El cuento corto o historia ficticia que presento a continuación, la escribí el 10 de junio del 2015. Necesito hacer algunas precisiones, no ensalzo el modo de vida de la gente que se dedica a la industria de la violencia, no podría hacerlo porque esas acciones imaginarias aunque probables, de ninguna manera las considero loables o dignas de ser tomadas como modelos a seguir, tampoco deseo hacer ninguna alegoría de quienes deciden dedicarse a esa forma de vida. Espero pues esta historia les de algún tipo de enseñanza o beneficio, los ciudadanos de bien, debemos de conocer también el mal, así sea para evitarlo
¿Cuánto quiere por su esposa, amigo?
Esta es una historia cruda, descarnada como suele ser la vida misma. Quien se empeñe en leer sólo relatos rosas, con tramas de caramelo y finales dulces, donde el bueno triunfa y el malvado paga por sus fechorías, me temo que va a sufrir crueles desengaños, al no ser apto para convivir en un mundo cada vez más deshumanizado, materialista, donde por desgracia sólo el fuerte sobrevive
He mencionado en ocasiones anteriores, la manifiesta desventaja que tienen los hombres que rehuyen la confrontación física con circunstanciales rivales. Eso puede deberse a múltiples motivos; un temperamento apacible, la falta de una imagen paterna fuerte, educación pacifista, demasiados mimos en la niñez, constitución endeble, simple cobardía… o tantos otros
En lo personal, respeto profundamente a quienes deciden no involucrarse en una confrontación con otro ser humano, y si bien no soy partidario de la agresión, si lo soy de la defensa a ultranza, de mi persona y mi familia hasta las últimas consecuencias. Desde niño he aprendido que hay personas con las que no se puede razonar, que no entienden otro lenguaje que el de los puños o el de las armas
Relato enseguida la historia de Agustín, joven médico recién casado con la también doctora Imelda. Se habían conocido desde la infancia debido a que los padres de ambos eran vecinos. Agustín era sólo dos años mayor que Imelda por lo que cursaba sus estudios con los mismos dos grados de distancia. La pareja estaba como dibujada, un típico bosquejo de cuento de hadas
Él de 26 años y ella de 24, se vislumbraba un futuro prometedor, sólo había un pequeño detalle, a Imelda le hubiera gustado un poco más de ímpetu en Agustín, sus suaves maneras no despertaban el volcán en erupción que Imelda podría llegar a ser, pero, fuera de ese detalle su relación era bastante buena. Respetaban sus espacios, de vez en cuando él iba con sus amigos a presenciar un partido de fútbol y ella por su parte salía con sus amigas a tal o cual evento o simple diversión
El padrino de Imelda, don Ernesto, era un importante hombre de negocios y empezó a planear la construcción de una clínica en un lugar algo alejado de la capital, un poco adentrado a la sierra donde sin embargo confluían varias comunidades, habiendo además mucha gente con dinero. Mandó elaborar un estudio de viabilidad económica y este arrojó datos que lo entusiasmaron. Para dirigir la clínica quien mejor que su bella ahijada y su talentoso aunque descafeinado marido
Llega el tan esperado día de la inauguración, el centro hospitalario causó el impacto deseado, las modernas instalaciones y equipo médico, impresionaron positivamente a los invitados, todo pintaba a las mil maravillas sólo que… el medio social era algo agreste, intimidante, la exuberancia vegetal permeaba el temperamento violento de los habitantes de la zona
Un día, de una lujosa camioneta negra bajó asistido por dos de sus pistoleros, el peligroso y temido Guadalupe Santillán, al que apodaban El Lobo, merced a su ferocidad, iba herido con un impacto de bala en un costado. Agustín presuroso lo atiende extrayendo la metralla del cuerpo, después de vendarlo, inocentemente intenta comunicarse con las autoridades para reportar el hecho de sangre, es impedido para hacerlo, un brazo musculoso le cuelga violentamente el teléfono y con voz grave le espeta, “No se le ocurra doctorcito”
Todo se hubiera reducido a ese descortés acto, de no ser porque cuando Guadalupe y sus hombres se retiraban después de pagar generosamente el servicio recibido, llega Imelda, la que había ido a hacer unas consultas domiciliarias. Hubo un gran impacto mutuo entre Imelda y Guadalupe, él ya estaba informado de la espectacular belleza de la doctora, a su vez ella estaba sobreaviso de la tenebrosa fama de él
Guadalupe Santillán, corpulento hombre de 45 años, acostumbrado a tomar cuánto deseaba, mirada profunda, cejas espesas y voz atronadora, causó un cúmulo de sensaciones en Imelda. Que diferencia de las delicadas manos de Agustín, que diferencia de modales, uno suave y reposado, el otro brutal y primitivo, ¡ahí se escribió la historia!
Guadalupe una vez repuesto de la herida, empieza un abierto galanteo hacia Imelda, Agustín lo sabe pero no tiene los tamaños para contener a Guadalupe, optando por irse del lugar, dejarlo todo. Ella, enigmáticamente se niega a seguirlo. En esas fechas se desarrolla la feria del pueblo y la pareja de médicos decide ir, se entera Guadalupe y se presenta de improviso, negros nubarrones presagiaban la tormenta
Debido al alcohol o las drogas consumidas, con la mirada turbia, con el sigilo de un auténtico lobo que caza a su presa, se acerca Guadalupe a la pareja. Para que todo mundo escuche, le grita, “¿cuánto quiere por su esposa, amigo?” Agustín enfurece, pero, inmediatamente después se acobarda, yéndose del lugar bajo la mirada de desaprobación y compasión de los concurrentes
Agustín huyó del lugar, no de su destino. Su cuerpo fue encontrado días después torturado por manos criminales, todos saben quién ordenó ese asesinato, pero, prefieren guardar silencio. ¿Qué fue de Imelda, me dice? Sigue en la región, no ejerce ya su carrera como doctora. Cuando baja al poblado lo hace en una lujosa camioneta y acompañada de infaltables y feroces pistoleros. ¿Es este un mundo justo? No, no lo es, ¡nunca lo ha sido!
Libro recomendado de la semana
Hoy corresponde a “La ladrona de libros” del joven autor australiano Markus Zusak. Esta novela está inspirada en las experiencias que vivieron sus padres en Alemania y Austria durante la Segunda Guerra Mundial, con ella Zusak obtuvo el premio Michael L. Printz en 2007. El autor explora con su gran talento y fuerza narrativa, la complicada y maravillosa entrada al mundo de los adultos. Me gusta en particular la forma en que The New York Times describe y elogia la novela, “Brillante… Es el tipo de libros que te cambia la vida”. En el pueblo vivía una niña que quería leer, un hombre que tocaba el acordeón y un joven judío que escribía cuentos hermosos para escapar del horror de la guerra, al cabo de un tiempo, la niña se convirtió en una ladrona que robaba libros y regalaba palabras… leanla, es una historia inolvidable.
“Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego”
– Mahatma Gandhi
“La violencia es el último recurso del incompetente”
– Isaac Asimov
“La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve”
– Martin Luther King
José Cruz Pérez Rucobo
Lic. en Economía por la UACJ. Me dedico al comercio como medio de subsistencia y al periodismo y crítica política como ejercicio lúdico. Soy un hombre de izquierda por naturaleza, cualquier cosa que ello signifique.
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