Hace cosa de un mes, más o menos, un auto tripulado por el candidato a diputado por el tercer distrito federal, Manuel Dick Alarcón, vuelca en la carretera.
Viajaba con varios brigadistas que colaboraban en las campañas de los candidatos de la alianza transgénero PAN, PRI Y PRD.
Por fortuna, el candidato DICK ALARCÓN, salió ileso. Ni un rasguño.
No así sus compañeros. Que sufrieron desde magulladuras leves, contusiones medianas, hasta fracturas y golpes graves.
El más perjudicado fue Leo Salas.
Uno de los simpatizantes panuchos más trabajadores en territorio.
Así lo fue, Leo Salas eterno brigadista de los panistas, conocido entre la tropa como EL RONCO, siempre abandonado a su suerte.
Primero lo hospitalizaron por fracturas múltiples, pero luego de tantos días, no le pudieron controlar una infección muy perra que dicen los médicos, era de pronóstico reservado.
Como último recurso, le recetaron un antibiótico muy cabrón que cuesta 88 mil pesos el tratamiento.
Pero los panuchos, se desentendieron del caso un par de días en el juego de: “yo no fui, fue Teté, y pégale que ella fue”; y hasta que salió en los medios el abandono cruel, al que fue objeto, apareció Oscar Ibañez a hacerse cargo de la situación.
¡Nomamespancho!
El diagnóstico siempre fue de pronóstico reservado.
Con la aplicación del costoso medicamento, hubo una reacción positiva, pero no fue suficiente para sanarlo.
Sólo duró unos días más, anteanoche sufrió un paro respiratorio, luego un infarto y finalmente murió.
Los priyistas como cómplices de campaña, mudos, sin hacers nada. Quise decir, compañeros de campaña.
En su agonía, parecía que nadie se hacía responsable, sólo la presencia de Ibañez, y el triste silencio de su madre y su hermano menor. Su única familia.
La vida del ronco siempre fue así, abandonado a su suerte.
Con su muerte, queda en evidencia la falta de solidaridad entre los panistas.
Así pagan la lealtad de sus propios militantes.
Se les murió el RONCO y todos lo lamentan, pero sólo en las redes sociales.
Pocos le entraron al quite en los momentos críticos.
Pocamadre.
Raúl Ruiz
Abogado. Analista Político. Amante de las letras.
CARTAPACIO, su sello distintivo, es un concepto de comunicación que nace en 1986 en televisión hasta expanderse a formatos como revista, programa de radio y redes sociales.
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