20 años fue una medida impopular: de acuerdo con una encuesta llevada a cabo por la UNAM, en ese entonces alrededor de un 69% de la población que participó en aquel ejercicio mostró rechazo por esta determinación, rechazo que se ha mantenido e incluso ha aumentado, ya que de acuerdo con la Secretaría de Gobernación, al mes de junio el 71% de la población no apoya los cambios de horario.
Tales consideraciones y las múltiples iniciativas que se han presentado en diferentes Congresos, – como el de Chihuahua que recibe esta propuesta cada legislatura- han puesto sobre la mesa la posibilidad de eliminar en México el horario de verano que implica adelantar cada mes de abril el reloj para ajustarlo de nuevo en octubre.
Más allá del reloj, veamos con agrado que el tiempo en el que la política se acompaña de profundas transformaciones ha llegado y que aparejada de los fines que persigue, tiene de trasfondo el enfoque del bienestar.
Benjamín Carrera Chávez
Doctor en Problemas Económicos por Universidad Autónoma Chapingo.
Actualmente Diputado Local por el 5to Distrito de Chihuahua, Profesor-investigador en el Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la UACJ y miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT, Nivel 1.
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