“…Por las grandes torres y edificios que tenían dentro del agua y todos de cal y canto y aún algunos de nuestros soldados decían que si aquello que veían si era entre sueños…”
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Bernal Diaz del Castillo
Cuando el soldado español, Bernal Diaz del Castillo escribió su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, en el siglo XVI, describió a lo que entonces era México-Tenochtitlan como una ciudad majestuosa, una ciudad de ensueño.
Escribió el viejo soldado: “Por las grandes torres y edificios que tenían dentro del agua y todos de cal y canto y aún algunos de nuestros soldados decían que si aquello que veían si era entre sueños y no es de maravillar que yo escriba aquí de esta manera, porque hay mucho que ponderar en ello. No sé cómo lo cuento, ver cosas nunca oídas, ni aún soñadas como veíamos…”.
Hoy en día, la Ciudad de México, o CDMX como ya se le conoce, sigue siendo una hermosa y fascinante tierra de contrastes.
Por su propia naturaleza, es una ciudad que respira historia. A donde quiera que se voltee la mirada, o por donde quiera que se camine, encuentra uno un retazo de los muchos méxicos que hemos sido, ya sea el prehispánico; el colonial; el de la lucha por la independencia; el de las intervenciones ya sea francesa o norteamericana; el de la lucha por el Estado laico y liberal con las Guerra de Reforma; el de la dictadura porfiriana; el de la Revolución y post Revolución y, desde luego, el contemporáneo.
Hay tantos museos en la CDMX, que solo la ciudad de Paris le gana como la ciudad con mas museos en el mundo. Y los hay de todos tipos, de todos los géneros inimaginables, para todos los gustos, siendo un reflejo del eclecticismo que caracteriza a esta megalópolis.
La ciudad misma, con sus construcciones y espacios comunes, es un museo viviente que por todos lados respira cultura. Y no me refiero con esto al concepto académico del término, no, me refiero a la manera como el capitalino desarrolla rus relaciones sociales cotidianas.
Desde el ejecutivo de una firma estadounidense que trabaja en la zona lujosa de Santa Fe, el estudiante en Ciudad Universitaria (CU) que busca a través del conocimiento transformar su entorno, hasta las denominadas tribus urbanas como la que se congrega debajo de la glorieta de Insurgentes, y que es un grupo contestatario que no duda en hacer valer su marginalidad grafiteando las estatuas de nobles proceres para escándalo de las buenas conciencias.
Todos conviven en el mismo espacio, y hay un punto en el que tarde o temprano todos han de converger: el transporte público, especialmente en los dos principales sistemas de trasporte masivo con los que cuenta la ciudad, el viejo y desprestigiado Metro, y el relativamente nuevo y reluciente Metrobus.
Sobre el añoso Metro hay poco que decir, su eficiencia es conocida, así como su principal demerito: la insuficiente cantidad de convoyes, especialmente a la hora pico, donde el simple acto de abordar una unidad se vuelve a la vez heroico y temerario.
El Metrobus, su primera línea apenas inaugurada en el 2005, es un sistema de los conocidos como BRT, el cual funciona con probada eficacia, lo cual hace que quien esto escribe, recobre la perdida fe el nuestro propio BRT de Ciudad Juárez.
Es muy sencillo su uso, muy económico y facilita en gran manera la movilidad por la saturada ciudad, circular en el Metrobus de la CDMX. Espero que en un futuro no lejano, también nosotros los juarenses podamos dejar el carro estacionado y circular, si no cómodamente, por lo menos si de manera rápida por lo ancho y amplio de nuestra ciudad.
Otro aspecto muy positivo de la movilidad en el otrora DF es el de las bicicletas de alquiler, las llamadas ecobicis. La membresía anual para hacer uso de ese medio de transporte, es de $521 pesos. Ese pago nos da derecho a utilizar una de las bicicletas que se encuentran por diferentes partes de la ciudad de manera ilimitada por periodos de 45 minutos.
Es decir, debo regresar la bicicleta a una estación, en un máximo de 45 minutos, pero puedo hacer todos los viajes que necesite. Para lograr lo anterior, la ciudad cuenta con una red de ciclovías que son ampliamente utilizadas por los capitalinos para su movilidad.
Este medio de transporte lo veo de muy difícil aplicación en nuestra ciudad debido a la gran dispersión que la misma ha sufrido, y la prueba está en la poca utilización y descontento que las ciclovías implementadas en nuestra ciudad han generado.
La CDMX cuenta con microciudades que hacen viable el uso de la bicicleta como medio de transporte, al menos a nivel clase media, no así nuestra ciudad, donde los centros de trabajo están a mucha distancia de las zonas habitacionales, por eso la buena intención de las ciclovías se tradujo en molestia y rechazo por parte de la ciudadanía.
Hay tantas cosas que se pueden decir de la Ciudad de México, buenas y malas, pero por la brevedad de este espacio nos limitamos a citar las anteriores precisamente porque uno de los grandes problemas no resueltos de nuestra querida Ciudad Juárez es el de la movilidad, un problema que, en lugar de ir disminuyendo, parece ir empeorando.
El BRT es una buena oportunidad de revertir el problema, pero la falta de imaginación y capacidad de nuestros lideres locales es de poca ayuda, y como muestra tenemos la línea 1 de nuestro BRT: abandonada tras la millonaria inversión.
¿Quién le pone el cascabel al gato?
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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