La censura a veces es por medio de la corrupción o amenzas, pero a veces la auto censura es por la esperanza de llegar a obtener ciertos beneficios de los que muchos medios fueron despojados.
La seguridad en México ha sido un tema de debate constante en la esfera pública y política. Durante años, los ciudadanos han sido testigos de un aumento en la violencia, las desapariciones forzadas y el dominio del crimen organizado por encima del o de los gobiernos en diversas regiones del país. Sin embargo, la percepción de esta crisis no siempre es clara ni transparente debido a la influencia de los medios de comunicación, que casi nunca lo son de información. A lo largo de los años, se han registrado numerosos casos en los que los medios han filtrado información falsa o incluso han evitado que la población tenga un panorama realista de la inseguridad en el país.
Uno de los eventos recientes que pone en evidencia esta situación es la megamarcha del 17 de febrero de 2025, organizada por transportistas, trabajadores de la salud y otros sectores que exigen mayor seguridad en las carreteras y en las ciudades. A pesar de la magnitud de esta movilización, la cobertura mediática ha sido parcial, minimizando la relevancia de las protestas o desviando la atención hacia otros temas.
En México, el acceso a información veraz, oportuna y objetiva sobre la inseguridad ha sido un reto constante. Los medios de comunicación, en su mayoría controlados por intereses políticos o empresariales, han jugado un papel crucial en la narrativa sobre la violencia en el país. En muchas ocasiones, los informes sobre delitos de alto impacto como homicidios, secuestros y desapariciones han sido maquillados o presentados de manera fragmentada para reducir su impacto en la opinión pública.
Un claro ejemplo de ello han sido los secuestros en estados como Guanajuato o Zacatecas. Esta omisión intencional de información ha generado una desconexión entre la percepción de la ciudadanía y la realidad de la crisis de seguridad.
La manipulación de la información sobre la inseguridad en México no es un fenómeno nuevo. Desde hace décadas, diversos gobiernos han ejercido presión sobre los medios para minimizar el impacto mediático de hechos violentos. En algunos casos, se ha recurrido a la censura o a la intimidación de periodistas que investigan temas sensibles y lo que no se sabe no se mide y no se propondrán programas acordes al tamaño del problema.
Otro problema grave en la cobertura mediática es la escasa presencia de información sobre estados con altos índices de violencia. Mientras que las grandes ciudades como Ciudad de México y Monterrey reciben una amplia cobertura, regiones como Tamaulipas, Guerrero o Michoacán quedan relegadas en los medios y si no fuera por las redes sociales, pasarían inadvertidos.
México ha enfrentado un incremento constante en los índices de violencia desde la llamada “guerra contra el narcotráfico” iniciada en 2006. A pesar de los esfuerzos gubernamentales por disminuir los delitos, las cifras continúan siendo alarmantes, solo que ahora que bajó el número de homicidios, creció el de desaparecidos, ¡es una burla! Y si hablamos de soberanía, los soberanos son los grupos delincuenciales.
La Confederación Nacional de Transportistas Mexicanos dice que al menos el 70% de las carreteras del país son sumamente riesgosas.
A pesar de estas alarmantes cifras, los medios de comunicación han optado por reducir la cobertura sobre estos temas o presentarlos como hechos aislados, cuando en realidad forman parte de un problema estructural más profundo.
El 17 de febrero de 2025, miles de transportistas, trabajadores del sector salud y ciudadanos marcharon en la Ciudad de México y en diversas partes del país exigiendo mayores medidas de seguridad.
Mayor presencia de la Guardia Nacional en carreteras.
Creación de un plan integral de seguridad para transportistas.
Justicia para las víctimas de asaltos y secuestros en el transporte.
Medidas urgentes para garantizar la seguridad de los trabajadores de la salud en zonas de alto riesgo.
A pesar de la magnitud de la marcha, la cobertura en los medios tradicionales fue escasa o sesgada, diciendo como esto afecta al tránsito vehicular y aumenta la contaminación.
La inseguridad en México es un problema real y creciente, pero la manera en que se informa al respecto ha sido parcial y controlada. Los medios de comunicación, en lugar de ser una herramienta para visibilizar la crisis, han servido como un instrumento para desviar la atención y minimizar su impacto en la opinión pública.
Si México quiere avanzar en la resolución de la crisis de seguridad, es fundamental que los medios dejen de actuar como cómplices del silencio y comiencen a ejercer su labor con transparencia y responsabilidad. La verdad no puede seguir siendo evitada o manipulada.

Fernando Schütte Elguero
Empresario inmobiliario, maestro, escritor, y activista en seguridad pública. Destacado en desarrollo de infraestructura y literatura.
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