La comunicación con nuestros hijos es una responsabilidad crucial que no debe subestimarse. Cada palabra y cada tema abordado pueden moldear su percepción del mundo. Es esencial adoptar una postura de comunicación asertiva para ser la guía que necesitan sin desencadenar malentendidos o inseguridades.
La crianza consciente implica seleccionar cuidadosamente las formas y los temas de conversación. Exponer a los niños a realidades inexistentes puede distorsionar su comprensión de la vida, creando expectativas poco realistas. La sobreexposición a contenidos inapropiados puede incluso exponerlos a peligros innecesarios en la sociedad. La premisa fundamental es construir una base de comunicación basada en la verdad y la empatía.
La sinceridad en las conversaciones es clave. Evitar crear expectativas irreales y fomentar una comprensión realista del mundo contribuye a forjar una mentalidad sólida en los hijos. La comunicación asertiva se convierte así en un filtro que selecciona cuidadosamente las experiencias que llegan a ellos, protegiéndolos de ilusiones efímeras.
No obstante, la asertividad no implica despojar a los niños de su inocencia. Es crucial encontrar un equilibrio entre la realidad y la protección de su naturaleza infantil. Abordar temas de manera gradual y adaptada a su edad garantiza que absorban la información de manera saludable, sin perder el sentido de maravilla propio de la niñez.
La responsabilidad recae en los padres para cultivar un entorno seguro de comunicación. Crear un espacio donde los hijos se sientan cómodos expresando sus pensamientos y emociones fortalece el lazo familiar y promueve la confianza. La comunicación asertiva no solo implica hablar, sino también escuchar con empatía, permitiendo un diálogo abierto y constructivo.
En la era digital, la vigilancia de los contenidos a los que están expuestos es más crucial que nunca. La sobreexposición a información nociva puede influir negativamente en su desarrollo emocional e intelectual. La supervisión activa y el establecimiento de límites saludables son estrategias esenciales para preservar la inocencia y la seguridad de los hijos en un mundo virtual complejo.
Comunicarnos asertivamente con nuestros hijos es un arte que requiere sensibilidad y equilibrio. Los padres desempeñamos un papel fundamental al guiar a nuestros hijos a través de la complejidad del mundo, asegurándonos de que estén equipados con la verdad, la empatía y una comprensión realista. La construcción de este puente comunicativo sólido no solo protege a los hijos de malas vivencias, sino que también sienta las bases para relaciones familiares saludables y duraderas.
Verena González
Lic. en Ciencias de la Comunicación