La sociedad estructurada hoy día dentro de un concepto de aceptación masiva social tanto en la adolescencia (que es la única etapa de vida donde se nos justifica ser idiota) como en la adultez (a veces aburrida, a veces no tanto).
Por ejemplo, los “Hipsters” (que son bien orgánicos, excepto con el gel), los “fresas” (o algunos que piensan que por traer imitación “Ray Ban” y camisetas color salmón los hacen “fresas”) que se muestran como el modelo a seguir moderno de sociedad, algo así como un la versión más moderna Android 5.5 (aunque hay algunos que son de la moda 3.5), o esos “revolucionarios” o “chairos” que están en contra de todo sistema global, el capitalismo, de la economía y de todo acto emitido por el gobierno (claro lo hacen desde su teléfono móvil que compraron con un salario capitalista y con un aguinaldo de origen socialista en alguna red social global). Casi me olvido de esas “princesas” y “príncipes” o “princesos“, (para no ofender preferencias sexuales verdad) , que exigen todo como si lo merecieran, que tratan a todos peor que a un perro, pero por ser bonitas tenemos los hombres que “respetarlas” porque son una dama y a la mujer no se le toca ni con el pétalo de una flor (analogía a que pareciera que hoy, una mujer puede golpear a un hombre por una razón y se le llama “defensa” pero si un hombre golpea a la mujer por la misma razón se le llama “machismo” ) -“Pide y se te dará, toca y se te abrirá, busca y encontraras” (Mateo 7.9). Lo digo no por ser religioso sino para comprobar que mi argumento es válido comprobable (y porque “se me da la gana” hacerlo). Pareciera que es necesario formar parte de una moda o un grupo social para “existir”.
A veces hay rituales de moda o de lenguaje que son “indispensables” para que seamos catalogados dentro de tal círculo social. Aquí es importante mencionar en el aspecto moralista o como un concepto del “YO” que, no por “formar parte” ya significa que “pensamos” y “somos”. Doy un ejemplo de este argumento:
¿Por qué por ser “Rocker“, no debe gustarnos la música pop o la música latina? O ¿Por qué, por andar en transporte público no podemos gustar del vino, las trufas o el pan frito?
¿Por qué tenemos que comportarnos de acuerdo al estatus o la ideología? En la sociedad (o en la casa de la tía), a veces impuesta a veces por convicción; aun a pesar de que nos incomoda o nos hacen infelices.
Siempre la mejor decisión es aquella que nos da tranquilidad y felicidad, (no lo digo yo, lo dice el Dalai Lama y al verlo muy sereno y feliz, me gusta pensar que tiene razón).
Me pregunto: ¿Por qué?, si yo disfruto con el alma bailar salsa un día y al siguiente ir a un concierto de “heavy metal”, la gente me cataloga como “poser” (para los que no sabemos de inglés, significa farsante o fantoche) ; es como decir que, por ser mexicano, no puedo comer pizza.
Los tabúes y los adjetivos calificativos se han vuelto incluso, un conflicto en el desarrollo de la juventud hoy día (me refiero a jóvenes a los nacidos a partir del año 1994, y no a los de 35 que van a fiestas “Rave” y no quieren casarse porque aún están “chavos”), las redes sociales se han vuelto su vida social, accesible para mostrar lo que queramos, ser lo que queramos e incluso inventarnos una vida que quizás remotamente no tendremos y hacerle creer al mundo que es así (Por cierto, mi nombre de red social es Dante Alliguieri, pero no escribí la divina comedia ni tengo una ópera que sale en la película de Hannibal, solo me gusta el nombre y claro, la “Divina Comedia” es uno de mis libros favoritos).
Tuve un contacto por Facebook de una princesa (princesa lo utilizo como referencia a niña fastidiosa que se cree con las 3 B´s –Buena, Bonita y Babosa) que me decía que viajaba mucho y en su perfil de contacto decía que vivía en Milán y un día, me la encontré en la fila de las tortillas (en ese momento quise saltarme la fila y acercarme y preguntarle cómo estaba el clima en Italia; pero me pareció imprudente, no quería molestarla). Desde ese momento se me ha antojado siempre poner en mi “Face” que soy francés pero no me gusta el “croissant” ni el café y aparte que, “Je ne connais pas la bonne expression en français”.
Hablando de princesas, es curioso ver a esas adolescentes de compras en “Fabricas de Francia”, “Liverpool”, con 16 años de edad, adquiriendo cosas a veces hasta innecesarias como ese palo para tomarse uno mismo fotos (no sé si simbolice que no tienes amigos o que te sientes una persona rechazada socialmente porque no apareces en la foto-¡hey que curioso estoy hablando de ese tema!) y que al pasar al lado del guardia de seguridad, lo miren hasta con burla. 16 años con ese dinero, bueno yo puedo presumir que no debo a “Coppel”, que mi saldo esta en ceros en “CostCo”, claro, esto producto de que estoy en el buró de crédito y no porque y tenga mucho dinero.
Ahora, desde el punto de vista “poser”, también he visto a señoritas (digo: “señoritas” como una prestación por mencionarlas de ejemplo en mi artículo), que llegan en transporte público a un “Starbucks” y al salir del baño ya se sienten hijas de Carlos Slim. Yo quise aplicar esto en mi vida y me compré un perfume de Antonio Banderas para ser igual de apuesto como él, pero creo que no funcionó.
A mí me gusta vestir “Aldo Conti”, “Neiman Marcus” y usar camisas de doble manga, claro, siempre y cuando sea en esas oferta de un 70% de descuento. Claro, y también me gusta comer tacos después de haber ido a escuchar una orquesta sinfónica.
Leer un libro no nos hace intelectuales, tocar el himno de la alegría en flauta o memorizarnos el circulo de sol en guitarra, no nos hace musicos; asi como no por tener hijos, nos convierte en padres, para “ser” hay que introducirnos en la esencia, sentirnos como músicos, como padres, expresarnos honestamente (mi primo Isaac es mejor músico que yo, porque él, con una cazuela y una cuchara le pone más energía y pasión al ruido que hace a como lo que hago yo, que a veces, toco el piano o el acordeón por desaburrimiento.
Tampoco, por traer pentagramas invertidos, vestirnos de negro y poner cara de malo malévolo múltiplo del 666 y último señor oscuro, nos hace un ser maligno y temido por los demás, a veces caen en lo ridículo (pero no les digan porque luego sacan su arma letal del juego de “Charlie Charlie” y me hacen un hechizo). Aunque yo conozco personas que se visten de negro, pentagramas, disfrutan del heavy metal que, son una nobleza de seres humanos, un intelecto único y sumamente sencillo (el hábito no hace al monje).
No somos lo que vestimos, somos lo que pensamos y como pensamos es como actuamos y nuestros actos son los que les dicen a los demás lo que somos. Tenemos el derecho natural del libre albedrío y podemos ser lo que queramos sin preocuparnos de lo que piensen los demás, claro, respetando también y tolerando el libre albedrío de los demás (no esperes ir en un traje de dos piezas a una boda, con traje de dos piezas me refiero a ir con zapatos y corbata solamente, a no ser que seas el stipper).
Nosotros, “los hombres libres y de buenas costumbres” (aunque algunas costumbres no agraden al libre albedrío de otros) respetamos los actos, pensamientos y cualidades de cada quien; porque el aceptar a la naturaleza tal cual, nos evitamos el conflicto y el caos y hoy en día la humanidad vive bajo los conceptos del Conflicto y el caos (excepto el Dalai Lama. Y en caso, de no poder “aceptar”, si podemos “tolerar” que al volvernos tolerantes, generamos armonía en nuestro entorno (aunque el termino de “tolerar” consiste en no entrar en conflicto con algo que nos desagrada ya sea por costumbre o por lógica)
Tolerémonos y respetémonos, expongamos nuestra personalidad sin miedo al rechazo para vivir en armonía con uno mismo y de ganancia, también con los demás.
El amor hacia uno mismo reside en actuar y pensar con libertad sin auto flagelarnos por la opinión de los demás sobre nosotros a veces errónea porque, el amor dice (poéticamente hablando): “YO SOY” y la esclavitud dice (También con poesía): “YO NECESITO”. Si en lugar de ocuparnos en como los demás pueden ser útiles para nosotros, nos ocupáramos de prepararnos para nosotros serle útil a los demás, tendríamos la fórmula perfecta para crear armonía y abundancia, pero es más difícil preocuparse por un árbol que por nuestra salud y no es que nos enseñaron a ser egoístas, egoístas hemos sido desde que nos fecunda la madre, sino que quizás jamás, nos enseñaron como ser felices si apariencias.
-Soy lo que soy y tu vez en mi lo que eres de ti; así que lo que tu pienses de mí, no es asunto mío (Buda hablando frente al espejo)–
Con mis mejores deseos de paz profunda:
Carlos F. Carrazco (Un Judío que trabaja en Sabbath)
Carlos Felipe Carrazco Vega
Empresario, escritor y autor compositor. Titulado en terapia física y rehabilitación. Participó en la antología de poesía "Letras mágicas" en la Asociación de Escritores del Noroeste del Estado de Chihuahua (ASENOCH).
Colaborador en Radio Net y asociaciones civiles.
Actualmente escribe artículos en el área de psicología, neurociencias y opinión político-social y es docente en secundaria en materias de matemática y física y de ciencias sociales en educación media superior.