Una mujer fue asesinada a batazos por colocar la foto de un menor en un altar de la Santa Muerte, el presunto homicida salió libre por presunción de legítima defensa, le destrozó el rostro por lo que imaginamos que el altar y la acción de colocar la foto del niño era para él, altamente peligroso.
Cuando me compartieron el caso, como otros mas de mujeres agredidas y aniquiladas solo pude pensar que de haber sido un hombre el Santero la historia sería diferente, al menos hubiera tenido la fuerza física para equilibrar la bestialidad y enfrentar semejante barbarie. El hilo se corta por lo mas delgado y en cuestiones de creencias como en la mayoría de los ámbitos sociales el eslabón más débil sigue siendo las mujeres.
El asunto, además de indignarnos por la violencia, la impunidad y la brutalidad nos hizo reflexionar sobre los aspectos que influyen en propagación de creencias religiosas poco convencionales que rinden culto a deidades como la Muerte o también conocida como “Santa Muerte”.
Todas las culturas del mundo en todos los tiempos han representado según su cosmovisión sus ideas sobre la dualidad de lo vivo y lo muerto, en México el mundo prehispánico nos heredó suficientes elementos que se sincretizaron con los preceptos del cristianismo.
Pero desde el proceso de hibridación religiosa de la conquista hasta nuestros días, las cosas han cambiado, el lugar que ocupa la espiritualidad en nuestras vidas ha tomado diferentes formas, matices y resultados sociales.
El resultado en este caso fue estremecedor, me encontré y coincidí con la idea del sociólogo Bernardo Barranco quien expresa que el constante crecimiento al culto de Santa Muerte es una manifestación de los problemas sociales en México, no hablamos de diversidad, ni de apertura a las ideas y expresiones religiosas si no las formas de vida que adoptamos que conducen nuestras acciones, que regulan las conductas y que rigen en cada estrato social las relaciones humanas.
Para Barranco mientras que el cristianismo se ha convertido en una forma de vida inalcanzable y complejo, para algunas personas la simplicidad de la muerte se vuelve un horizonte más accesible principalmente para la clase popular.
La adoración a la calaca se presenta en un sinfín de opciones, colores, sentidos, asimilando atributos de otras deidades, y pese a su popularización no hay una uniformidad de las reglas o dogmas a seguir por lo que para muchos se percibe aun como un tabú visible pero oculto que se sujeta comúnmente a la magia, la oscuridad y la maldad.
Sin la especialidad del tema solo me atrevo a compartirles que en la generalidad los seguidores de la muerte sostienen con su deidad una relación natural como la vida, expresando su respeto, su intersección sobre el destino, la imparcialidad ante sus víctimas y la medición del tiempo de los mortales, pues ante la invariable noticia que todos vamos a morir un día, ser amigo de la muerte puede ayudar bastante.
Para María Guadalupe la cercanía con la” Santa “no le valió, fue asesinada en su casa y el autor hasta lo último que sabemos salió libre, y es que, en este maravilloso país, con leyes especiales para la protección a las mujeres, con las libertades que nos embriagan los sistemas y la espiritualidad se corrompen por igual.
Porque mientras la libertad sirva para delinquir, para agredir o para construir visiones individualistas o de inmortalidad en lugar de impulsarnos a respetarnos y tolerarnos, estaremos cavando nuestra propia tumba tratando de llenar los vacíos espirituales con creencias permisibles que en lugar de encontrarnos nos alejan como lo que esencial y simplemente somos: Humanos
Esta debería ser la creencia en la que debemos centrar nuestros esfuerzos personales, en la que deberíamos estar educando y en la que los sistemas legales y la impartición de justicia supone están orientadas, supone tratar a la muerte con su rol natural en el ciclo de vida y no como una expresión normal de exterminio humano que atemorice a las sociedades y esta creencia si es mortal.
“De acuerdo con el canal ruso RT, el número de devotos de la Santa Muerte ronda los 5 millones en México y 12 millones para toda América, cifras que están en constante crecimiento.”
Rocío Saenz
Lic. En Comercio Exterior. Lic. En Educación con especialidad en Historia. Docente Educación Básica Media y Media Superior, Fundadora de Renace Mujer A.C. Directora de Renace Mujer Lencería, Consultora socio política de Mujeres.