Después de unas vacaciones, merecidas o no, estamos de regreso con “Cuentos que no son cuento”.
En estos festejos de fin de año tuve la oportunidad de viajar a la tierra que me vio nacer, viaje al Distrito Federal para recibir el año nuevo con mis hermanas, sobrinos y cuñados, como ya es costumbre viaje acompañado de mi esposa y mi hija.
Le escribo esto, porque unos días después del regreso de estas vacaciones mi hija me dijo que tenía ganas de comer en su lugar favorito con sus tías, referiendose a un local donde venden tacos dorados de barbacoa con consomé, y se lo comento porque cuando hemos salido de vacaciones, hay algún sabor o algún olor que nos atrapa y nos hace regresar a momentos lugares o personas.
Me viene a la mente cuando visitaba a mis tíos en un pueblo de Oaxaca y nos preparaban un sinfín de comida, nos atendían como reyes a mis familiares y a mí, cada que regreso a algún lugar, ya es muy seguro que me doy una vuelta por los lugares que me atraparon por sus sabores.
Les puedo comentar que aun en la misma ciudad que uno vive siempre es un deleite regresar a alguna colonia a comer esos ricos antojitos que nos traen muchos recuerdos.
¿Quién no recuerda la forma en la que a veces nos consentían nuestros padres, hermanos, tíos o cualquier familiar cuando nos sentíamos enfermos?
Mi mamá me compraba una torta de milanesa y un caldo de pollo con su respectivo refresco de manzana, mi papé decía regularmente “denle Coca Cola a los niños con eso se les encontenta el corazón”. Mi esposa dice que sus papás le daban una sopa campbell´s y un jugo jumex. A mi hija cuando la vemos triste le damos espagueti o chocolate con leche calientito.
Son ese tipo de sabores y olores que nos transportan a algún lugar de nuestra historia. Lo más mágico y maravilloso de estos alimentos es el poder curativo que nos hace sentir bien, yo creo que se debe al cariño con el que nos lo dan, hoy en día he descubierto que es con cariño con lo que uno sana.
Por eso si usted es de los míos, de los que cuando viaja o regresa a algún lugar por la comida seguro es de los que sus olores y sabores le traen gratos recuerdos, bien dicen que por el estómago se llega al corazón.
A veces los viajes más maravillosos son los que están llenos de hermosos paisajes y excelente comida, las enfermedades se curan con cariños, medicinas y esa comida especial que nos dan quienes nos quieren, se los juro que todo esto son “cuentos que no son cuento” hasta la próxima.
Adrián Cruz
Profesional con más de 30 años en diferentes medios de comunicación. En su columna, "Cuentos que no son cuento", comparte el anecdotario personal de un chilango viviendo en el norte del país. Muchas veces increíbles, pero siempre reales.
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