Hace menos de un mes, al estar dando una conferencia en Colombia en relación a la técnica de Justo a Tiempo en la industria maquinadora establecida en Ciudad Juárez, un alumno me preguntaba cuál era el camino que debía seguir su país para llegar a ser como México. Ellos acaban de cerrar un capítulo de muchos años de guerra y deseaban iniciar un proceso de industrialización nacional. Este alumno alegaba que México era uno de los principales productores de televisiones y automóviles a nivel mundial.
Sin embargo, en el debate, surgieron muchas otras interrogantes, tales como ¿Cuántas marcas de autos y televisiones son realmente mexicanas? La respuesta fue: NINGUNA, ya que solamente somos ensambladores de los mismos, así como de muchos otros productos. Entonces empezamos una serie de cuestionamientos conceptuales entre ser productor y ser ensamblador, que bien vale la pena discutir en otra ocasión.
Es verdad que México, al igual que China y otros países, tienen una gran cantidad de industrias maquiladoras en su territorio, lo que eleva sus índices de exportación de productos terminados, pero al menos en México, se les añade poco valor a los mismos, ya que solamente somos mano de obra a un costo competente al ser comparados con otros países.
Entonces la pregunta que hacían ¿es mala la industria maquiladora para un país?
En mi opinión, creo que la respuesta es que no es mala, pero en México la aprovechamos muy poco, ya que para un país que no tiene tecnología propia para iniciar sistemas productivos complejos, esas empresas llegan y dan empleo a muchas personas, el problema es que no nos hemos integrados es sus cadenas productivas y no hemos aprendido mucho de sus procesos de producción y por ende, no podemos proponer productos alternos de marca nacional.
Veamos un ejemplo de poco valor agregado: después de mucho tiempo de contar con industria maquiladora en Ciudad Juárez, la cantidad de materia prima que se abastece a ese sector y que es origen nacional es de aproximadamente el 3.5%. Sin embargo, en países como China, cuando llega la maquiladora, se inicia con esos mismos índices bajos de aportación, pero la industria local empieza a conocer las necesidades de la industria maquiladora y ellos empiezan a proponer materias primas nacionales. Diez años más tarde, los chinos abastecen el 20% de las materias primas y tal vez 20 años más tarde, están controlando el 50% de los requerimientos de la maquiladora y ello se debe a los bajos costos que tienen.
Entonces la pregunta que vale la pena hacer ya en ese momento es ¿de quién es el negocio después de 20 años, de la industria maquiladora o de la industria china? Creo que el negocio ahora es de la industria china, ya que han logrado integrarse a la cadena productiva y agregar valor con industria nacional al producto terminado.
En México seguimos aportando el 3.5% de la materia prima y no salimos de ese nivel después de años, es decir, no añadimos valor al producto terminado y solamente somos mano de obra. Entonces, ¿Qué están haciendo en china para lograr eso?
Pero no solamente en la industria maquiladora vemos el poco valor agregado, también se puede observar en otros productos y México no es el único país con ese problema, donde se venden como materia prima y no como un producto de uso directo a un consumidor.
Un ejemplo claro es el cacao, un producto se exporta como materia prima y ninguna de las marcas internacionales de chocolate que existen hoy en día, es de origen mexicano o brasileño. Ese mismo problema lo tienen Costa de Marfil y Ghana, que juntos generan más del 50% de la producción mundial de cacao y las transnacionales que le dan el toque final son extranjeras y para ello, solamente debe ver las marcas que están en los exhibidores de las tiendas de autoservicio al pasar a realizar el pago de sus compras.
Otro claro problema es el petróleo, pero ese tema lo discutiremos en otra ocasión.
Jorge Luis García Alcaraz
Ingeniero Industrial y Maestro en Ciencias de la Ingeniería Industrial conDoctorados en Ingeniería Industrial; Ingeniería, Diseño de Producto y Procesos Industriales; Ciencias y Tecnología Industrial; Ingeniería Mecánica por la Universidad de Zaragoza (España) y Postdoctorado en Procesos de Manufactura.
Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores en el Nivel III e investiga el modelado de sistemas de producción. Recibió el premio estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación 2015.
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