Comienza un año difícil que nos ubica en la realidad en cuanto a la violencia que genera el narcotráfico, desde que hubo consumidores de las drogas prohibidas y que son el gran negocio millonario administrado por delincuentes, gozando de una infraestructura cimentada por profesionistas y ciertos empresarios que se prestan al lavado de dinero.
La triste realidad es que el crimen organizado se deja ver en la ciudad con armas de alto poder, con sicarios muy jóvenes dispuestos a matar o morir, ante una sociedad frágil, desprotegida y desarmada. Vulnerable ante cualquier ataque porque tenemos una cultura de vida familiar unida y sin armas.
Diversas hipótesis y opiniones de destacados articulistas han dedicado su tiempo para analizar los dos eventos criminales que sucedieron desde el día primero de enero: la fuga del Neto en Ciudad Juárez y la captura de Oviedo “Chapito” Guzmán, ambos son criminales jóvenes de alto impacto por los cárteles que representan; el primero a los mexicles y el segundo al de Sinaloa.
Los comentarios y opiniones son divididos por la politización natural que se da, aunque la gobernadora Maru Campos pida lo contrario. Así mismo sucede con el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, que sufrió una baja en su aprobación popular según Mitofsky. La primera por la corrupción innegable en el CERESO, en el que se debe investigar a fondo a las autoridades de la Fiscalía General del Estado, desde arriba hacia abajo. El segundo porque actúo con retraso en la captura del hijo del Chapo.
Creo importante destacar que la división en la sociedad civil y en los partidos políticos es un hecho. Los partidos políticos como el PAN y el PRI que son aliados, se han mantenido en una postura unilateral apoyando a la gobernadora sin exigir resultados derivados de la corrupción que está a la vista y que ha escandalizado a la opinión pública. Por otra parte, MORENA se mantiene al margen, sin opinar, solamente los diputados que representan en la cámara a su partido, piden claridad en la investigación en el caso del “Neto”, quien al parecer fue ejecutado para que no señalara a su cómplices del gobierno.
Todos nos enteramos que el “Neto” fue abatido y se convirtió en una celebración ciudadana, por el hartazgo social de décadas, en que la sociedad ha soportado crímenes a toda hora en la ciudad y nos bombardean con las notas rojas del país en todos los noticieros nacionales. Incluso se hizo viral un video donde un grupo de niños en Sinaloa juegan con armas de juguete como si fueran sicarios en un retén.
Existe en Ciudad Juárez y en Chihuahua, un silencio abrumador de las fuerzas vivas compuestas por las asociaciones de empresarios, hoteleros y cantineros, así como de los partidos políticos, para que haya respuestas sobre la corrupción imperante en el CERESO 3, que curiosamente durante el sexenio de César Duarte, fueron certificados exitosamente el de Parral, el de Chihuahua y el de Ciudad Juárez, por la Asociación Americana de Correccionales en Chicago.
Por eso no encaja la acusación de la gobernadora Maru Campos, que afirmó que durante una década hay corrupción en el CERESO 3 de Ciudad Juárez y que difícilmente la comunidad no cree en que no sabía y si no sabía lo que ocurría, es grave, porque su intención de trasladar a Ciudad Juárez el mando de seguridad pública con el edificio Centinela, dice mucho sobre este tema.
Como siempre ocurre en estos casos, se echan la culpa unos a otros, porque los narcotraficantes, sicarios y reos que forman parte del crimen organizado deben estar en prisiones de alta seguridad federal y no en la de los estados. En el caso del “Chapito” está atendiéndose una petición de extradición de los Estados Unidos, por lo que se dice que es el regalo que le tiene el Presidente Andrés Manuel López Obrador al Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica Joe Biden en su visita el próximo domingo a la ciudad de México.
Creo que este tema de corrupción en la Fiscalía del Estado y en la administración de los CERESOS debe hacerse una limpia completa. Existe ya un programa de Justicia Terapéutica, así como la Ley Estatal de Atención a las Adicciones que cuando se apliquen con eficiencia disminuirá la corrupción que nos afecta a todos. Pues el problema en el CERESO, en la Fiscalía y en el Poder Judicial del Estado, es porque se quejan de la falta de presupuesto a su alcance para atender las causas.
Es incongruente completamente que se inviertan cuatro mil millones de pesos para construir el edificio Centinela, con un CERESO que ya reventó en corrupción por la falta de atención al personal y funcionarios de la Fiscalía y del Tribunal Superior de Estado. Aunque parezca increíble, en la Fiscalía Zona Norte no tienen ni hojas para imprimir las denuncias y querellas. El Fiscal Anticorrupción Abelardo Valenzuela tiene mucho compromiso con los chihuahuenses.
Héctor Molinar Apodaca
Abogado especialista en Gestión de Conflictos y Mediación.
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