Trump reloaded, llegó a su segundo mandato con uniforme de dictador.

Un dictador es un líder político que ejerce el poder de manera absoluta y autoritaria, sin ser limitado por leyes, constituciones, o instituciones democráticas.

Algunas características típicas de un dictador incluyen:

• Poder Centralizado: Control absoluto sobre el gobierno y las instituciones del estado.

• Represión: Uso de la fuerza, censura y otras tácticas coercitivas para silenciar la oposición y mantener el control.

• Culto a la Personalidad: Promoción de una imagen idealizada, a menudo mediante propaganda.

Aquí les pongo tres de los dictadores más notorios y crueles de la historia:

1. Adolfo Hitler: Líder de la Alemania nazi, responsable del Holocausto y la muerte de aproximadamente 17 millones de personas.

2. Josef Stalin: Dictador de la Unión Soviética, conocido por sus purgas políticas y hambrunas forzadas, con un estimado de 23 millones de muertes.

3. Mao Zedong: Líder de la Revolución Comunista en China, responsable de políticas como el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, que resultaron en la muerte de entre 49 y 78 millones de personas.

Estos líderes dejaron un legado de sufrimiento y opresión que aún se recuerda hoy en día.

Sufrimiento, opresión, angustia, terror.

Son algunos de sus activos peculiares.

Y el arribo de Donald Trump al poder como presidente número 47 de los Estados Unidos, lo ubica prácticamente en esa categoría.

Curiosamente, en su discurso, cataloga a sus más despreciables homólogos de otros países como tiranos, autócratas y antidemocráticos.

“La viga en el ojo ajeno”, decían en la Biblia San Mateo y San Lucas.

Se refiere a la dificultad de reconocer los propios defectos, mientras que uno es capaz de ver los de los demás.

Con una crueldad xenofóbica solamente comparable a la que en su momento desplegaron los dictadores arriba enunciados, Donald Trump, arremete contra los migrantes (particularmente mexicanos) y personas de la comunidad gay.

Y por extensión, a los simpatizantes del movimiento cultural “woke”.

Una persona “woke”, es la que está alerta a la discriminación y la injusticia.

A cinco días de su toma de protesta, comienza una persecución de indocumentados en hospitales, iglesias y escuelas, pasándose por el arco del triunfo, conceptos humanitarios como “Ciudad Santuario”.

Ciudad santuario (en inglés: sanctuary city) se refiere a las jurisdicciones municipales, que limitan su cooperación con el esfuerzo del gobierno nacional para hacer cumplir la ley de inmigración.

Los dirigentes de las ciudades santuario afirman que quieren reducir el miedo a la deportación y a la posible ruptura familiar entre las personas que se encuentran en el país de forma ilegal.

En Estados Unidos, las políticas municipales incluyen la prohibición de que la policía o los empleados de la ciudad interroguen a las personas sobre su estatus migratorio y la denegación de las solicitudes de las autoridades nacionales de inmigración para detener a las personas más allá de su fecha de puesta en libertad.

Pero hoy, es otra cosa.

De hecho, el presidente Trump, encuentra mucha resistencia en estos sectores, que reniegan de su imprudente hostilidad.

En EU, las “Ciudades Santuario” son las siguientes: San Diego, Los Ángeles, San Francisco, Miami, Chicago, Seattle, Houston, Phoenix, Austin, Dallas, Washington D.C., Detroit, Salt Lake City, Minneapolis, Baltimore, Portland (ambas Maine y Oregon), Denver, New York City, Chicago y todo el estado de New Jersey.

Pero bajo el mandato de Trump, habrá una corretiza endemoniada, con la misma saña que se desató en Salem contra mujeres consideradas brujas por fechas del 1629 en Massachusetts.

Sin ápice de sensibilidad política, arremete contra los esquemas de vanguardia, justificando sus ocurrencias con ordenamientos aparentemente nacionalistas, pero que de manera inconsciente, lastiman a importantes círculos de la sociedad norteamericana.

No sólo eso, él, como todos los que sufren complejo de superioridad; o sea, el fenómeno psicológico que se caracteriza por la creencia de que se es superior a los demás. Por su condición, suelen ser arrogantes, prepotentes y despreciativas.

Se piensa omnipotente y entre otras ocurrencias, a través de un decreto, pretende poner fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento, un importante desafío constitucional a una de las políticas emblemáticas de la Casa Blanca.

Más de una docena de Estados demócratas, han demandado ya a Donald Trump por esta aberración.

La demanda alega que un decreto de Trump firmado el lunes pasado, viola la Decimocuarta Enmienda de la Constitución, que otorga el derecho constitucional de ciudadanía a todos los menores nacidos en Estados Unidos.

Es muy probable que tanto odio que profesa, se le pueda revertir.

Está metiendo en un perol hirviente demasiados ingredientes explosivos.

Necesita con urgencia leer a Sun Tzu en el Arte de la Guerra.

En el Capítulo 3, titulado “La Estrategia de la Guerra”, Sun Tzu aconseja evitar la dispersión de recursos y fuerzas, subrayando la importancia de concentrarse en un solo objetivo para asegurar la victoria.

Abrir múltiples frentes puede debilitar el esfuerzo general y exponer vulnerabilidades.

Sé que esta recomendación de lectura, le parecerá inocua, a Trump, pues una vez modido por la hybris, solo espera soportar su castigo final, que sin duda lo alcanzará.

Mientras tanto, el orbe tendrá que librar, esquivar, saltar, los primeros chicotazos de su locura, pues en su inconsciencia, no advierte que tiene acceso a utensilios que pueden causar mucho daño.

Dios los agarre confesados.

Raúl Ruiz

Abogado. Analista Político. Amante de las letras.

CARTAPACIO, su sello distintivo, es un concepto de comunicación que nace en 1986 en televisión hasta expanderse a formatos como revista, programa de radio y redes sociales.

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